Un informe reciente de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) advierte que más de 5.000 millones de personas podrían residir en zonas áridas para finales de este siglo si no se toman medidas efectivas contra la desertificación.
Basado en datos recopilados entre 1990 y 2020 y comparados con décadas previas, el estudio titulado La amenaza mundial de las tierras áridas destaca cómo la expansión de estas áreas, exacerbada por el cambio climático, afecta ya a vastas regiones del planeta y amenaza con consecuencias globales.
Toda una problemática
La subida de temperaturas pone en riesgo los medios de vida de millones de personas

Paisaje árido del Embalse de Yesa.
La desertificación, impulsada principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero, ha provocado el calentamiento de la superficie terrestre, alterando los patrones de lluvia y aumentando la evaporación.
Entre 1990 y 2020, las tierras áridas se expandieron en 4,3 millones de kilómetros cuadrados, con el 77,6 % del planeta enfrentando temperaturas más cálidas de lo normal. Estas condiciones ponen en riesgo los medios de vida de millones de personas, especialmente de quienes dependen de la agricultura, y auguran un futuro de crisis si no se actúa de inmediato.
Los impactos económicos, sociales y ecológicos ya son evidentes: entre 1990 y 2015, la desertificación redujo el Producto Interior Bruto en un 12 % en África y un 2,7 % en Asia, con proyecciones de mayores pérdidas para 2079. Además, se estima que el hábitat de más del 55 % de las especies animales podría desaparecer, mientras que comunidades enteras enfrentarán la escasez de agua, provocando desplazamientos masivos y tensiones geopolíticas en regiones como Oriente Medio, África y el sur de Asia.
La aridez también afecta la disponibilidad de recursos hídricos: dos tercios de la tierra podrían almacenar menos agua a finales de siglo. En Oriente Medio y el norte de África, el sector agrícola ya consume el 90 % del agua disponible debido a la creciente evaporación.
Diversas consecuencias
Las muertes por temperaturas extremas aumentarán entre un 3% y un 13%
Asimismo, las consecuencias sobre la salud humana son alarmantes; las muertes relacionadas con temperaturas extremas podrían aumentar entre un 3 % y un 13 % en América Central, el sur de Europa y el sudeste asiático si las emisiones de gases de efecto invernadero no disminuyen.
Ante esta amenaza, la UNCCD subraya la necesidad de una respuesta global coordinada. La Convención de Naciones Unidas propone integrar la planificación de la aridez y la sequía en las políticas nacionales, fomentar sistemas agrícolas resilientes, optimizar el uso del agua y educar a las comunidades más afectadas para adaptarse a estas nuevas condiciones.
Tal y como señala Nichole Barger, presidenta de la Interfaz Ciencia-Política de la UNCCD, la humanidad cuenta con las herramientas necesarias para afrontar este desafío, pero el éxito dependerá de la voluntad de actuar de manera inmediata y efectiva.