El probable que al ojear el titular que encabeza este artículo, más de un lector haya experimentado una cierta sorpresa. A estas alturas del siglo XXI, el confort y el lujo suelen asociarse a las últimas tecnologías, por lo que descubrir que el alumbrado de un establecimiento tiene a las velas como protagonistas puede parecer que entra en contradicción con la exclusividad. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Escondido en el casco histórico de Al Ula, un antiguo oasis saudí salpicado de palmeras y rodeado de pozos que en su día fue sitio de paso de la ruta del incienso, el Dar Tantora the House Hotel ofrece un viaje inmersivo al pasado; una experiencia que permite conectar con uno de los patrimonios culturales más ricos de Arabia.
El hotel es una recreación fiel de un pueblo tradicional saudí;
La ruta del incienso, la gran red comercial que conectaba históricamente las regiones productoras del sur de la península Arábiga -hoy Yemen y Omán- con el Mediterráneo, Egipto y Mesopotamia, ha sido también una encrucijada de culturas. Por este motivo, Al Ula ha albergado y alimentado a miles de comerciantes, peregrinos y viajeros que han dejado una huella presente en sus construcciones.
El hotel, que abrió sus puertas a principios de 2024, es el único establecimiento del casco antiguo. Ocupa un laberinto de dars -las tradicionales casas de adobe y piedra centenarias- con techos de caña, rodeado por un fuerte del siglo X restaurado por un equipo dirigido por Shahira Fahmy. La prestigiosa arquitecta egipcia confió el proyecto a artesanos locales, que llevaron a cabo un meticuloso trabajo utilizando las técnicas de construcción originarias de la zona.
El hotel, que abrió sus puertas a principios de 2024, ocupa un laberinto de 'dars', las tradicionales casas de adobe y piedra
El resultado es una recreación fiel de un pueblo tradicional saudí; un establecimiento de bajo impacto ambiental y sostenible único en el mundo. Y es que, los 30 dars fueron reconvertidos en 30 habitaciones y suites, a la vez que se adaptaban los sistemas de riego y de ventilación originales, minimizando el consumo energético, y se optaba por una iluminación poco convencional.
El nombre y la distribución de Dar Tantora tiene su origen en el tantora, el reloj de sol árabe de Al Ula que durante siglos marcó el paso del tiempo de la localidad y el cambio de estaciones. Este concepto de luz y oscuridad ha condicionado el diseño del establecimiento, en sintonía con el cambio de estaciones y la regulación de la temperatura.
A la luz de las velas
Interior del Dar Tantora the House Hotel
Al caer la noche, la magia se apodera del Dar Tantora. Es cuando el personal enciende más de 1.800 velas y farolillos para alumbrar las zonas comunes, pasillos y habitaciones. Las tonalidades ocres y de terracota dejan paso a colores tenues que aportan un toque de intimidad y romanticismo singular en todos los espacios.
La tranquilidad invade cada rincón al baile de la luz suave y cálida de las candelas que se proyectan en sus paredes irregulares. Sus reflejos parpadeando evocan y transportan en medio del silencio al pasado; a estas mismas viviendas árabes ocupadas durante siglos.
Así es el hotel
En el Dar Tantora cada habitación es única
No hay dos habitaciones iguales. Algunas cuentan con antiguos murales simbólicos realizados con pigmentos naturales; otras con distintos pisos, con sofás cama en la azotea desde donde es posible contemplar las estrellas -el cielo de la localidad es especialmente oscuro-, mientras que otras lucen espléndidas salas interiores... Pero todas ellas atesoran impresionantes puertas de madera talladas.
La decoración se adapta a la perfección a cada espacio. Coloridas alfombras orgánicas, pufs de fibras naturales, muebles livianos, jarrones de cerámica y otros objetos embellecen todas las estancias, incluidas las habitaciones. En estas últimas, el único guiño a la modernidad son un discreto enchufe para cargar los dispositivos. Y, cómo no, los baños, que disponen de iluminación eléctrica y de todas las comodidades que uno puede esperar de un hotel de lujo en pleno siglo XXI.
Si alguien se pregunta si el hotel dispone de acceso a la red, la respuesta es sí. En toda la propiedad hay wifi, lo que permite comunicarse a través de WhatsApp en cualquier momento con los mayordomos.
Un sinfín de experiencias
Alojarse en Dar Tantora permite también disfrutar de mil y una experiencias, sea en la extraordinaria piscina infinita, el gimnasio, el estudio de yoga y meditación, el spa o el restaurante. En este último caso, el Joontos es un templo gastronómico que fusiona cocina árabe local y moderna de la mano de Jaume Puigdengolas, un chef catalán que tiene en su haber una estrella Michelin. Los amantes de lo dulce tienen una cita en la cafetería Al Maqha, situada en la azotea, donde se sirven bebidas y postres con vistas al casco antiguo.
Los huéspedes pueden optar entre un gran número de experiencias durante su estancia
El Dalila Spa es uno de los rincones más exclusivos y relajantes. Ofrece tratamientos, masajes y terapias corporales y faciales a la luz de las velas utilizando productos naturales de la zona. Un pequeño gimnasio y un terrado para yoga, estiramientos y meditación complementan la propuesta para el cuidado del cuerpo.
El hotel tiene una sensibilidad especial con todos aquellos aspectos relacionados con la cultura, por lo que brinda la oportunidad a los huéspedes de sumergirse en la tradición local a través de numerosos talleres y actividades no solo en el propio establecimiento, sino también en espacios de la comunidad. Las experiencias abrazan temáticas de lo más diverso: desde belleza árabe, con talleres de gena, a paseos guiados por el casco antiguo y el valle circundante, clases de caligrafía, cerámica y grabado, o inmersiones literarias de la mano de expertos.
Sin embargo, si algo llama especialmente la atención de los huéspedes es el encendido de velas. Cada día, al anochecer, se concentran en la plaza Dar Tantora muchos de ellos para contemplar una viaja tradición convertida hoy en espectáculo.


