“Miami no es una ciudad, es un estado de ánimo”. Convertida ya en expresión popular, esta máxima sin autor conocido resume en exactamente una decena de vocablos la atmósfera de una urbe vibrante y ecléctica. Ese Miami poliédrico de sensibilidades, orígenes y manifestaciones distintas: el de la música caribeña y la arquitectura art déco; el del diseño, la moda y el arte vanguardistas; el de los cuerpos tostándose al sol frente a un océano deslumbrante; el de la gastronomía de fusión; el del exhibicionismo y la excentricidad; el del lujo y la estética hortera; el de las socialités y la inmigración y, por supuesto, el de la tolerancia.
Existen pocas ciudades en el planeta que combinen tal disparidad de conceptos y que despierten tanta pasión. A Miami se le ama o se le odia; no hay término medio.

Rubell Museum expone obras de la colección de Don y Mera Rubell
Hay quienes se empeñan en compararla con grandes capitales estadounidenses como Nueva York o Los Ángeles, pero cualquier símil es simplemente estéril. Miami se ha reinventado en los últimos tiempos como ninguna otra ciudad, convertida en un hervidero cultural y artístico. Art Basel Miami Beach, la gran feria del arte que aterrizó en Florida en los primeros años del siglo XXI y se ha hecho hueco en el panorama internacional, ha sido punta de lanza de un sinfín de proyectos innovadores.
Wynwood -el distrito de arte urbano-, Superblue Miami, Rubell Museum, Miami Design District -un vecindario que va mucho más allá de la moda- conviven con galerías, muestras y exhibiciones temporales, con un toque en el que sobresale la creación latinoamericana.
Sin embargo, la gran carta de presentación de la ciudad al mundo continúa siendo el Art Déco Historic District, los escasos dos kilómetros y medio que se extienden entre la calle 5 y la 21, a lo largo de Ocean Drive, Collins Avenue y Washington Avenue-, en South Beach. Los centenares de fachadas blancas, colores brillantes y tonos pastel, muchos de ellos hoteles históricos que al caer la noche renacen iluminados con luces de neón ente locales y clubs de moda.
4.835 de Collins Avenue
En el norte de South Beach, a poco más de diez minutos de la animada vida nocturna del distrito histórico, reina la tranquilidad. Frente al mar, en el 4.835 de Collins Avenue, el Grand Beach Hotel Miami Beach emerge como un salvavidas para quienes se inclinan por una estancia reposada.

Imagen aérea del Grand Beach Hotel Miami Beach
Es el contrapunto ideal: la noche y el día; un oasis sofisticado con acceso directo a la playa, refugio para quienes buscan relajarse sin perder el pulso de la ciudad.
Lo suficientemente cercano para realizar incursiones gastro a nuevos locales como Aviv, sin abandonar Collins Avenue, y sumergirse en un viaje a la cocina más auténtica de Oriente Medio. O acercarse hasta The Joyce y al The Window at The Joyce, dos experiencias orquestadas por el chef James Taylor que comparten espacio en la histórica Española Way. O tomar una copa en MILA Lounge, a donde se acercan las gentes de South Beach para disfrutar de una noche con estilo, o vivir la experiencia de una discoteca de día, a pleno sol, en Nikki Beach.

Las habitaciones y suites tienen espectaculares vistas sobre el océano
Inaugurado en 2009 y completamente renovado en 2018, el Grand Beach Hotel Miami Beach es un establecimiento de 430 habitaciones y suites con vistas privilegiadas sobre el océano Atlántico y Biscayne Bay. De tonos suaves, diseño contemporáneo y lujo tranquilo, destila el ambiente tropical del sur de Florida.
Con un cóctel en la mano, tumbados en una hamaca sobre la arena, junto a una de sus piscinas frente al mar o en un jacuzzi a pie de playa, la desconexión es total. Más relajante aún es la azotea de la séptima planta, con piscina y jacuzzis adults only, un espacio de mayor privacidad en el que vivir en primera persona los atardeceres de Miami acompañados de música suave.
El punto gastro lo aporta el Chez Gastón, un restaurante inspirado en la cocina francesa que fusiona los sabores latinoamericanos, toda una metáfora de la amalgama de culturas que caracteriza a la ciudad.