Hay gestos que, aunque se enseñen, acaban teniendo un valor que va mucho más allá del adiestramiento. A veces, lo que parecía solo un truco se convierte en una especie de hilo entre el pasado y el presente, como si un mismo impulso se repitiera en cuerpos distintos.
Algunos perros, sin haber coincidido jamás, repiten movimientos idénticos, como si compartieran algo más que especie. Esa extraña continuidad entre uno y otro animal ha hecho que muchas personas sientan que sus compañeros de cuatro patas no se van del todo, que siguen aquí, actuando desde otros cuerpos, en otros tiempos.
Recuerdo
Un homenaje a su perra fallecida
En un vídeo compartido por una usuaria en TikTok se observa una escena que ha llamado la atención de miles de personas: un perro pequeño, de raza westie, ejecuta una maniobra difícil de ver. Retrocede unos pasos, apoya las patas traseras en la pared y, con las delanteras, se mantiene en equilibrio vertical. Lo más llamativo llega después. Su actual perro, en el mismo lugar de la casa, repite exactamente la misma acción.
La propietaria explica que enseñó a su nuevo perro a hacer ese gesto, aunque admite que no es una postura fácil de entrenar. Hay un componente emocional evidente en todo lo que rodea esa acrobacia, sobre todo por lo que implica revivir a través de otro animal lo que hacía su antiguo compañero. En el vídeo también se ve una grabación de Louby, la westie fallecida, haciendo ese movimiento que ahora realiza el perro actual, Orbie.
En la descripción del vídeo, ella misma menciona el origen de la acrobacia y el valor que tiene seguir practicándola: “Esta era la parada de manos legendaria de Louby, que adoraba hacer. Me alegra continuar lo que empecé con Louby y seguir entrenando con mis perros actuales, Orbie (el del vídeo) y Bambi. Louby vive a través de ellos, y sé que estaría muy orgullosa de nosotros”.
La frase más repetida entre los usuarios que han visto el vídeo hace referencia a una conocida teoría que ronda desde hace años en foros y perfiles de amantes de los animales. Según ella, “el propósito de un perro es encontrar a su cuidador en cada vida”. Quienes creen en esta idea ven en ese gesto una forma de permanencia que no depende del tiempo.
