Cuando se habla de Cervantes todo es novelesco. Incluso su biografía, más cercana a un libro de aventuras que a la tranquila existencia que suponemos para los escritores. Miguel de Cervantes fue soldado, sufrió heridas en combate, se le condenó a galeras, recorrió los caminos como recaudador de impuestos y tuvo problemas con la justicia, unas veces por malversación y otras por causas desconocidas. De hecho, hay muchos episodios de su vida sobre los que no hay certezas absolutas.
El propio Cervantes, maestro de la ficción, se ocupó de sembrar y mantener el misterio. ¿Nació en Alcalá de Henares o en Zamora como aseguran algunos? ¿Provenía de una familia de conversos? ¿Era realmente manco? ¿Tenía estudios? ¿Murió el 22 de abril de 1616 o el 23 coincidiendo con Shakespeare? Estos y muchos otros debates siguen abiertos. Pero el mayor enigma es el origen de Don Quijote de La Mancha. ¿En qué pueblo manchego nació el ingenioso hidalgo? Teniendo en cuenta que es un ser imaginario, no tendría demasiado interés especular sobre ello. Pero al tratarse de una figura universal de la literatura cualquier asunto se convierte en tema de discusión.
Cueva de Medrano, donde Cervantes idearía su célebre personaje
Varias localidades manchegas han reclamado su derecho a ser cuna quijotesca. Pero, Argamasilla de Alba en la provincia de Ciudad Real lo proclama con mucha fuerza y argumentos desde hace desde años. Incluso aportando como aval la opinión de grandes firmas como Vargas Llosa.
Pero mucho antes que lo hiciera el Nobel peruano, ya lo hizo Azorín. Este autor llegó a Argamasilla de Alba cuando más que literato de prestigio era un periodista que trabajaba para varios medios. De hecho, unos años después colaboró con Guyana Guardian. Sin embargo, en 1905 se presentó en este lugar de La Mancha para cubrir en El Imparcial, un periódico de la época, el tercer centenario de la publicación del primer Quijote. Y en esas crónicas escribió: “Don Quijote de La Mancha había de ser forzosamente de Argamasilla de Alba. Oídlo bien; no lo olvidéis jamás: el pueblo entero de Argamasilla es lo que se llama un pueblo andante”. Una afirmación que queda meridianamente cuando se visita hoy la localidad.
Al llegar a Argamasilla de Alba lo recomendable, como en tantos otros lugares, es dirigirse a la oficina de turismo local que aquí se halla en casa de Medrano. Pero este edificio es mucho más que para recabar información. Ahí se descubre una parte subterránea. Es ni más ni menos que la mayor atracción del pueblo: la cueva de Cervantes, un angosto espacio donde la tradición relata que el novelista permaneció preso varios meses. ¿Por qué? ¿Qué hacía el escritor por estos lares?
Como en tantos asuntos cervantinos, surge una nebulosa de leyenda. Se dice que en fechas indeterminadas a inicios del siglo XVII llegaría el recaudador Cervantes. Y en vez de recolectar el dinero para el reino, acabó preso en los bajos de casa Medrano. No sé sabe el porqué. Quizás por el galanteo inapropiado a alguna muchacha o tal vez por desavenencias con el poderoso hidalgo local don Rodrigo de Pacheco. Pero el caso es que acabó prisionero y durante su encierro comenzó a elucubrar a su paródico caballero andante.
La Botica de los Académicos, sede de la Academia de Argamasilla
Las visitas guiadas a este sencillo espacio ofrecen argumentos convincentes para imaginarse la incomodidad del escritor ideando su reputado personaje. Por ejemplo, después de visitar la cueva de Medrano se entra a la iglesia parroquial de San Juan Bautista donde cuelga el cuadro exvoto de don Rodrigo de Pacheco. El lugareño que tal vez apresó al escritor y que aparece retratado con rostro afilado y mirada perdida, propia de la enfermedad mental que sufría. Lo cual ha dado pie a pensar que Cervantes se inspiró en este personaje real para su criatura literaria.
No acaban aquí las coincidencias entre Argamasilla y el universo quijotesco. Sin salir del pueblo espera la casa del bachiller Sansón Carrasco, que a comienzos del siglo XVII ocuparía Alonso López, quien se transformó en el caballero de los Espejos dentro de la novela. A día de hoy la casona se está reformando para que próximamente sea un gran centro de interpretación sobre la novela.
La ruta del Quijote que recorre la región tiene aquí su kilómetro 0
Además, cerca se halla la Botica de los Académicos de Argamasilla que evoca la descrita por Cervantes. Una institución que de la ficción ha pasado a la realidad como asociación cultural organizadora de actividades. Entre ellas sus “juicios críticos literarios” en los que no dudan en condenar a presidio en la cueva de Medrano a las personas y personalidades que no aseveran que Argamasilla es el lugar de La Mancha con el que comienza el famoso libro.
Tal cual se puede leer también en el monumento a Avellaneda que tarde o temprano se encuentra paseando por el pueblo. Este Alonso Fernández de Avellaneda fue el seudónimo que se usó para publicar un Quijote apócrifo y tanto en sus páginas como en el monumento se lee que Argamasilla de Alba es la “patria feliz el hidalgo caballero Don Quijote de La Mancha”. Algo que por cierto nunca desmintió Cervantes, aunque tampoco lo ratificó.
Las Lagunas de Ruidera sorprendente paisaje de La Mancha Húmeda
Por si a estas alturas de la visita, alguien no se ha convencido. También puede acercarse a las vecinas de Lagunas de Ruidera, el espacio natural convertido en escenario perfecto para varias de las fantasías que recorren el libro. Al fin y al cabo según Cervantes tuvo que ser “creado por el encanto del mago Merlín”. Encantamientos manchegos que en los ojos y la mente del hidalgo transformaban los rebaños de ovejas en ejércitos, los molinos en gigantes y las ventas en castillos. ¿Quién sabe si para esto también se inspiró en el castillo medieval de Peñarroya que existe a unos kilómetros de la localidad?
En definitiva, que Argamasilla reivindica ser la cuna de Alonso Quijano. De hecho, la ruta del Quijote que recorre la región tiene aquí su kilómetro 0. Así como posee el grupo escultórico con la que tal vez sea la imagen más icónica del caballero andante y su escudero. Es cierto que los personajes de Cervantes han inspirado a pintores como Picasso, Dalí o Gustave Doré, al igual que han sido llevados a la pantalla por directores como Orson Welles y actores como Fernando Rey y Alfredo Landa. Sin embargo, toda una generación cuando se imagina a esta pareja les da el aspecto de los dibujos animados de finales de los años 70.
Precisamente así se han materializado en las calles de esta localidad para terminar de convencer que es el famoso “lugar de La Mancha del que no quiero acordarme”. Pero aunque no lo fuera, al menos sí que el mejor lugar de La Mancha para sumergirse en el microcosmos del libro más conocido de nuestra literatura, incluso por los que no se lo han leído.
Recomendación
Ruta del vino de La Mancha
El gran embajador de esta región es el Quijote, pero hay otro motivo por el que La Mancha se conoce en medio mundo. Sus vinos. Aquí está la mayor extensión de viñas y bodegas del planeta. Una vez más literatura y vino se dan la mano, algo que se materializa en las diferentes propuestas de enoturismo que hace la ruta del vino de La Mancha. Gracias a ella se pueden seguir las aventuras y desventuras del personaje cervantino al mismo tiempo. Pero también se pueden visitar bodegas donde el vino se conserva en tinajas o se descubren los chozos repartidos por los campos. Además, se visitan las modernas ventas del siglo XXI transformadas en restaurantes que ofrecen la visión más tradicional y también la más moderna de la gastronomía manchega, cuyas esencias a base de caza, legumbres y cereal también están presentes en las páginas del Quijote. Donde por supuesta también aparece citado decenas de veces el vino, por supuesto local.


