Un pug aprovecha el collar isabelino de su compañero para un asiento VIP y no se arrepiente: “Así es como explico a la gente lo que es tener un hermano mayor”
Molesto
La escena del perro humillado reflejó la realidad de muchos, recordando que con los hermanos, la paz no existe
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Uno de los pugs quedó a merced del otro
Los hermanos tienen una habilidad especial para hacer la vida imposible. Da igual si son humanos o perros: si tienen la oportunidad de molestar, la van a aprovechar. Y si esa oportunidad implica un cono veterinario y una situación incómoda, pues aún mejor. No hay escapatoria.
Lo peor es que, para el que sufre, el recuerdo quedará grabado para siempre, mientras que el culpable solo verá la anécdota como un momento glorioso de su trayectoria como hermano mayor.
Esta vez, la víctima fue un pug que, por razones desconocidas, terminó con el famoso “cono de la vergüenza” alrededor del cuello. Ya bastante tenía con eso cuando su hermano decidió que sería divertido convertir el cono en un asiento para él.
El otro pug, sin el más mínimo atisbo de remordimiento, se acomodó plácidamente sobre la cabeza de su indefenso compañero, por lo que se pasó un buen rato sin poder moverse de donde estaba. “Mis pugs están intentando eliminarse entre ellos, es el juego”, escribió su humana con resignación.
La cruel realidad de tener un hermano mayor quedó perfectamente resumida en un comentario: “Así es como le explico a la gente lo que significa tener un hermano mayor”. Exacto, los que han pasado por situaciones similares saben que la convivencia con un hermano es una constante batalla de resistencia. “Solo hace falta un pedo y entonces es el fin del pobre pequeño”, añadió alguien más, como si la humillación del pug no fuera suficiente.
Mientras el pequeño pug sufría en silencio su desgracia, su hermano seguía disfrutando del mejor asiento de la casa. Y es que, al final, así funcionan las cosas entre hermanos: uno sufre, el otro se ríe, y la historia se convierte en una anécdota que se contará una y otra vez.