Una piñata con una pelota de tenis colgando. Esa fue la brillante idea para celebrar el cumpleaños de un labrador y su hermano golden retriever. La intención era simple: que los perros tiraran de la pelota hasta romper la piñata y liberar el premio. Pero lo que ocurrió después fue mucho más divertido de lo que nadie podía haber imaginado.
Durante varios minutos, ambos perros saltaron, movieron la cola y se esforzaron por alcanzar la pelota. Sin embargo, sus intentos eran tan tiernos como poco efectivos. Ni el labrador ni el golden lograban engancharla bien para tirar con fuerza.
Los asistentes a la fiesta intentaban animarlos y mostrarles cómo hacerlo, pero ellos no lograban encontrar la manera adecuada de agarrarla. Llegó un momento que hasta se marcharon y dejaron de intentarlo.
Mientras tanto, otros perros se acercaron atraídos por el alboroto. Observaban la pelota colgante con curiosidad, pero ninguno parecía dispuesto a tomar la iniciativa. Unos olfateaban el suelo y otros daban vueltas sin prestar atención. La piñata seguía intacta, desafiando la lógica de cualquier fiesta.
Finalmente, tras mucha insistencia y alguna que otra indicación más directa, el labrador decidió darlo todo. Se abalanzó sobre la pelota y, esta vez sí, consiguió tirar de ella con fuerza. El resultado fue espectacular: una lluvia de pelotas de tenis inundó el suelo, rodando por todas partes.
Con el premio liberado, todos los perros corrieron de un lado a otro intentando atrapar tantas pelotas como pudieran, olvidando por completo la piñata y centrando su atención en el aluvión de juguetes. “Creo que les gustó su regalo de cumpleaños”, afirmó la humana de los perros.
