El surrealista “obsesión” de un perro que no sale de una piscina de bolas: “Demasiado divertido”

En su día a día, nuestros peludos encuentran momentos para todo, desde dormir una siesta a pierna suelta, entretenerse con una alfombra olfativa, reclamar a su amigo humano una sesión de caricias o jugar un buen rato en la calle con otro amigo de cuatro patas. Una rutina que seguramente, desde la distancia, sus dueños envidien. 

Eso, por lo general, pero también nos encontramos con peludos que no se conforman con el típico peluche que hace ruido, con la pelota que se ilumina en la oscuridad o con el disco volador. Y para ello cuentan con la complicidad de sus amigos humanos, como es el caso de un perro que se lo pasa en grande jugando en una piscina de pelotas, según podemos ver en una publicación de Instagram. 

En el vídeo, vemos una enorme piscina llena de bolas. Tantas que cuesta localizar al peludo, que está inmerso entre ellas. Sabemos que está por ahí porque lo escuchamos y por el movimientos de las piezas.

Sampson parece encantado con este juguete a gran escala. Cada gruñido lo acompaña de una fuerte patada con la que mueve varias bolas y así varias veces. Cuando parece que todo está en calma, aprovecha para dar un arreón y termina asomando su cabeza entre tanto colorido. 

La dueña de este peludo reconoce que está “obsesionado” con la piscina de bolas y que es difícil sacarlo de ahí. “Los gruñidos son los mejores”, asegura en su publicación de Instagram. “Es como una erupción de lava”, compara otro. “Ojalá ser así de feliz”, señalan algunos. Y la mayoría coincide al ver el vídeo: “Demasiado divertido”.