Las dunas son el escenario de la danza del sol que se despide y la luna que nace en el horizonte. La noche se celebra con sabor a cordero, raciones de dátiles y guarniciones de humus, entre otros manjares, todo aderezado con música oriental, maquillajes de henna y espectáculos de fuego. El hambre nace de la adrenalina liberada durante una experiencia en todoterreno: en el desierto de Al Khatim, las tradicionales caravanas de camellos han dejado paso a las filas de 4x4 que desafían las colinas movedizas de arena, como alegoría de esa modernidad vertiginosa a la que se han lanzado emiratos como Abu Dhabi.
La mezquita Sheikh Zayed de Abu Dabi es una de las atracciones turísticas de los Emiratos Árabes Unidos
Sin prisas y sin calor, la magia de las noches se despliega durante la cena en una especie de pequeño oasis. Sin las acrobacias en las dunas, a la vuelta hacia el barco MSC Euribia, con el que surcamos las aguas del Golfo Pérsico fuera de la temporada de más calor, el desierto parece menos lejano de Abu Dhabi. En estos pequeños países de la península arábiga de clima exigente se vive mucho de noche y los neones y las luces de los rascacielos simbolizan la transformación de la riqueza petrolera, verdadero motor de Abu Dhabi y de los Emiratos Árabes Unidos. Por eso el viaje a bordo del Euribia tiene el valor añadido de que el transatlántico duerme en puerto dos de las siete noches del circuito, una en Abu Dhabi y otra en Dubai, en lugar de zarpar a media tarde como es lo habitual. Es el crucero de los atardeceres y de las noches gastronómicas y de compras, más ahora en pleno Ramadán.
El espacio museístico del Louvre de Abu Dab es también una plaza pública en la que disfrutar de los atardeceres
El barco traza una ruta circular con inicio y fin en Qatar. La terminal en Doha queda justo enfrente del estadio 974, número que hace referencia a los contenedores marítimos que se utilizaron para su construcción. Era un recinto de quita y pon, tenía que desmontarse al final del Mundial del 2022, pero sigue en pie, como encarnación del sueño que fue para un país con un territorio similar al de Asturias organizar la mayor fiesta del fútbol mundial. Ese acontecimiento fue la mejor campaña de publicidad para un destino que intenta abrirse al turismo y que cada década intenta incorporar nuevas atracciones. Una vez consolidado el mini Manhattan en la Cornisa, el paseo marítimo principal, ha sido renovado el Museo Nacional, un gran proyecto de Jean Nouvel que reproduce la silueta irregular de la rosa del desierto, la roca que de cristales de yeso que va tomando forma con la arena, el viento y el tiempo.
En estos países árabes de clima exigente se vive mucho de noche y los neones y las luces de los rascacielos simbolizan la transformación de la riqueza petrolera
El MSC Euribia es un barco de última generación que en 2023 fue el primero en realizar un viaje de cero emisiones netas de la industria de los cruceros. Además, navega casi en silencio, apenas se percibe movimiento cuando zarpa. Las olas se ven diminutas e inofensivas desde el balcón del camarote y en la travesía hasta Bahrein, primera parada del itinerario, la oscuridad se rompe en la lontananza por columnas de fuego que parece que salieran de las entrañas del mar. Son esos pozos petrolíferos los que han transformado esa tierra baldía, esos pueblos de cultivadores de perlas y pescadores en rascacielos y magnates de negocios de vocación universal.
Jean Nouvel, el arquitecto francés que también firmó la obra del Louvre de Abu Dabi, se inspiró en los intrincados cristales de la rosa del desierto para el nuevo Museo Nacional de Qatar
Bahrein, conocida hace tiempo como la Suiza de Oriente Medio, ejemplifica a la perfección esa transición de las casas con los ingeniosos sistemas de refrigerado llamados torres de viento a los rascacielos, de la delicadeza de los trabajos en madera de teca de las casas de Al-Muharraq, la antigua capital, que fue parte del imperio seléucida, a las atalayas de cristal y acero que dominan el paisaje de Manama, la nueva capital, de las ruinas ajardinadas de la fortaleza portuguesa al circuito de Fórmula 1. Bahrein, una isla vergel donde la tradición situaba el jardín del Edén, se ha subido a la competición de modernidad de los países del Golfo pero exhibe orgulloso su pasado en el Museo Nacional, con representaciones de los niños cantores para desear suerte en el peregrinaje a la Meca o los salones donde se bebía té y se fumaba shisha.
Bahrein, una isla vergel donde la tradición situaba el jardín del Edén, se ha subido a la competición de modernidad de los países del Golfo pero exhibe orgullosa su pasado
El segundo crepúsculo inolvidable del viaje ocurrió en los manglares de Ras al Jaimah, uno de los menos conocidos de los siete que integran los Emiratos Árabes Unidos, gobernados por el jeque de Abu Dhabi y dirigidos hacia el futuro de la prosperidad más allá del petróleo por el jeque de Dubai. Sucedió tras una tarde en la Casa de las Perlas, donde se cuenta cómo ha cambiado una profesión de buzos que se jugaban la vida en cada zambullida para intentar encontrar una dana, la perla más preciosa y perfecta, a otra que aplica métodos científicos sin más riesgo que la mala o la buena suerte, pues solamente un 3% de las joyas cultivadas en el mar acaba prosperando.
Portal de bienvenida a los manglares de Ras al Jaimah, donde se cultivan las codiciadas perlas del Golfo Pérsico
Allá en medio de esa bahía interior, rodeada de pueblos costeros, con las montañas Hajar de fondo, en la frontera con Omán, tan escarpadas como yermas, donde se ha instalado la tirolina más larga del mundo, de casi tres kilómetros de largo y un desnivel máximo de 1.000 metros, allá se extinguía la luz del día cuando los muecines de las mezquitas, esparcidas en todas direcciones, empezaron a llamar a la oración y dieron permiso para empezar el iftar, la comida que pone fin al día de ayuno durante el Ramadán y que se celebra en comunidad. Nosotros la compartimos entre perlas y sueños de futuro de estos emiratos que han sabido convertirse en un reclamo turístico en las últimas décadas.
El MSC Euribia tiene 19 cubiertas y dispone de 2.419 camarotes
Cómo llegar
Una ruta de siete noches y ocho días
MSC ofrece un crucero de ocho días visitando con opciones de embarque en Doha, Dubái y Abu Dabi y visitas también a Bahréin y Ras al Jaimah, de otoño a primavera.
El transatlántico Euribia tiene 19 cubiertas y 2.419 camarotes, incluidos los 103 de lujo del Yatch Club. Cuenta con cuatro piscinas, parque acuático, karaoke, teatro, spa, simulador de F-1, bolera, y un club e instalaciones para niños. Dispone de un bufet abierto 20 horas al día, cuatro restaurantes principales y otros cinco de especialidad. Imperdible el show de los cocineros en el Kaito Teppanyaki.
La torres Jalifa y la línea de rascacielos de Dubái vistos desde el cercano desierto
Golfo Pérsico
Los imprescindibles
Para tener una idea de la historia y la transicion económica de Bharéin es recomendable visitar el Museo Nacional, la antigua fortaleza portuguesa y la zona de rascacielos de Manama, además de recorrer el zoco tradicional, con sus tiendas de oro.
Dubái tiene muchas atraccones pero los imprescindibles serían el edificio más alto del mundo (829 metros), la torre Jalifa; el Museo del Futuro con una silueta que recuerda la lámpara de Aladino; el gigantesco Frame, que es un marco para el postureo de rascacieltos; y finalmente, el Dubái Mall, para ver la opulencia de los shopping center del emirato.
En Abu Dabi las tardes calurosas languidecen entre brisas en los alrededores del Museo del Louvre y del próximo Guggenheim, que se está construyendo aun. Otras visitas son la mezquita Sheikh Zayed, el hotel Emirates Palace Mandarin Oriental y los torres Emirates.
En Ras al Jaimah, el último de los emiratos de EAU en abrirse al turismo, se puede vivir aventuras memorables en la tirolina Jebel Jais, la más larga del mundo, y la Casa de las Perlas.
