En los talleres de coches siempre pueden suceder cosas insólitas, pero lo que pasó en uno de Toulouse, Francia, se lleva la palma. Todo comenzó cuando el negocio decidió prestar un Citroën Picasso a un cliente de 60 años para que lo probase durante un día y decidiera si quería adquirirlo. Sin embargo, lejos de cumplir con lo acordado, el hombre se dio a la fuga con el vehículo, sin dar señales de vida en el taller.
No devolvió el coche hasta que pasaron ocho meses
Más de 6.000 euros en multas
El dueño del negocio, un mecánico que confiaba en la buena fe del cliente, no tuvo noticias del Citroën durante ocho largos meses. Mientras tanto, comenzó a recibir multas de tráfico vinculadas al coche, que se acumulaban hasta alcanzar los 6.000 euros.
Ante esta desesperante situación, el propietario del taller presentó una denuncia formal ante la policía a finales de 2024. Sin embargo, el desenlace de la historia no llegó gracias a la investigación policial, sino por el regreso del propio cliente. Tras más de 240 días, el hombre apareció en el taller con el vehículo, aunque visiblemente deteriorado.
El cliente fue detenido en el acto por las autoridades, que confirmaron que este había utilizado el coche de forma irregular durante todo ese tiempo. En su defensa, el jubilado declaró que su situación económica crítica lo había llevado a apropiarse del coche.
Mientras el taller busca soluciones para recuperar las pérdidas económicas, este curioso hecho queda como un recordatorio de los riesgos que supone confiar en desconocidos, pese a actuar de buena fe.

