Nos perdemos por Doñana, Mazagón, La Rábida y Moguer para llegar a su espléndida sierra de Aracena y Picos de Aroche, que esconde los pueblos más bonitos de la Península, pero sobre todo, el jamón ibérico de bellota más exclusivo del mundo. Es un paseo perfecto por a la imprescindible ruta del jamón en tiempo de montanera, la época del año en la que el cerdo ibérico aprovecha las bellotas caídas de las encinas, y que suele comenzar a principios de noviembre y terminar en abril.
Recorremos las dehesas más bellas, las sierras más ocultas, los pueblos más blancos y las playas más salvajes de nuestras costas. Entramos en tierra de senderismo, de arenales, de parques nacionales y naturales, de las puestas de sol más impresionantes de Europa, y de una gastronomía sensacional.
Doñana, el paraíso más rico de Europa

En Doñana hay que observar en silencio los ciervos en su hábitat de bosque mediterráneo
Sin lugar a dudas, el parque nacional de Doñana es un paraíso natural ideal que hay que explorar fuera de temporada. Aquí, las aves migratorias, que en esta época ya han cruzado Europa Central, se muestran en todo su esplendor y disfrutan de una de las zonas húmedas más importantes del planeta.
Este exclusivo territorio es reserva de la biosfera de la Unesco, zona de especial importancia para las aves, zona de especial conservación, forma parte de la lista verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y es patrimonio de la humanidad. Y, además, está reconocida con la Carta Europea de Turismo Sostenible.
Cualquier época es ideal para visitar la zona, pero en invierno, la presencia de miles de aves y el impresionante espectáculo de las ánades reunidas en el Cerro Ánsares la hace todavía más espectacular. Es tiempo de observar en silencio los ciervos en este bosque mediterráneo, su hábitat ideal.
Este paraíso terrenal de pinares, marismas, lagunas, alcornocales, dunas, bosques de ribera y humedales se puede recorrer a caballo, en dromedario o caminando, pero también, con reserva previa, en vehículo todoterreno, una actividad que se convierte en toda una aventura.

Las puestas de sol en Doñana son de las más bellas de Europa
En Doñana se esconde el desconocido palacio de las Marismillas, el lugar de veraneo de todos los presidentes nacionales y sus invitados, los mandatarios de medio mundo. Y muy cerca de las Marismillas no hay que perderse las chozas de La Plancha, donde vivían las familias que reforestaron la zona en el siglo XVIII.
Matalascañas y Mazagón, puro disfrute
Casi pegada a Doñana, la imponente playa de Matalascañas destila una brisa marina que, incluso fuera de temporada, calienta y la convierte en el mejor escenario para actividades al aire libre en una época sin turistas. De arena dorada y fina y agua cristalina, esconde uno de los secretos mejor guardados de la historia de la humanidad.

La desconocida playa de Mazagón ofrece el mejor lugar de desconexión, especialmente fuera de temporada
Porque Matalascañas se ha convertido en el yacimiento neandertal más antiguo del mundo, ya que bajo las arenas de la playa del Asperillo se han descubierto importantes huellas que refuerzan la teoría de que un grupo de ellos se asentaron en esta zona hace más de cien mil años. Así que nada mejor que pasear por sus más de cinco kilómetros de litoral, desde el parque nacional de Doñana hasta la playa Torre de la Higuera, y disfrutar de su generosa gastronomía y sus atardeceres, que la hacen irresistible.
Muy cerca se encuentra la menos conocida Mazagón, un enorme paraje natural que tomó cuerpo gracias a la pesca, a la agricultura, y a sus bosques y arenales, donde se comen las puntillitas y el cazón adobado más ricos del mundo. Y como no, un jamón ibérico sensacional. Aquí hallamos la playa del Parador, un paraje virgen en el que, entre el Atlántico y el bosque, se ubica el parador Colón, junto a un pino centenario de más de doce metros de altura.
La Rábida, las Carabelas, Palos de la Frontera y la inesperada Moguer

El monasterio de La Rábida tiene un bellísimo claustro mudéjar del siglo XV
Desde Mazagón se llega en nada al monasterio de La Rábida. Primero fue una fortaleza defensiva contra piratas, después perteneció a los templarios y, más tarde, según se cuenta, fue Francisco de Asís quien llegó a la zona y fundó un humilde monasterio.
La Rábida cobró importancia por las estancias de Cristóbal Colón y por su vinculación con el explorador Martín Alonso Pinzón. Hoy la ocupan ancianos franciscanos que la cuidan con esmero. Tiene un bellísimo claustro mudéjar del siglo XV, y una curiosa sala con veinticinco banderas que guarda a sus pies un cofre con tierra de cada país. Algo más al norte, se encuentra el muelle de las Carabelas, en cuya dársena amarran la Niña, la Pinta y la Nao Santa María, escenario en el que se recrea un mercado medieval.
Matalascañas conserva el yacimiento neandertal más antiguo del mundo
A poca distancia se ubica Moguer. Es una joya envuelta en luz y poesía que conserva intacta su magnífica arquitectura colonial de casas hidalgas de riquísimos ventanales, enormes zaguanes y frescos patios en torno a los que gira la vida. La localidad conserva el espíritu de la villa marinera que fue en el siglo XV, por sus bravos marineros que salieron de su puerto hacia lo desconocido.
Aunque, sobre todo, Moguer es esencia de Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura. Aquí encontramos la Casa-Museo Zenobia y Juan Ramón, un auténtico tesoro que conserva el mobiliario original, los objetos personales y las máquinas de escribir del poeta. Guarda también una gran biblioteca con cuatro mil libros repletos de anotaciones, y miles de legajos y manuscritos del literato.

El convento de San Francisco fue tras la desamortización casa de vecinos, escuela
En Moguer no puede pasarse por alto el convento de San Francisco, que tras la desamortización fue casa de vecinos, y escuela. Hoy es la sede del archivo histórico, que conserva documentos de los viajes de Cristóbal Colón y fondos que se remontan a 1481.
Muy cerca se ubica el monasterio de Santa Clara, del siglo XIV, que en su día acogía a las hijas de las familias más nobles e influyentes. Tanto es así, que Inés Enríquez, una de sus abadesas, era tía del rey Fernando el Católico.
La ruta del Jabugo no se reduce a un municipio, sino que comprende casi toda la sierra
Antes de abandonar la localidad hay que acercarse hasta el muelle de la Ribera. En él se construyó la carabela Niña, y fue lugar de desembarco de Colón y los hermanos Niño a su vuelta de América.
El parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, un pliegue del edén
Poniendo rumbo al norte, se encuentran las dehesas del parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, que son reserva de la biosfera. Aquí se respira romero, jara, tomillo y orégano y reina el buitre negro, con la mayor colonia de Europa. Observar a esta poderosa rapaz sobrevolar el cielo es todo un privilegio.

La sierra de Aracena y picos de Aroche está rodeada de encinas que alimentan a los famosos cerdos pata negra
El parque está rodeado de pueblos blancos y salpicados de encinas, castaños y robles que alimentan a los famosos cerdos de pata negra, de los que se obtiene el mejor jamón ibérico del mundo. La ruta del Jabugo no se reduce a un municipio, sino que comprende casi toda la sierra, que hoy es un proyecto rural colaborativo cuyo resultado es el jamón de bellota 100% ibérico.
Jabugo es el nombre reconocido por la Unión Europea, el que protege y certifica el origen y la calidad de los jamones y paletas de cerdos de raza ibérica, criados en libertad. La zona de elaboración de la DOP Jabugo, en el entorno de este parque natural, está compuesta por 31 municipios.
Aracena y Linares de la Sierra

Vista panorámica de Aracena
En este entorno hay que dejarse llevar, y sumergirse en la belleza de sus pueblos hasta llegar a Aracena, el corazón de la sierra. La localidad está cuajada de rincones mágicos, y sin duda, uno de ellos, en pleno casco urbano, es la gruta de las Maravillas, espectacular por sus formaciones, cuyas primeras referencias datan de 1850.
La gruta abrió al público en 1914 y desde entonces ha sido visitada por jefes de estado, artistas, e incluso por el rey Alfonso XIII, que la recorrió en dos ocasiones. Y no es para menos, porque es un complejo kárstico muy interesante, que destaca por la extensión de sus lagos de agua potable, pero, sobre todo, por la variedad de sus estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, cavernas y majestuosas banderolas.
Aracena hechiza por sus casas con tejado escarlata, sus iglesias, conventos, palacios, plazas y lavaderos
Aracena hechiza por sus casas con tejado escarlata, sus iglesias, conventos, palacios, plazas y lavaderos, pero también por el Museo Andalucía, uno de los más interesantes de España al aire libre. En la villa hay que entrar en la inacabada iglesia de la Asunción, en la de Santa Catalina y sentarse en la plaza del Marqués de Aracena por su agradable ambiente gastronómico y sus edificios novecentistas.
Las mejores vistas se disfrutan en el cerro donde se alzan el castillo y la emblemática prioral Nuestra Señora del Mayor Dolor. En la alcazaba se han encontrado restos de población andalusí y todavía pueden contemplarse sus moradas y también las dependencias de la fortaleza medieval.

La gruta de las Maravillas en Aracena es tan espectacular por sus formaciones como por su historia
Desde Aracena hay que dirigirse a Linares de la Sierra, para recorrer sus calles meticulosamente empedradas. Destacan los “llanos” que decoran el suelo de las entradas a las casas con unos vistosos motivos geométricos y florales que recuerdan a los mosaicos romanos. Su lavadero, su fuente y la iglesia de San Juan Bautista, de enormes dimensiones para una localidad tan pequeña, son toda una sorpresa.
A la excelencia de Jabugo y la pequeña Galaroza
A unos 20 kilómetros de Linares de la Sierra, y por una carretera preciosa, se llega a Jabugo. Una altitud de 700 metros, un clima suave y sus vientos del Atlántico lo convierten en un pueblo pata negra con un patrimonio gastronómico más atractivo que el monumental.
Jabugo tiene el mejor hábitat del planeta para la curación del jamón de bellota 100 % ibérico
Jabugo gira alrededor de la plaza del Jamón, el Ayuntamiento y la iglesia de San Miguel Arcángel, del siglo XVI. Pero, sobre todo, esta villa invita a la calma, al placer de detenerse en sus tabernas y bares para catar sus impresionantes tapas elaboras con jamón. Con más de 20 bodegas de jamón y paleta con DOP, Jabugo es el corazón del preciado ibérico.
Aquí hay que detenerse en la sede de la DOP Jabugo, ubicada en un emblemático edificio conocido popularmente como El Tiro. También merece una visita la magnífica bodega 5 Jotas, a la que solo se puede acceder con cita previa, porque la fama de su producto ha traspasado fronteras.

Jabugo cuenta con más de 20 bodegas de jamón y paleta con DOP bellota 100% Ibérico.
Y por último hay que recorrer la pequeña y desconocida Galaroza, el valle encantado, el lugar imprescindible por su famosa agua, su frondosa vegetación y su artesanía de madera. En Galaroza hay que recorrer el Rumor del Agua, uno de los senderos más bellos de la provincia.
Recomendaciones
Las playas. Antes de subir hacia el norte de la provincia, hay que disfrutar de los secretos mejor guardados de Huelva, sus aguas cristalinas, y sus largas playas. Con más de 120 kilómetros y 3.000 horas de sol al año, son un verdadero edén. La de Matalascañas es la más larga y también la más salvaje, con dunas que penetran cuatro kilómetros tierra adentro. En sus antiguas torres descansan los halcones peregrinos. La de Mazagón es una las más agrestes y está rodeada de espacios protegidos por su valor ecológico. En el norte, en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, es imprescindible recorrer la Umbría, tapizada de encinas, alcornoques, castaños y nogales, y en Linares de la Sierra, se impone una sesión de descanso en el hammam Linares y, cómo no, comprar jamón.
Dónde comer
En Mazagón. Barola: es el universo de las tapas, de las tortillitas de camarón, del secreto, cazón, de las tostas de jamón con base de salmorejo, de la gamba blanca de Huelva, y de la presa ibérica.
En Moguer. La Parrala: sirve un delicioso choco frito, espinacas con garbanzos, revuelto campero con jamón, y solomillo de cerdo ibérico a la plancha.
En Aracena. Casas: con 80 años de tradición, ofrece las mejores carnes ibéricas preparadas de mil maneras.
En Aracena. Huerto Nun: está ubicado en el huerto de las monjas del hotel Convento de Aracena y es imprescindible degustar el secreto ibérico relleno de foie, setas y salsa de vino dulce con castañas.
En Linares de la Sierra. Los Arrieros: es toda una sorpresa en el centro del parque natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche. La carne ibérica es la reina, pero los productos del campo, como el revuelto de setas del terreno, no se quedan atrás. Más que recomendable es el menú degustación “ruta de Jabugo”
Dónde dormir
En Mazagón. El parador Cristóbal Colón tiene una ubicación excepcional en medio de un bosque, frente al océano y sus playas casi vírgenes, y muy cerca de Doñana. Tiene una piscina asomada al mar y acceso a la playa.
En Aracena. El Convento de Aracena & Spa, a los pies del castillo de Aracena, es un hermoso convento del siglo XVII con piscina y una gastronomía de 10.