Las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) son conocidas por protagonizar algunas de migraciones más largas de cualquier mamífero. Pese a esos viajes, motivados generalmente por la necesidad de aparearse, sus rutas no suelen cambiar excesivamente, porque muestran una fuerte fidelidad a zonas de reproducción específicas, aunque con excepciones.
Sin embargo, un equipo internacional de biólogos marinos, oceanógrafos y especialistas en cetáceos acaban de hallar un caso sin precedentes: un macho que recorrió 13.046 kilómetros, del este del Pacífico al oeste del Índico, para aparearse, según un estudio publicado en la revista The Royal Society.
Ballenas jorobadas
Rastrearlas a partir de sus colas

Ballena jorobada buceando
En su investigación, los autores recuerdan que “la ruta migratoria de estos mamíferos generalmente se extiende entre latitudes”, porque las poblaciones reproductoras están separadas longitudinalmente y además muestran una alta fidelidad a sus zonas de alimentación.
Pero, pese a estar acostumbradas a hacer largos viajes, las ballenas jorobadas nunca suelen recorrer más de 8.000 kilómetros en una sola dirección. De ahí, su sorpresa al detectar que un macho fue fotografiado en varias ocasiones y en varios sitios, a una distancia 13.046 kilómetros el primer y el último punto.
Para llegar a esa conclusión, estudiaron las imágenes publicadas en la base de datos de Happywhale, una plataforma que rastrea e identifica los movimientos de la población mundial de ballenas a partir de sus colas.
Los científicos fotografiaron por primera vez a este macho en 2013, frente a la costa de Colombia en el Océano Pacífico. Nueve años después, el mismo ejemplar apareció en instantáneas rente a la costa de Zanzíbar, en el Océano Índico, aproximadamente a 13.046 kilómetros de distancia de donde había sido avistada por primera vez.
Entre las dos fotos, una coincidencia: estaba entre otro grupo de ballenas, lo que hace pensar a los investigadores que el motivo de esa excepcional migración fuera la necesidad de aparearse.

Una cría de ballena jorobada juega mientras nada cerca de la superficie en aguas azules frente a Tonga en el Océano Pacífico
“No se puede determinar con precisión cuándo se produjo el cambio de zona de reproducción de esta ballena, pero se puede decir que el individuo parece haber sido un macho sexualmente maduro cuando se lo avistó por primera vez en 2013 y durante el movimiento entre el Pacífico oriental y el océano Índico occidental después de agosto de 2017”, exponen los autores en su estudio.
Sin embargo, creen que los motivos de ese inusual viaje no podrían “limitarse” solo a las estrategias de apareamiento. “Otras razones detrás de esta inusual exploración de nuevos hábitats pueden ser los cambios climáticos globales y las condiciones y eventos ambientales alterados”, aseguran en relación al krill, un crustáceo del que se alimentan y que está retrocediendo.