Un reloj de pared que imita cantos de pájaro logra atrapar por completo la atención de dos gatos muy pacientes: “Estamos todos esperando a que suene”

Ornitólogos expertos

El gato blanco con manchas marrones no se despega de la esfera mientras su compañero vigila a distancia, creando una escena en la que cada movimiento parece pensado al milímetro

El pulso entre dos perros que empieza como una broma y termina como una batalla de expresiones y gruñidos: “La mirada de ‘lo siento’ seguida de la bofetada me ha matado”

Estos gatos se quedan enganchados en el reloj

Estos gatos se quedan enganchados en el reloj

Un reloj de pared antiguo puede convertirse en el mejor entretenimiento para un par de gatos. Cada hora, cuando suena un canto distinto de ave, los felinos se concentran como si fueran expertos ornitólogos, sin perder detalle de lo que ocurre.

La espera parece que es algo habitual en esa casa y provoca escenas tan curiosas como la de uno de ellos, de color blanco con manchas marrones, con la cara literalmente pegada al reloj, mientras el otro vigila de reojo, preparado para reaccionar en cualquier momento. Así, un objeto clásico termina convertido en el centro absoluto de la atención felina.

Será por paciencia

Acaparando el reloj de los pájaros para escuchar bien de cerca el sonido

El vídeo en el que se observa esta situación muestra cómo los animales aguardan el canto con una paciencia poco habitual. En el instante en que uno de ellos se acerca demasiado, la tensión estalla con un manotazo que deja claro que el reloj es un tesoro que se comparte a regañadientes. La escena parece sencilla, pero revela hasta qué punto pueden volcarse en algo tan mínimo como un sonido programado.

Las reacciones no se han hecho esperar y los comentarios dan fe de la fascinación que despierta. Una usuaria resumió su sensación con ironía: “Estamos todos esperando a que suene el reloj de pájaros”. Esa misma expectación es la que los gatos transmiten con su inmovilidad antes de que llegue el canto.

Otro internauta reparó en la forma en que uno de los animales intentaba acaparar el momento, y lo expresó con humor al escribir: “El bufido, como si la presencia del otro le fuera a restar volumen al sonido”. Esa observación subraya la tensión visible entre ambos, una especie de pulso territorial en torno al reloj.

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Más allá de los comentarios, lo curioso es comprobar que, en un mundo lleno de pantallas y distracciones rápidas, estos gatos prefieren esperar con calma a que suene un reloj de pared. Y la imagen de ellos disputándose un simple canto de pájaro deja claro que la paciencia puede ser un espectáculo en sí misma.

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