El superdeportivo único en el mundo fabricado expresamente para una leyenda de la NBA
Un coche de altura
En los años ochenta, la estrella de baloncesto Wilt Chamberlain imaginó su propia obra de ingeniería, el Searcher 1, para poder conducir con sus 2,16 metros de altura
Este automóvil se valora hoy en día más como un objeto de colección que como una máquina de competición.
A veces no basta con entrar en uno de los coches más exclusivos del mundo. Para Wilt Chamberlain, una de las leyendas más reconocidas de la NBA de los años ochenta, sentarse en un Lamborghini Countach, el superdeportivo de referencia de la década, era algo inviable debido a su estatura de 2,16 metros. Su solución no fue buscar otro modelo, sino mandar construir uno a su medida.
Así nació el Searcher 1, un coche tan singular como su propietario. Diseñado y fabricado pieza a pieza en 1986, fue el resultado de una colaboración entre el ingeniero británico Peter Bohanna, conocido por su trabajo en las películas de James Bond, y la firma norteamericana Lyncar Motors Ltd., con experiencia en Fórmula 1 y en las 24H de Le Mans.
No se trataba de modificar un coche existente, sino de crear desde cero un superdeportivo que pudiera albergar al jugador de baloncesto sin comprometer ni el confort ni la estética. Wilt quería un coche que encajara con su envergadura corporal y su ambición. Y lo consiguió.
Ejemplar sin parangón
El Searcher 1 es una rareza de medio millón de euros que combina lujo artesanal con ingeniería de carreras
El chasis, fabricado en aluminio con paneles remachados, se reforzó con una carrocería de fibra de vidrio moldeada a mano. El habitáculo fue alargado varios centímetros y cada elemento, desde los pedales hasta los espejos laterales, se ajustó a las dimensiones de la estrella de la NBA. Incluso el freno de mano fue rediseñado para adaptarse a sus potentes brazos.
Debajo del capó, el Searcher 1 escondía una mecánica extrema que se traducía en un motor V8 de 7.0 litros y 737 CV, asociado a una caja ZF de cinco marchas, la misma que se montaba en el BMW M1 de competición.
La suspensión independiente y el sistema de refrigeración doble completaban un conjunto pensado para rendir con contundencia, casi como si fuera un coche de carreras, aunque no estaba homologado para ello. El interior combinaba el lujo hecho a mano con un enfoque funcional característico de los deportivos británicos de la época. La posición de conducción, casi central, y la baja altura del coche obligaban a un acceso algo incómodo, pero una vez dentro, el espacio era sorprendentemente amplio.
Hecho a medida
El chasis de aluminio, la carrocería de fibra y los pedales fueron diseñados para adaptarse a las dimensiones de Wilt Chamberlain
Hoy, casi cuatro décadas después, el Searcher 1 sigue siendo una pieza única. Su precio de mercado ronda los 500.000 euros. Aunque su verdadero valor no está tanto en la ficha técnica como en su singularidad, ya que se trata de un coche de un solo ejemplar propiedad de un deportista que llevó el concepto personalizado a otro nivel.
En una época en la que la movilidad mira hacia la electrificación y el diseño modular, este coche recuerda que la ingeniería también puede ser profundamente humana, nacida de una necesidad tan sencilla como querer sentirse cómodo al volante. Lo de Wilt no fue solo un capricho, sino una forma de reivindicar por su parte que el diseño debería adaptarse a las personas, y no al revés. El vídeo adjunto con imágenes del automóvil te acercará aún más la singularidad de este encargo.