Un pastor australiano y un delfín se entienden tan bien que han inventado su propio juego con una pelota gigante: “No hace falta explicarles cómo jugar a dos seres tan inteligentes”

Ida y vuelta

Ambos se adaptan a los movimientos del otro con una precisión que sorprende: esperan sus turnos, repiten los gestos sin error y respetan un esquema para ir detrás del juguete

Monta a su pastor australiano en el coche y este se entretiene de la forma más peculiar: “Se va a empachar”

El pastor australiano lanza la pelota al agua y el delfín la devuelve con el hocico

El pastor australiano lanza la pelota al agua y el delfín la devuelve con el hocico

Un perro puede aprender a obedecer órdenes, resolver problemas sencillos o incluso anticipar rutinas humanas con solo observar. Un delfín es capaz de memorizar señales, asociarlas con tareas concretas y responder con una agilidad que roza lo asombroso. Ambos, cada uno en su entorno, figuran entre los animales más inteligentes del planeta.

Lo que pocos esperarían es verlos jugando juntos, ideando un método para compartir un mismo juego entre tierra y mar, con una coordinación que no requiere más que voluntad, curiosidad y memoria.

Coordinación perfecta

Una pelota y dos cerebros brillantes

La escena tuvo lugar en la costa, donde un pastor australiano se acercó a la orilla con una pelota azul. No tardó en aparecer un delfín, que asomó la cabeza entre las olas justo frente a él. En lugar de ladridos o movimientos erráticos, el perro empujó la pelota hacia el agua. Desde ahí, el delfín tomó el relevo con el hocico. Uno y otro fueron turnándose para devolver el objeto con un empujón suave, sin perder el ritmo ni el interés.

En el vídeo compartido en redes sociales se observa cómo ambos animales repiten la dinámica con sorprendente constancia. Cada uno adapta su movimiento al del otro, sin necesidad de contacto físico ni señales externas. Lo curioso es que no solo mantienen el juego, sino que parecen entender sus turnos y esperar la respuesta del otro, como si hubieran creado una norma no verbal para interactuar.

El hecho de que compartan una pelota no es anecdótico. Tanto los perros como los delfines son especies altamente sociales, con estructuras de convivencia complejas y una fuerte tendencia a la cooperación.

En muchos casos, el juego no se reduce al entretenimiento: también refuerza vínculos, establece jerarquías o permite explorar conductas nuevas. En este caso, la iniciativa parte del perro, pero el delfín no tarda en sumarse y mantener la interacción.

En otro fragmento grabado en la misma zona, se ve cómo el pastor australiano está con más delfines. Incluso se mete dentro del agua y parece darle una especie de caricia. Luego, siguen jugando con mucha tranquilidad y complicidad. En otro vídeo se muestra cómo intenta entrenar a uno de los cetáceos.

Síguenos en Instagram para enterarte de las novedades más peludas y disfrutar de contenido como este

Ese intercambio, que podría parecer una simple casualidad, da pistas sobre cómo dos especies diferentes pueden coordinarse sin hablar ni compartir entorno. Solo necesitan tiempo, repetición y algo de confianza.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...