Pocos viajeros son tan célebres como Sissi, una emperatriz bien distinta a la que presentó Hollywood. En realidad, Isabel de Baviera jamás amó a su esposo y odiaba la Viena imperial. Por ello emprendía largos viajes que le alejaran de su marido y de sus obligaciones. Y en una de esas travesías por Europa llegó a Amsterdam, eligiendo para alojarse el hotel más elegante y también el más antiguo de la ciudad, el actual Tivoli Doelen Amsterdam.
Elegante vestíbulo del hotel Tivoli en Amsterdam
Ahí ocupó la habitación 002, a la cual accedía desde un embarcadero particular. ¡Las malas lenguas hablan de un amante en la ciudad! Eso está sin confirmar, aunque sí se sabe que durante su estancia reservó cuarenta habitaciones para su personal y, sobre todo, para el equipaje. La estancia todavía se recuerda en el hotel ya que su suite sigue siendo la mejor de las 81 habitaciones del establecimiento.
Hasta 14 categorías de habitación
Al tratarse de un edificio histórico y protegido como patrimonio nacional, el hotel debe respetar la estructura espacial del inmueble. Por ese motivo posee un amplio abanico de posibilidades en cuanto a la categoría de las habitaciones. Y si bien, todas tienen la calidad propia de un establecimiento de lujo, es cierto que aquellas que dispone de terraza y de vistas a los canales son las más cotizadas.
Además de Sissi, muchas otras personalidades de varias épocas han pernoctado en este hotel de cinco estrellas. Hasta The Beatles pasaron aquí unas noches, o más bien unas mañanas recuperándose. No obstante, si ha habido un huésped ilustre y duradero, ese ha sido un cuadro. Ni más ni menos que el enorme lienzo de La ronda de noche creado por Rembrandt.
El talentoso pintor del barroco vivía a pocos canales de aquí y acudió en 1639 para realizar un encargo. El Tivoli Doelen Amsterdam por entonces era el Kloveniersdoelen. O sea, un cuartel donde las milicias formadas por personajes acaudalados de los Países Bajos se reunían, alojaban y celebraban festines. Y a Rembrandt le pidieron decorar uno de sus salones. ¡Aquella sería su obra cumbre!
Réplica del cuadro 'La ronda de noche' de Rembrandt en la suite 105
Tardó tres años, pero por fin se colgó aquí en 1642. Aunque por entonces nadie imaginó que unas cuantas décadas después se lo llevarían al Ayuntamiento, donde por cierto no cabía entero. Así que lo recortaron para acoplarlo a su nueva ubicación.
Quién desee ver el cuadro original ahora, deberá acudir al Rijksmuseum. Pero el Tivoli Doelen Amsterdam posee una réplica a tamaño real en la suite 105. En realidad, abundan los homenajes al más famoso de los artistas neerlandeses por todo el hotel.
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Por ejemplo, las habitaciones se indican con un rostro pintado por Rembrandt. Así como se programan talleres guiados por un experto para descubrir cómo trabajaba el genio.
Incluso los famosos aperitivos del Tivoli en los que la clientela sociabiliza cada tarde invocan a Rembrandt. ¿Cómo? Gracias a la Jenever, la histórica ginebra local y una tostada con arenques, la favorita del pintor.
Salón del restaurante Omber
No acaban aquí los vínculos con el creador barroco. Los huéspedes disponen de un pase preferente a la vecina Casa de Rembrandt. Por no mencionar Omber, el restaurante del hotel. Su nombre ya es una declaración de intenciones, ya que “omber” fue uno de los pocos colores que aparecían en la paleta de Rembrandt.
Un chef español
A los mandos del restaurante está el chef andaluz José Juan Arias Senes que se ha empapado del arte de Rembrandt y de la herencia culinaria neerlandesa. A eso le suma su formación contemporánea y cosmopolita. Y el resultado son platos tan audaces como sorprendentes.
Y es que la carta del restaurante se inspira en su pintura, su luz, texturas y tonos, todo materializado con productos de temporada y lo más locales posibles. Así que cada plato del Omber se come, pero también se admira como una suculenta obra de arte.
A ello ayuda el ambiente del comedor, convertido en un fabuloso mirador al canal Kloveniersburgwal. Es como sumergirse a lo más glamuroso de otros tiempos.
Todo el hotel es así. Desde su vestíbulo dominado por el terciopelo y el mármol hasta la elegante escalinata central. Y por supuesto esa sensación de confort y elegancia se siente en las habitaciones donde la decoración clásica se envuelve con la comodidad del siglo XXI. Algo realmente admirable para un hotel que remonta sus orígenes a los primeros compases del siglo XVI.
En pleno centro
Por los canales de Amsterdam
El hotel se halla entre las aguas del río Amstel y el canal Kloveniersburgwal. Un enclave perfecto para emprender un recorrido acuático por los canales de Amsterdam. Una de las actividades más demandadas por los huéspedes el Tivoli Doelen.
La Casa de Rembrandt
A unos 5 minutos se encuentra el Museo de Rembrandt, ubicado en la que fue la casa del pintor. Ahí no solo vivió durante años con sus distintas mujeres, también se convirtió en su lugar de trabajo y el sitio donde creó una colección de cuadros y objetos de lo más curiosos.