En una tranquila calle de Castellà d'Índies, en el Maresme barcelonés, Joana Tejedor camina con la certeza de quien conoce cada rincón. Hace 24 años llegó aquí, buscando un entorno natural donde vivir en armonía con los animales. Lo que encontró fue una población de gatos callejeros en completa desprotección. Desde entonces, ha dedicado su vida a la gestión de colonias felinas, convirtiéndose en una de las figuras clave en la protección de estos animales.
¿Cómo comenzaste en el mundo de la gestión de colonias felinas?
Llegué a Castellà d'Índies con una hipoteca y dificultades económicas, pero no pude ignorar el sufrimiento de los gatos que vivían en las calles. Junto con Emma, una vecina comprometida, decidimos actuar. Nos organizamos para alimentarlos, capturarlos para llevarlos al veterinario y gestionar sus esterilizaciones. Con el tiempo, nos convertimos en referentes para otros vecinos preocupados por su bienestar.

Cuando Joana llegó a Castellà d'Índies, encontró una población de gatos callejeros en completa desprotección
¿Por qué es importante la existencia de colonias felinas controladas?
Los gatos callejeros no aparecen de la nada, ¡forman parte de la naturaleza! También son el resultado del abandono y la reproducción descontrolada. No hay gatos porque ponemos comida, hay gatos porque este es su hogar. Son seres sintientes, son alguien, no algo. Las colonias controladas garantizan que estos animales vivan en condiciones dignas, sin sufrir hambre ni enfermedades. Además, cumplen una función ecológica en el control de plagas y se integran en el medio urbano de manera equilibrada.
Las ratas no aparecen por la zona cuando hay gatos a los que alimentamos. No es cierto que maten pájaros pequeños; nunca he visto cadáveres de estos seres en los 20 años que llevo dedicada a esto. En más de una ocasión, alimentando gatos, he visto aparecer zorros, erizos, mirlos y hurones. Nadie sufre daños, conviven en armonía. La depredación está siendo sustituida por la alimentación que encuentran en las zonas urbanizadas: contenedores, etc., puesto que sus presas han desaparecido por la acción humana.
Una vida dedicada a los gatos
Un trabajo de 365 días al año
¿Cómo se organiza una colonia para garantizar su seguridad?
Hace 15 años tuvimos una formación impartida por el Ayuntamiento en materia de materiales para las colonias felinas. Nos enseñaron cómo confeccionar comederos, bebederos, jaulas trampa y de recuperación… Las colonias se planifican siguiendo criterios de seguridad estrictos: la ruta segura que deben seguir para ser alimentados, si ese es su territorio, el alimento en lugares elevados para evitar que accedan jabalíes y perros. Se busca un espacio con el menor tráfico posible y cerca de un refugio donde los gatos puedan esconderse en caso de peligro.
No pongáis pienso cerca de la carretera, ¡es muy probable que los atropellen! Además, todos los miembros de la colonia deben estar esterilizados/castrados y se debe controlar su estado de salud, sobre todo en el caso de las gatas embarazadas.
En ese tiempo se eutanasiaban casi todas las gatas y gatos capturados si daban positivo en leucemia o inmunodeficiencia (no se conocía el falso positivo), puesto que se consideraba que la más mínima enfermedad era una buena excusa para librarse de los animales… hasta que llegó un momento en que colapsamos. Los bebés nos lamían las manos mientras les administrábamos la vacuna letal… incluso la veterinaria colapsó. Ella no había invertido en su formación como tal para matar impunemente gatos que podían vivir sin problemas en la calle.
A Joana se le humedecen los ojos mientras me cuenta esto, y a mí también.
Los gatos han elegido vivir en libertad
¿Has enfrentado amenazas o dificultades por parte de algunos vecinos?
Sí, lamentablemente. Hay personas que no quieren gatos en la calle y nos ponen muchos impedimentos. Nos han amenazado, han intentado impedir que alimentemos a los gatos y, en algunos casos, han llegado a dañarlos. Se debe ser muy necio para amenazar a personas que cuidamos a los animales cumpliendo con la ley.
Muchas veces tenemos que alejar a los gatos a decenas de metros de quienes los quieren mal, sacarlos del medio para que no los maten. Recuerdo cuando Emma fue amenazada con un palo mientras daba de comer a la colonia. Los dueños de perros que atacan gatos suelen ser los más hostiles. Hemos tenido que presenciar situaciones horrorosas, con gatos muertos por mordeduras, descuartizados vivos. Es doloroso, pero seguimos adelante porque sabemos que nuestro trabajo es necesario.

Joana ha dedicado su vida a la gestión de colonias felinas
¿Cuál crees que es la mayor dificultad para hacer entender la importancia de las colonias?
Muchas personas piensan que los gatos son un problema y que si los retiramos, el problema desaparecerá. Pero eso no funciona así. Cuando se eliminan gatos de una zona, otros ocupan su lugar. La solución real es el control integral de las colonias, no solo las esterilizaciones, sino también comprender la naturaleza y las necesidades de estos animales para una convivencia pacífica junto al ser humano que cada vez invade más su espacio.
¿Qué les dirías a quienes critican el trabajo de las gestoras de colonias?
Que los gatos han elegido vivir en libertad, han nacido donde tú les ves, donde ha llegado el progreso con las grúas y ha destrozado su hábitat. No son basura ni plagas, son seres vivos que tienen derecho a existir y a ser protegidos por la ley. ¡Y nosotras somos sus guardianas! Las gestoras no ponemos los gatos en la calle, sino que intentamos arreglar el desastre que ha creado la irresponsabilidad humana. También les diría a estos críticos que se pongan en la piel de un animal hambriento, abandonado, perseguido o sin hogar. Si yo me entero de que alguien envenena animales, será la última vez que lo haga. ¡Hasta una brizna de hierba merece vivir!
El futuro de las colonias felinas
¿Cómo ves el futuro de las colonias felinas en Castellà d'Índies?
Afortunadamente, ahora mismo tenemos relevo con gente joven. La edad no acompaña y se necesitan personas dispuestas a aprender y continuar con esta labor. La mayoría de las gestoras llevamos años dedicándonos en cuerpo y alma a cuidar estas colonias, y el cansancio físico y emocional pasa factura. No se trata solo de poner comida: es salir cada noche cargadas con bolsas de pienso, latas, medicamentos, mantas y transportines, estar pendientes los 365 días del año, realizar capturas en condiciones difíciles y gestionar emergencias veterinarias. Es un trabajo que exige compromiso total.
¿Cómo afecta emocionalmente este trabajo?
Es un carrusel de emociones. Ver a un gato recuperado y seguro es una alegría inmensa, pero también hay momentos de impotencia y dolor. Algunas veces, la falta de apoyo y la indiferencia de la sociedad pueden ser abrumadoras. Tras mi separación, me colapsé y estuve tentada de dejar de alimentar, puesto que mi economía quedó muy afectada por el divorcio y mi estado de ánimo no era el mejor. Cuidar de estos seres vivos remueve sentimientos profundos y requiere de mucha dedicación. Pasamos por momentos de gran felicidad cuando vemos a un gato en buen estado y libre, pero también hay mucha impotencia ante las injusticias y el maltrato. Muchas gestoras han sentido en algún momento que su trabajo no se valora, que solo reciben comentarios despectivos como “si tanto te gustan los gatos, llévatelos a tu casa”. Sabemos que, sin nosotras, estos animales estarían condenados.

El futuro de los gatos comunitarios depende de una gestión ética y responsable
Los gatos de colonia no son invisibles
¿Cómo se puede colaborar con las gestoras de colonias?
Es fundamental que las administraciones apliquen la ley y apoyen nuestro trabajo. Muchas veces asumimos un rol que debería ser municipal: hemos llegado a tener más de 50 gatos en un piso pequeño, acogidos por no poder estar en la calle, asumiendo el papel de gatera municipal, no solo usando nuestro espacio vital y privado, sino encargándonos de sufragar todos los gastos que conlleva cuidarles: alimento seco, húmedo, agua, veterinarios, arena, limpieza. En este sentido, la intervención de Mishilovers ha sido clave: su asesoramiento y apoyo han marcado una gran diferencia en la gestión de colonias felinas.
No hay gatos porque ponemos comida, hay gatos porque este es su hogar
¿Un último mensaje para los lectores?
Los gatos de colonia no son invisibles. Tienen una historia, un hogar y una comunidad que vela por ellos. Quien puede sentir el amor de un gato, tiene un tesoro. Tenéis la posibilidad de amar a seres maravillosos que te enseñan de todo. La naturaleza tiene un virus: el ser humano.
Gracias, Joana, por tu dedicación y valentía. Esperamos que esta entrevista ayude a generar mayor conciencia sobre la realidad de los gatos de colonia.