Una decisión judicial ha dejado en evidencia las fallas en el sistema de control de tráfico de la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Ayuntamiento de Madrid, al anular cientos de multas impuestas por radares móviles y estáticos. Este fallo ha supuesto una victoria para los conductores afectados, quienes evitan tanto el pago de sanciones económicas como la pérdida de puntos en sus permisos de conducción.
El origen del conflicto radica en la invalidez de las multas que fueron emitidas debido al uso incorrecto de los radares. La justicia ha determinado que las sanciones no cumplían con los requisitos establecidos por la normativa vigente, entre ellos la presencia de un operador autorizado durante la medición de velocidad y la obtención de al menos dos fotografías del vehículo infractor. En muchos casos, estos procedimientos no se hicieron adecuadamente, lo que ha llevado a la nulidad de las multas.

Vehículos circulan en la A-6 en Madrid
El impacto ha sido significativo para los afectados, quienes no solo han evitado el pago de las multas, sino que han conservado sus puntos, que en otras circunstancias habrían perdido. Este revés judicial también ha tenido consecuencias económicas para las instituciones responsables, ya que tanto la DGT como el Ayuntamiento de Madrid deberán hacerse cargo de las costas judiciales.
El fallo subraya la importancia de que los organismos encargados del control del tráfico respeten rigurosamente la normativa establecida. Expertos en tráfico, como Alfonso García, han señalado que los errores en los procedimientos afectan no solo a los conductores, sino también a las arcas públicas, al generar gastos innecesarios por la falta de cumplimiento de la ley.
Este incidente ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de revisar y reforzar los sistemas de control y sanción de las administraciones públicas, para evitar que se repitan situaciones similares y garantizar que las futuras multas se ajusten estrictamente a los procedimientos legales.