Un perro de gran tamaño, recién adoptado de un refugio, se encontró de golpe en un hogar donde conviven especies poco habituales bajo el mismo techo. Entre los habitantes más singulares está Fig, un zorro de carácter sociable que, desde hace tiempo, forma parte de la familia junto a otros animales rescatados.
La llegada del nuevo miembro alteró la rutina de la casa, obligando a todos a adaptarse a un ritmo distinto y a una dinámica marcada por la curiosidad mutua. Ese fue el contexto en el que se produjo su primer encuentro, organizado con cuidado para que ambos se sintieran cómodos.
Paciencia
El primer contacto entre Ringo y Fig se desarrolló con calma y sin prisas
Ringo, como se llama el perro, pasó varios meses en un refugio antes de ser adoptado a finales de 2024. Durante ese tiempo desarrolló un comportamiento reservado, por lo que su adaptación ha sido gradual. Antes de conocer a Fig, su nueva dueña decidió presentarle primero a Howie, otro perro de la familia, con el objetivo de reforzar su confianza.
La cita con el zorro tuvo lugar el 29 de julio. La propietaria, consciente de las diferencias de energía entre ambos, eligió a Fig porque suele reaccionar bien ante animales recién llegados. En el momento de verse, el zorro se acercó con movimientos tranquilos, dejando espacio a Ringo para observar. La escena duró varios minutos, en los que el perro mantuvo cierta distancia hasta que decidió acercarse con cautela.
Durante ese primer contacto, Fig mostró un interés constante, intentando llamar la atención de su nuevo compañero sin atosigarlo. Al percibir que Ringo no estaba dispuesto a jugar, optó por recostarse cerca de él mientras Howie permanecía a su lado. Este gesto permitió que el perro asociara la situación con un ambiente seguro. “Los zorritos podrían domesticarse a sí mismos”, dijeron en TikTok.
Los avances han sido lentos, pero cada interacción contribuye a que Ringo se integre en el grupo. La convivencia con animales de especies distintas exige paciencia y observación, y en este caso, la estrategia de introducirlos de forma progresiva está dando resultados. Fig continúa buscando momentos para acercarse, mientras Ringo, aunque todavía es reservado, ha empezado a tolerar su presencia durante más tiempo.
La experiencia demuestra que, con tiempo y presentaciones cuidadas, incluso animales con historias muy diferentes pueden aprender a compartir espacio y establecer una relación estable. En este hogar, la adaptación de Ringo sigue su curso, y cada pequeño avance consolida su lugar dentro de la familia.