El barro puede convertirse en una trampa peligrosa para cualquier animal mayor. En las granjas donde conviven distintas especies, los terrenos húmedos y blandos suelen ser un riesgo, sobre todo para los perros ancianos que ya no se mueven con la agilidad de antes.
Los refugios dedicados a ofrecer una segunda oportunidad a estos animales suelen enfrentarse a todo tipo de imprevistos, desde rescates difíciles hasta momentos de auténtico alivio. En uno de esos lugares, el Ziggy’s Refuge Farm Sanctuary, un día cualquiera se transformó en una carrera contrarreloj para salvar la vida de uno de sus veteranos más queridos: Whitey.
Rescate
Un descuido en la granja que estuvo a punto de acabar mal
Kristin Hartness y Jay Yontz, responsables del refugio, pasaron horas buscándole por el extenso terreno cuando se dieron cuenta de que su perro no aparecía por ningún lado. Revisaron cada rincón, llamándole sin obtener respuesta, hasta que un sonido lejano rompió el silencio. Kristin recordó en el pódcast de ZRFS que “escuché algo parecido a un chapoteo débil y supe que debía venir de él”.
Cuando lo encontraron, Whitey estaba atrapado hasta el pecho en un enorme lodazal, exhausto tras intentar moverse durante horas sin conseguirlo. Jay corrió a ayudarle mientras su pareja intentaba sacarle sin éxito.
Según relataron en una publicación de Instagram, “Whitey no hacía ningún ruido; apenas se oía el leve sonido de sus patas intentando salir del barro”. Finalmente, entre los dos lograron tirar de él y llevarlo hasta una zona seca, donde el perro, tembloroso, empezó a recuperar el equilibrio.
Whitey había llegado al refugio años antes, cuando la pareja compró la finca. Era un perro solitario que dormía en el granero y cuidaba de los animales sin acercarse demasiado a las personas. En su cuenta de Facebook, el santuario explicó que “su trabajo era proteger a los demás y vivía solo”. Con el tiempo, Kristin y Jay lo adoptaron y lo convirtieron en un perro doméstico que dormía a los pies de su cama.
Después del rescate, le lavaron cuidadosamente y lo acostaron en su cama favorita. Desde entonces, no se separa de ellos ni un segundo. En palabras del refugio, “hoy es el centro de nuestro mundo”.
