Elena Álvarez, educadora canina: “Los perros adolescentes buscan sensaciones de placer sin medir bien los riesgos, por eso a veces se lanzan a socializar sin evaluar la situación”
Consultorio perruno
En 'Peludos', escuchamos tus inquietudes sobre tu perro y, junto a Elena Álvarez, te damos respuestas claras y cercanas para que aprendas a manejar situaciones difíciles y fortalecer vuestro vínculo

Elena Álvarez es una educadora canina y psicóloga apasionada por promover una relación basada en la comprensión, el respeto y la empatía entre las familias y sus perros

¡Hola, amantes de los peludos! En este espacio respondemos esas dudas que a veces nos surgen cuando intentamos entender a nuestros perros. Hoy, Elena Álvarez, nuestra educadora canina, nos acompaña para ayudarnos a conocer mejor el comportamiento de Otto y Bella, dos caniches llenos de energía y ganas de aprender. Porque cada perro y cada historia son únicos, aquí encontrarás consejos prácticos para mejorar vuestra convivencia día a día.
Ortega nos ha enviado su consulta a través de Instagram, en @peludoslv:
“Buenos días,
Tengo dos caniches: Otto, el mayor, un macho de 2 años, y Bella, la pequeña, una hembra de 1 año. Otto siempre ha sido muy inquieto, activo y lleno de energía. Desde que lo recogí de la criadora, ladra a todos los perros que se encuentra y a los que no puede olfatear. Cuando los perros están cerca, no hay problema; tira un poco de la correa pero no ladra.
El problema es cuando vamos en el coche, especialmente si los perros están al otro lado de la calle; ahí ladra sin parar. Para manejarlo, suelo pararme, evitar acercarme y cambiar el sentido del paseo; incluso intento evitar paseos cuando hay otros perros.
El problema es que Bella le imita, y eso hace que los paseos sean una verdadera tortura.
Ah, y si Otto no lleva correa, por ejemplo cuando vamos por el campo, no ladra; corre hacia los perros pero sin ladrar.
En el coche la situación es horrible, ¿qué puedo hacer?”
Elena Álvarez, de Bedog, nuestra educadora canina, responde a Ortega:
Por las edades que comentas, Bella está en plena adolescencia tardía y Otto acaba de entrar en la adultez. Es una etapa de muchos cambios, bastante caótica y sensible, donde pasan de ser cachorros a desarrollar habilidades más complejas como el razonamiento, la planificación y el control emocional.
Durante esta fase es muy común que:
- Tengan dificultades para controlar sus impulsos.
- Estén más excitados e irritables.
- Les cueste manejar la frustración.
- Se les complique gestionar sus emociones.
Estos cambios se deben a las hormonas y a que buscan sensaciones de placer (dopamina) sin medir bien los riesgos, mientras que la sensación de bienestar (serotonina) queda un poco en segundo plano.
Los perros adolescentes y jóvenes quieren explorar, demostrar quiénes son y compararse con otros, lo que hace que a veces se lancen a socializar sin evaluar bien al otro perro o la situación, y sin modular su comportamiento. Esto puede traer problemas, sobre todo si están con perros adultos poco pacientes. Afortunadamente, a esta edad suelen no tomarse estas experiencias tan traumáticamente porque van muy enfocados en buscar ese placer y emoción.

Por eso es fundamental aprovechar esta etapa para crear ambientes sociales adecuados donde puedan aprender y relacionarse de forma positiva.
En el caso de Otto, habría que valorar bien qué está detrás de esos ladridos: ¿es miedo o inseguridad? ¿Busca atención de Bella y se frustra por no poder interactuar? Que no ladre cuando va sin correa y sí cuando la lleva puede indicar que es un perro muy social, pero que al ir atado no sabe gestionar esa emoción y por eso explota.
Si no se ha trabajado esto desde cachorro, es normal que el comportamiento persista. No suele solucionarse solo.
Mi recomendación sería revisar los paseos y buscar paseos sociales en entornos naturales, preferiblemente guiados por un profesional, donde puedan tener interacciones positivas y aprender habilidades sociales que tanto necesitan.
Lo que ocurre en el coche también puede deberse a una mala asociación con los perros, quizás por una experiencia negativa o porque se le ha regañado al ladrar. En lugar de eso, le ayudaría darle algo para calmarse, como un juguete o masticable, y trabajar poco a poco para cambiar esa asociación negativa por una positiva, con exposiciones controladas y perros que sirvan de “figurantes” fuera del coche.

En cuanto a Bella, que imite a Otto es algo muy habitual. Cuando llega un perro nuevo a casa, siempre se fijará en el miembro de su misma especie como referente más que en los humanos.
Por eso es muy recomendable que Bella tenga al menos un paseo diario sola (aunque no sean todos), para que pueda desarrollar su personalidad, tener sus propias experiencias y aprender a relacionarse por sí misma.
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Esperamos que estos consejos os sirvan para disfrutar mucho más de los paseos y los momentos juntos. Recordad que la paciencia y la constancia son clave en cualquier proceso de aprendizaje. No dudéis en escribirnos con vuestras preguntas, que aquí estamos para acompañaros en esta aventura con vuestros peludos. ¡Hasta la próxima!

