El viajero que visita Londres se ve inmerso en la actividad frenética de la gran ciudad, bulliciosa y vital. Pero a media hora de metro se encuentra uno de los paraísos más queridos por los londinenses. Un jardín botánico inmenso, con una larga historia, y que ofrece una colección amplísima de la flora de todo el planeta. Son los Kew Gardens, un destino que vale la pena, se tenga o no se tenga afición botánica.
Kew Gardens es un jardín botánico de más de 120 hectáreas, y que reúne más de 50.000 plantas. Es uno de los más extensos e importantes del mundo, y alberga enormes colecciones de plantas vivas, así como de especímenes secos en su archivo, ya que, además, el jardín tiene una parte muy activa en investigación científica y cuenta con uno de los bancos de semillas más relevantes del planeta.
El real jardín botánico de Kew Gardens está en Richmond y fue declarado patrimonio de la humanidad en 2003
El real jardín botánico de Kew Gardens está en Richmond, en el suroeste de Londres, y fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2003. Tanto si se visita en invierno o en otoño, con frío o nieve, o en primavera o verano, con más calor, es una visita que merece la pena para pasar el día entero, haciendo pícnic en los paseos entre árboles o en alguna de sus cafeterías y admirando la belleza de la naturaleza.
Invernaderos y pabellones históricos
Una parte muy importante del encanto de estos jardines es que las diferentes especies se reparten, además de en los espacios al aire libre, en diversos pabellones históricos que dan testimonio de todo el bagaje del lugar. Invernaderos con estructuras de hierro blanco y escaleras románticas por las que se enfilan plantas trepadoras, como la Palm House o la Temperate House, la Casa de los Nenúfares, pabellones dedicados a todo el abanico de plantas que habitan el desierto, o el herbario son algunos de los escenarios de lujo para presentar las diversas especies.

El palacio real de Kew recuerda las casas de los Países Bajos
La Palm House fue la primera gran estructura de hierro fundido que se edificó en Inglaterra, y le siguió la Temperate House, que es el doble de grande, y es la mayor estructura victoriana de hierro y cristal que existe.
Además, otros monumentos completan el conjunto como si el jardín fuera por sí mismo una inmensa postal. La pagoda de diez pisos que el rey George III mandó construir imitando el estilo chino se alza imponente al final de un paseo arbolado. El palacio real de Kew, llamado entonces la Dutch House por su estilo arquitectónico que recuerda las casas de los Países Bajos, es la más pequeña de las residencias reales británicas y fue utilizada como guardería para los infantes reales. El palacio fue donado al pueblo por la reina Victoria en 1837.
El origen de los jardines se remonta al 1772, cuando los terrenos reales de Richmond se unieron a los de Kew y George III mandó construir algunos edificios en la propiedad y enriquecer la colección de plantas. En 1840 fueron integrados como jardines botánicos nacionales y es la fecha oficial de su inauguración.
Kew se convirtió en la corte veraniega de los príncipes de Gales, que fueron ocupando o construyendo los sucesivos edificios que aún perviven como lugar de residencia, como la imponente White House, o de ocio y relajación, como la Orangerie. En línea con el espíritu de la época, se contrataban los servicios de arquitectos y paisajistas para diseñar paseos con diferentes perspectivas, fuentes, templetes y pequeños edificios para decorar el conjunto arbolado.
Viaje alrededor del planeta

Kew Gardens tiene numerosos rincones en los que perderse
El visitante puede pasear por todo el recinto en lo que se presenta como un viaje alrededor del mundo, ya que se pueden admirar especies provenientes de todo el planeta y todos los ecosistemas.
La Palm House es uno de los edificios más icónicos del parque. Sus formas curvilíneas de cristal se construyeron inspirándose en las técnicas de construcción de barcos. Acoge miles de especies de palmeras y plantas de países de todo el planeta, desde Nueva Zelanda hasta el Mediterráneo.
La Temperate House acoge más de 1.200 especies de Asia, Australasia, América y África. Son plantas de clima temperado, es decir, que necesitan estar a temperaturas de como mínimo unos 10 grados centígrados y nunca por debajo de las temperaturas de heladas. Muchas de estas especies están en peligro de extinción en sus propios países de origen y proceden de lugares tan remotos como el archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico Sur.
Cactus y nenúfares

Water Lily House es un lugar donde se pueden observar centenares de nenúfares de todos los tamaños
El invernadero Princesa de Gales, inaugurado en 1987, comprende diez zonas climáticas diferentes, desde los trópicos secos y los trópicos húmedos hasta ocho microclimas más pequeños. Aquí se pueden admirar desde cactus de todos los desiertos del mundo hasta plantas carnívoras.
Es el tercer mayor invernadero del jardín, por cierto, inaugurado por la princesa Diana en conmemoración de la relación que tuvo su antecesora Augusta, princesa de Gales, con Kew. En 1985, en los cimientos de la obra de este invernadero, el naturalista David Attenborough enterró una cápsula del tiempo que contiene semillas de diversas especies en peligro. Se desenterrará en el año 2085 y se sabrá si muchas de esas especies ya se han convertido en extintas o raras.
En el invernadero de la Princesa de Gales se pueden admirar desde cactus a plantas carnívoras
El invernadero, más recientemente construido, data de 2006 y es un edificio que combina arquitectura moderna con alta tecnología y que acoge especies alpinas.
La Water Lily House, o Casa de los Nenúfares, es un espacio donde se reúnen centenares de nenúfares de todos los tamaños. Uno casi espera ver salir de debajo de uno la cabecita de un elfo, aunque debería vivir en los más grandes: aquí también se puede admirar el nenúfar más pequeño del mundo, una especie descubierta en 1987 y cuyas hojas solo tienen un centímetro de diámetro. Los botánicos salvaron la planta de la extinción, cultivándola a partir de semillas.
Plantas estrella

Los nenúfares de los jardines de Kew son todo un espectáculo, en especial la 'Victoria Amazónica'
Algunas de las plantas que se pueden ver en este jardín son verdaderas estrellas en su especie. Destacan, por ejemplo, una enorme cícada del jurásico que llegó a Kew en 1775, procedente de uno de los viajes del capitán Cook desde Sudáfrica. Se considera la planta en maceta más antigua del mundo y está alojada en la Palm House.
El nenúfar gigante Victoria Amazónica es también una de las estrellas. Sus flores se abren con la puesta de sol y se vuelven a cerrar por la mañana, pasando del blanco al rosa.
A lo largo del año se ofrecen diferentes exposiciones temporales de artistas y actividades temáticas
Es muy importante también el enorme ejemplar de Titan Arum, una planta que crece en la selva de Sumatra. El nombre científico es Amorphophallus titanum, ya que la flor se asemeja a un falo. Se le llama también la “flor cadáver” por el tremendo olor nauseabundo que desprende. Pero, como todo en la naturaleza, tiene una razón: sus polinizadores son insectos que se alimentan de animales muertos, con lo que la planta imita el olor de carne en descomposición para atraerlos.
Esta planta se puede encontrar también en algunos otros jardines botánicos y cuando llega su floración siempre es motivo de celebración: hay ejemplares que florecen cada cuatro o cinco años, pero lo más habitual es que florezcan una vez cada diez años. Y la inmensa flor se marchita unas 48 horas después de abrirse.

Ejemplar de Titan Arum, también conocida como “flor cadáver” por su aroma peculiar
El arboreto, el bosque de bambú, el jardín comestible o los jardines japoneses (con colección de bonsáis incluida) son algunos de los múltiples recorridos que se pueden realizar en este inmenso parque. Además, a lo largo del año se ofrecen diferentes exposiciones temporales de artistas, y actividades temáticas, como el festival de orquídeas. Más allá de la exposición botánica en sí, el paseo por los bosques que rodean el jardín es una delicia y permite disfrutar de la actividad de ardillas y zorros en busca de comida rápida. Asimismo, una pasarela para caminar por la copa de los árboles y admirar las vistas añade diversión.
Bombas, tempestades y cerveza
Como todo Londres, Kew Gardens también sufrió los daños provocados durante la Segunda Guerra Mundial. En el Blitz, cayeron unos 30 explosivos de gran potencia sobre los jardines, provocando daños en la Casa de las Palmeras, la Casa de los Nenúfares, la Casa Templada y el herbario.
Pero peor lo pasó Kew durante la gran tormenta de 1987 que azotó Reino Unido, el norte de Francia y las islas del canal de la Mancha con vientos huracanados y fuertes lluvias. El jardín perdió cientos de árboles, algunos muy antiguos.
Por cierto, si al final de la visita está cansado después del largo día y le apetece una buena cerveza, la estación de metro de Kew Gardens es la única parada de la red subterránea de Londres que tiene su propio pub. Anteriormente, se llamaba The Railway, pero fue reabierto en 2013 con el nombre de The Tap on the Line. Los edificios de la estación son también grandes ejemplos de la arquitectura victoriana del ferrocarril.