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Así cuentan en redes sus aventuras los viajeros de diferentes generaciones

Mundo digital

Generación X, millennials y centennials: cada grupo elige distintas redes sociales y maneras propias de contar sus vacaciones

Cada generación tiene una vía distinta de mostrar al mundo un mismo viaje

Cada generación tiene una vía distinta de mostrar al mundo un mismo viaje

Getty Images

Dicen que un viaje se inicia cuando uno empieza a planificarlo, desde la comodidad de su casa. Y parece que termina cuando, también desde la comodidad de su casa, uno decide compartirlo: un carrusel de fotos, un video, una seguidilla de historias; en Instagram, TikTok o Facebook. Dime qué formato eliges y te diré qué generación eres.

Las diferencias entre generación X, millennials y generación Z (también llamados centennials), abarcan distintas formas de viajar y de relacionarse con la tecnología. La franja etaria en la que te encuentres, según tu año de nacimiento, probablemente definirá la manera en que usas las redes sociales para compartir las imágenes de tus vacaciones o de ese paseo que hiciste en el último puente.

Viajar es una pasión que comparten las distintas generaciones
Viajar es una pasión que comparten las distintas generacionesGetty Images

Por qué viajamos

Si hay algo en lo que todos coincidimos, sin importar la edad, es en el amor por viajar. Un reciente estudio de Ávoris Travel Insights reveló la frecuencia con la que cada grupo realiza una escapada: para los millennials, el promedio es de 3,2 viajes al año, la generación X, 3,1, y la generación Z, 2,7 viajes anuales.

Pero más allá del deseo de conocer nuevos sitios como común denominador, existen distintas búsquedas a la hora de viajar. “El contexto en el que cada generación ha crecido moldea profundamente la forma en la que entiende el viaje”, explica Elena Dapra, psicóloga sanitaria y experta en bienestar psicológico.

La generación X —que comprende a las personas nacidas entre 1965 y 1980 “suele buscar desconexión real, silencio y cierta estabilidad”, dice Dapra, y explica que esto se debe a que crecieron en un mundo analógico donde se vivía sin prisa y en el cual conocer nuevos lugares era prácticamente un lujo. “Para ellos, el viaje es descanso, pausa y distancia del día a día”, detalla la psicóloga.

Por su parte, los millennials —nacidos entre 1981 y 1996— crecieron en un puente entre lo digital y lo analógico. “Buscan experiencias: aprender, vivir algo auténtico, sentir que el viaje les transforma o añade valor a su identidad. Tienden a buscar equilibrio: disfrutar, explorar, desconectar… pero también documentarlo”, explica la especialista.

Para los más jóvenes, el viaje es espontaneidad
Para los más jóvenes, el viaje es espontaneidadBartosz Hadyniak

En cambio, para los centennials — que son el grupo más joven en este análisis, cuyo nacimiento fue entre 1997 y 2012— “el viaje es movimiento, espontaneidad y expresión. Suelen buscar destinos que encajen con su estilo de vida, que sean visuales, vibrantes y que conecten con sus valores (sostenibilidad, diversidad, comunidad)”, analiza la doctora, y agrega un dato clave si tenemos en cuenta que este grupo se crió en un mundo hiperconectado: “El viaje es tanto vivir como mostrar”.

El mundo digital

Cada generación nació en una versión distinta del mismo mundo. Esto ha moldeado la forma en que se relacionan con otro mundo paralelo: el digital. Como consecuencia de esto, cambia la relación que mantienen con las redes sociales.

Como es posible adivinar, quienes menos contenido publican, son los pertenecientes a la generación X. “Lo hacen de manera puntual, más privada y con menos necesidad de ‘mostrar’. Su relación con las redes es más instrumental”, dice Dapra. En esta misma línea, el informe de Ávoris apunta que el 54 por ciento de los miembros de este grupo comparten sus experiencias de viajes en las redes, mientras que el 46 por ciento decide mantenerlo en privado.

La generación X escoge Facebook, los  millennials se vuelcan más en Instagram y los centennials, en TikTok

En cambio, millennials y centennials son los más activos en las plataformas: entre los primeros, un 71 por ciento dice reflejar la cotidianeidad de sus vacaciones en internet, mientras que en el caso de los centennials la cifra asciende al 86 por ciento.

Sin embargo, no lo hacen del mismo modo. “Para los millennials la estética del contenido importa: buscan un equilibrio entre espontaneidad y narrativa visual. Les interesa transmitir una experiencia más completa, casi como un diario emocional”, determina la psicóloga. Y agrega que, por su parte, la generación Z “comparte en tiempo real, sin tanta edición, y con un lenguaje visual propio. Para ellos, las redes son una prolongación natural del viaje; no hay separación entre lo digital y lo real”.

En cada grupo también cambia la red social de preferencia. Según muestra el estudio, al momento de elegir una plataforma, la generación X escoge Facebook, mientras que los millennials se vuelcan más a los posteos e historias de Instagram. Los centennials también eligen compartir mayormente en Instagram y, en una menor proporción, en TikTok.

Instagram se ha convertido en el gran escaparate visual
Instagram se ha convertido en el gran escaparate visualGetty Images

La mirada externa

Del otro lado de cada viaje compartido en redes sociales, hay un grupo de espectadores que contemplan esas “vacaciones perfectas”. Para algunos esas imágenes pueden inspirar y motivarlos a lanzarse a su próxima aventura. Pero para otros puede tener el efecto contrario. “Surge la sensación de que su vida ‘no alcanza’ ese estándar, aunque sepamos que las redes muestran solo una parte filtrada de la realidad”, explica la psicóloga.

“Las redes han introducido una capa más en la experiencia del viaje: la mirada externa. Es decir, no sólo vivimos lo que ocurre, sino que muchas veces estamos pendientes de cómo se va a ver, si será compatible o si encajará en una narrativa personal”, indica Dapra.

Y señala que si bien esto puede tener su lado positivo, “al animarnos a observar más, a fijarnos en detalles, a capturar momentos que quizá pasaríamos por alto”, también tiene un aspecto negativo: “Puede alejarnos del presente, convirtiendo el viaje en un escenario que documentar en lugar de una vivencia que sentir”.

Más allá de la generación a la que pertenezcamos y de la forma en que elijamos dejar evidencia de nuestras travesías, Dapra apunta que lo importante es encontrar un equilibrio y usar la tecnología a nuestro favor: que no determine la forma en que viajamos, sino que sea una herramienta que nos permita registrar esos viajes que queremos recordar por siempre.