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No saben qué le pasa a su husky enfermo y enternecen con la manera que tienen de animarlo: “Su carita”

Golpe de efecto

La frustración de no poder aliviar del todo a su compañero de cuatro patas los llevó a buscar formas de levantarle el ánimo

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Wiley tuvo que quedarse quieto unos días, algo que le desanimó mucho

Construir un iglú no suele estar en la lista de tareas habituales, pero a veces, cuando un husky enfermo necesita algo especial, las prioridades cambian. Wiley, un husky al que le encanta correr, saltar y explorar, había pasado días sin poder hacer nada de eso. “Estaba temblando por completo, con espasmos. Lo llevamos al veterinario de urgencias, pero no encontramos nada concluyente. Solo le recetaron analgésicos y nos dijeron que debía limitar mucho su actividad”, contó Sally, su humana, a The Dodo.

Confinado al interior de casa, Wiley no entendía por qué no podía disfrutar del exterior. Los días pasaban, y aunque su salud no empeoraba, su ánimo se venía abajo. Fue entonces cuando Dusty, el novio de Sally, decidió que era momento de tomar cartas en el asunto. 

Mucho más animado

Así recuperó la sonrisa tras unos días triste

Una tarde, mientras Wiley descansaba en el salón, los sonidos de golpes fuertes en la terraza captaron su atención. “Empecé a escuchar unos ruidos como de algo chocando fuerte, así que miré por la ventana”, relató Sally.

La sorpresa fue que Dusty había decidido construir un iglú. Armado con bloques de hielo y mucha paciencia, transformó el patio trasero en el rincón perfecto para Wiley. Y cuando el husky vio la construcción terminada, la reacción fue inmediata. “Estaba tan emocionado por ver qué era y entrar dentro”, recordó Sally. La carita del perro mientras inspeccionaba el iglú y se acomodaba dentro dejó claro que la idea había sido un éxito rotundo.

Aquella fue una gran experiencia para toda la familia. “Esos pequeños momentos, como construir un iglú, marcan una diferencia enorme. No solo para Wiley, sino también para Dusty y para mí”, explicó Sally. La sensación de impotencia que habían sentido al no saber cómo animarlo desapareció en cuanto vieron lo feliz que estaba. Aunque todavía tiene que mantenerse tranquilo y seguir las indicaciones médicas, este gesto les devolvió un poco de normalidad.

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El vídeo de Wiley explorando su iglú rápidamente conmovió a quienes lo vieron. Comentarios como “¡su carita lo dice todo!” inundaron las redes sociales. Y mientras Wiley sigue recuperándose, al menos ahora tiene un pequeño refugio que le demuestra que no todo está perdido, incluso en los días más complicados.

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