Si bien en invierno ducharnos puede ser algo tedioso o perezoso, hay partes del mundo donde asearse es toda una aventura. La vida en Yakutia (Siberia), el lugar habitado más frío del planeta, no es fácil. Las temperaturas mínimas en la estación fría llegan a la impresionante cifra de -71ºC. Un número que hace de las tareas domésticas más simples, procesos de lo más largos y duros.
“En esta región sin agua corriente, dedicamos el fin de semana a la colada y al aseo personal en las casas de baños de madera, la única opción para mantener la higiene”, cuenta Kiun B, lugareña de la ciudad y youtuber dedicada a compartir la vida diaria de los habitantes de Yakutia. Gracias a su perfil en la plataforma, podemos saber más acerca de las costumbres de esta región recóndita del planeta.
Cinco horas
Ducharse: un largo proceso
En Yakutia los baños tal y como los conocemos no son una opción. Cada casa tiene una cabaña de madera que calientan con antelación para poder ducharse con agua de la nieve. Aunque, no lo hacen cada día -el proceso es demasiado largo-. El aseo lo reservan a una o dos veces a la semana.
Vídeo de Kiun B
Kiun B, para explicar el procedimiento, sigue de cerca a una familia de la ciudad. “Para que estas casas de baños estén a la temperatura adecuada, Stanislav y su hijo Dulustán deben comenzar a calentarla con horas de antelación. Tardan hasta cinco horas y requieren mucha leña para mantener ese calor. La ducha funciona con estufas de leña y la sala de vapor puede alcanzar hasta 70 grados centígrados o más”, cuenta la siberiana en el vídeo.
Vídeo de Kiun B, habitantes de Yakutia recogiendo nieve para la estufa y la colada
“Como el proceso es tan largo, la mayoría de vecinos solo puede ducharse una o dos veces por semana. Mientras la casa se va calentando lentamente, Stanislav y Dulustán recogen agua derritiendo nieve del jardín, suficiente para lavarse ellos y también para hacer la colada”, explica.
Vídeo de Kiun B, habitante de Yakutia calentando la estufa
Después de horas calentando la casa de baños hasta alcanzar los 70 grados, Stanislav y Dulustán se relajan en el calor de la sala de vapor. “Afuera, la temperatura puede bajar hasta los -50 °C, es decir, 120 grados menos”, asegura.
Al tener la cabaña de madera fuera de la propia casa, la familia debe regresar al hogar exponiéndose a las bajas temperaturas. “Esta transición brusca entre calor y frío se cree que aporta beneficios a la salud, como mejorar la circulación y revitalizar el cuerpo”, cuenta Kiun. Para acabar con el procedimiento de la ducha, se limpian con agua de nieve derretida y jabón para eliminar el sudor.
Vídeo de Kiun B, habitantes de Yakutia duchándose
Con agua de la nieve
Cómo hacer la colada a -71ºC
“Una vez la casa de baños está lista y el agua ha sido recogida, Sinaida, la esposa de Stanislav, y su hija Julia, de 16 años, se disponen a hacer la colada semanal”, cuenta Kiun B acerca de cómo lavan la ropa. “Cada domingo lavan a mano la ropa de toda la familia con el agua de nieve que los hombres han traído del jardín. En una familia numerosa hay mucha ropa que lavar, pero madre e hija colaboran diligentemente para asegurarse de que todos tengan ropa limpia y fresca para la nueva semana”, afirma la lugareña.
Las temperaturas extremas congelan las tuberías y hacen inviables los retretes interiores sin desagüe
Mientras hacen la colada, Dulustán colabora en otra tarea esencial: calentar la casa.“ Los inviernos de Yakutia obligan a alimentar la estufa de leña dos o incluso tres veces al día durante nueve meses al año”, cuenta.
Kiun B también explica cómo van al baño los habitantes de esta región de Siberia. “Cuando la casa empieza a estar caliente, Dulustán aprovecha para ir al retrete exterior, un pequeño cobertizo sobre una fosa. Aunque pueda parecer poco práctico, en realidad es más higiénico, ya que las temperaturas extremas congelarían las tuberías y harían inviables los retretes interiores sin desagüe”, relata en su perfil de Youtube.
Vídeo de Kiun B, habitantes de Yakutia recogiendo la ropa congelada
“Una vez la ropa está lavada, Sinaida y Julia la cuelgan fuera, en el jardín, para que se seque al aire gélido. Es un método tradicional que ayuda a eliminar los gérmenes y deja la ropa crujiente y fresca”, cuenta.
