Te despistas un momento y ya van. No necesitan planear nada, ni tener una excusa, ni siquiera hacer ruido. Basta con que les des la espalda unos segundos para que desaparezca lo que acababas de dejar sobre la encimera.
Los ladrones de comida de cuatro patas saben bien lo que se hacen y, además, se aprovechan de una ventaja definitiva: tienen cara de no haber roto un plato en su vida. Esa mezcla entre descaro y ternura los convierte en expertos del hurto doméstico.
Ladrona experta
Ni el jurado popular pudo culparla
Comet, una golden retriever de tres años, es el mejor ejemplo de esta habilidad. Se la ve subiendo a su cama con un racimo entero de plátanos colgando de la boca como si fuera lo más normal del mundo. La escena, compartida en Instagram, arranca con una pregunta que lanza su dueña mientras la observa desde la cocina: “¿Qué piensas hacer con eso?”. La perra, sin moverse, levanta la mirada. Esa mirada que hace dudar a cualquiera de lo que tiene delante.
Desde ese instante, los comentarios se llenaron de respuestas como si se tratara de un juicio popular. Alguien escribió que “no creo que lo hiciera, parece inocente”. Otro, entre risas, opinó que “su plan es comérselos todos”. A esa altura del vídeo, no parecía haber forma de acusar a Comet sin sentirse culpable. El gesto de sus cejas parecía construido para evitar cualquier regañina.
La imagen fue grabada en el momento exacto en que la perra, con total tranquilidad, había conseguido alcanzar el botín. No se ve cómo lo hace, pero se intuye que tuvo que estirarse bastante para llegar hasta la encimera. El tamaño del racimo deja claro que no se trataba de un plátano suelto. Era un golpe bien ejecutado.
En casa, según se cuenta en la descripción de la publicación, no es la primera vez que Comet actúa así. Tiene obsesión por los objetos ajenos, desde un palo enorme en el jardín hasta una pelota recién comprada. Esta vez, le tocó el turno a las frutas.
Su cuidadora reconoce en el mismo vídeo que no le puede durar el enfado mientras observa cómo su perra evita cualquier muestra de remordimiento. Lo cierto es que, mientras nadie olvide cerrar la cocina, la escena podría repetirse cualquier día.
