Sin haber pasado por clases de natación ni entrenamientos, un rottweiler se convirtió en el guía de su hermana pug. Todo ocurrió en una piscina casera, donde la pequeña trataba de moverse en el agua sin saber muy bien cómo hacerlo. En cuanto él la vio, se acercó y comenzó a marcarle el ritmo, como si su única misión fuese que ella consiguiera mantenerse a flote.
La pug aparece al principio algo perdida, sin entender del todo lo que significa nadar. En ese instante irrumpe su hermano mayor, que empieza a mover las patas con energía, como si intentara darle una demostración práctica.
Sus movimientos parecen casi una lección en directo, insistiendo una y otra vez en que lo copie. La insistencia es tan clara que da la sensación de que se lo toma con toda la seriedad del mundo.
Hermano mayor ejemplar
El perro grande convierte sus movimientos en una especie de lección práctica
La secuencia fue difundida en TikTok y acumuló comentarios que celebraban la entrega del perro grande hacia la pequeña. Una usuaria señaló: “Está enseñándole a nadar”. Otro escribió que el animal parecía un entrenador personal demasiado meticuloso, pero de la forma más tierna posible: “Está aprendiendo del mejor”. La imagen del rottweiler golpeando el agua con fuerza quedó como la prueba perfecta de ese empeño.
Otro, en tono divertido, apuntó que el perro parecía ir contando cada movimiento: “Pata delantera derecha, pata delantera izquierda”. La pug, mientras tanto, no lograba seguir el ritmo de un cuerpo mucho más grande.
Las reacciones se multiplicaron, desde quienes destacaban que este tipo de perros habían sido considerados guardianes familiares, hasta los que se limitaron a celebrar lo tierno del gesto. Entre las frases más repetidas se leía: “Es un buen hermano mayor”. Otros resumieron la imagen con un guiño irónico, asegurando que el rottweiler “entendió perfectamente la tarea”.
Al final, lo que quedó claro es que, aunque ninguno de los dos tenía título de socorrista, la complicidad entre ambos bastaba para convertir la piscina en una especie de clase particular. Y si había alguna duda de quién llevaba la voz cantante, bastaba con mirar las zancadas del rottweiler para darse cuenta.