El otoño es una estación perfecta para hacer alguna escapada de fin de semana. La temperatura suave, que ni el calor sofocante del verano ni el frío helado del invierno alcanzan, invita a explorar nuevos destinos rurales. Hay lugares donde la historia y la naturaleza se entrelazan, y ese es el caso de Valderrobres, uno de los pueblos más pintorescos de la comarca del Matarraña, conocida como la Toscana española. El castillo medieval de piedra caliza que se encuentra en este pueblo es uno de los tesoros más impresionantes del patrimonio aragonés.
Valderrobres, con menos de 2.500 habitantes, parece sacado de un cuento medieval o de una película de caballeros, princesas y nobles. Este pueblo, enmarcado por el río Matarraña, se caracteriza por su estructura medieval, donde destacan el castillo, la Iglesia de Santa María y sus casas señoriales. Su atmósfera medieval, la belleza de sus calles empedradas y la cercanía de otros pueblos como Calaceite o Beceite lo convierten en un destino ideal para aquellos que buscan escapar de la rutina y adentrarse en un entorno natural y culturalmente rico.
Valderrobres, pueblo en Teruel (@valderrobres_puebloconluz)
Al cruzar el puente de piedra que conecta con el casco histórico, los visitantes se encuentran con el Portal de San Roque, una entrada flanqueada por dos majestuosos leones de piedra, extraídos del castillo. Estos leones, además de ser guardianes del pueblo, simbolizan la importancia defensiva que Valderrobres tenía en la época medieval. Desde el siglo XIV, cuando la villa pasó a formar parte del territorio eclesiástico bajo la jurisdicción de los obispos de Zaragoza, el pueblo se convirtió en una residencia vacacional para la institución. Los leones, por tanto, no solo cumplían una función protectora, sino también representaban el dominio episcopal sobre la villa.
Recorriendo las estrechas calles del casco antiguo, el visitante se encuentra con la Casa Consistorial, que alberga la lonja, una muestra del auge comercial de Valderrobres en el siglo XVI. También se conservan las murallas y torreones medievales, que son una muestra de la historia defensiva del pueblo. Entre sus rincones, destacan el Palau, un edificio del siglo XV que sirvió como hospital y centro recaudador de impuestos, y el Torreón de Valentinent, que muestra cómo era la entrada original al pueblo.
Valderrobres, Teruel
El castillo medieval, el gran atractivo de Valderrobres
El gran protagonista de Valderrobres es, sin lugar a dudas, su castillo medieval. Situado en un cerro que domina el paisaje, esta fortaleza de piedra caliza que se ve desde la ribera del río Matarraña ha sido testigo de siglos de historia. El castillo de Valderrobres, declarado Bien de Interés Cultural desde 1931, comenzó a construirse a finales del siglo XII como una torre defensiva que, con el paso de los siglos, se transformó en un palacio episcopal. Durante el proceso de restauración llevado a cabo en 2021, el castillo ha recuperado gran parte de su esplendor, lo que ha aumentado el interés por este destino.
Entre finales del siglo XII y principios del XIX, Valderrobres perteneció al Arzobispado de Zaragoza. Fue durante las prelaturas de figuras como García Fernández de Heredia y Dalmau de Mur y Cervellón que el castillo adquirió su estilo gótico, con una apariencia más palaciega que militar. El edificio destaca por sus grandes ventanales, escudos heráldicos y un patio interior que refleja el poder eclesiástico que dominó la villa durante siglos.
Perspectiva de una calle de Valderrobres.
El recorrido por el castillo permite descubrir diversas estancias, como la Sala de los Leones, la Cámara Dorada, la cocina o las caballerizas. Además, el castillo está comunicado por un paso elevado con la Iglesia de Santa María la Mayor, formando uno de los conjuntos góticos más importantes de Aragón.
A lo largo de los años, diversas restauraciones han permitido recuperar detalles originales, como bóvedas y galerías, que siguen impresionando a los visitantes. Hoy en día, el castillo alberga actividades culturales como exposiciones, conciertos y congresos, convirtiéndose en un espacio vivo y abierto al público. Las entradas al castillo cuestan 8 euros para los adultos y 6 euros para los mayores de 65 años y niños de entre cuatro y once años.
El castillo de Valderrobres, escenario de una serie en Netflix
El castillo medieval de Valderrobres es una de las joyas de Aragón y ahora también aparece en una serie de Netflix, ya que es uno de los escenarios principales de la producción internacional Nero, que se estrenó el pasado mes de septiembre en la plataforma.
El campanario de la iglesia de Santa María la Mayor asoma al final del callejón.
La serie, que consta de 8 capítulos, se sitúa en la Francia de 1504 y sigue la historia de Nero, un asesino frío y despiado. El castillo tiene un papel clave en el capítulo siete, titulado como ‘El arzobispo’ ya que, es donde se produce una de las escenas más espectaculares de la serie. Rodada en el interior del castillo, se recrea una boda con la participación de más de 200 figurantes. El rodaje se alargó durante una semana y supuso una revolución en la comarca porque de esta manera vuelve a colocarse en el mapa del cine y la televisión mostrando su patrimonio histórico y cultural.
