Una sabuesa se queda hipnotizada con el último trozo de pizza pese a saber que tiene prohibido comérsela: “No sé si cree que quedándose quieta no la vas a ver o si está pensando en comérselo lo más rápido posible”

Cosas de perros

La escena muestra a Maggie inmóvil mirando la comida, dudando entre atender a su dueña que le ordenaba apartarse o lanzarse al trozo que tenía delante sin apartar los ojos del plato

El pulso entre dos perros que empieza como una broma y termina como una batalla de expresiones y gruñidos: “La mirada de ‘lo siento’ seguida de la bofetada me ha matado”

Maggie acabó obedeciendo, aunque le costó mucho

Maggie acabó obedeciendo, aunque le costó mucho

Aguantarse las ganas de probar algo prohibido es una tentación que muchos animales gestionan a su manera, y en este caso la protagonista lo dejó bien claro. En la cocina de su casa, una perra sabuesa llamada Maggie se plantó frente al fogón, con la mirada fija en la última porción de pizza que había quedado sin dueño.

El dilema era evidente: obedecer a su dueña, que le pedía con firmeza que se bajara, o lanzarse a por el trozo que estaba al alcance de su hocico. Lejos de retroceder, se quedó inmóvil, como si estuviera calculando los riesgos de dar el siguiente paso.

Típico de los perros

Una mirada fija que desató la tensión en la cocina

La secuencia fue compartida por Jessica, su humana, a través de TikTok. En el vídeo se escucha cómo le insiste para que se aparte, aunque Maggie actúa como si no oyera nada. De hecho, la propia Jessica bromeó en el texto que acompañaba la publicación: “Ni una sola persona en esta casa me hace caso”. Una frase que muchos reconocieron como parte de la convivencia diaria con adolescentes y mascotas.

A partir de ahí, las reacciones no tardaron en llegar. Entre los comentarios, un usuario se rió con la idea de que la perra hubiera adoptado sus propias normas y comentó: “Si no te reconoce, entonces tú tampoco puedes verla. Leyes perrunas”. Otro añadió que parecía debatirse entre dos estrategias: “No sé si cree que quedándose quieta no la vas a ver o si está pensando en comérselo lo más rápido posible”.

Hubo también quien destacó un pequeño detalle del vídeo, el leve movimiento que hizo Maggie al escuchar su nombre completo. Ese gesto fue interpretado con humor: “Ese pequeño respingo cuando usaste su nombre entero oficial, ¡qué clásico!”.

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Así, la imagen de la bloodhound frente al plato se convirtió en un retrato muy reconocible de lo que ocurre en muchos hogares: la obediencia queda en un segundo plano cuando hay un manjar tentador al alcance. Y aunque Maggie no dio el salto definitivo, todos sabemos que estuvo a punto.

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