La organización ecologista Greenpeace ha lanzado este jueves una dura advertencia sobre la situación del litoral catalán, que considera al borde del colapso ambiental. En la presentación de una nueva edición del informe Destrucción a toda costa, la entidad denuncia la falta de acción por parte de la Generalitat ante los efectos ya visibles del cambio climático y alerta sobre la insitencia de un modelo urbanístico “obsoleto”, basado en la turistificación intensiva y el desarrollo en primera línea de mar.
“Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza en esta región, la Generalitat mira hacia otro lado”, lamentó Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace.
El informe, que analiza el estado de las costas españolas desde el año 2000, detalla cómo el urbanismo agresivo, la presión del turismo y el calentamiento global están erosionando aceleradamente el litoral catalán. Entre las consecuencias más preocupantes, Greenpeace cita el aumento del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, la pérdida de biodiversidad costera y marina, y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos.
En la costa catalana, las playas del área metropolitana norte de Barcelona han perdido más del 36% de su superficie de arena. Montgat encabeza esta regresión con una pérdida del 74%, seguido de Badalona, donde el retroceso supera el 40%. El informe estima que el nivel del mar en Catalunya subirá de media 26 centímetros, con especial impacto en zonas vulnerables como el Delta del Ebro, que podría retroceder 52 metros, o la costa del Llobregat y la Daurada, con retrocesos de hasta 23 metros.
Greenpeace denuncia la proliferación de proyectos urbanísticos y turísticos en plena emergencia climática, amparados muchas veces en discursos de “reactivación económica” o de “respuesta a la crisis habitacional”. La organización alerta de que estas iniciativas están ocupando los últimos tramos de litoral sin urbanizar y están agravando la saturación de las zonas costeras.
Uno de los ejemplos más destacados por el informe es la ampliación de la tercera pista del aeropuerto del Prat, que, según Greenpeace, supondría “un golpe mortal” al delta del Llobregat, un ecosistema en estado crítico, y fomentaría aún más la masificación turística de Barcelona.
Medidas urgentes y soluciones basadas en la naturaleza
La organización subraya que la gestión del litoral no está avanzando al ritmo que exige la emergencia climática. Por ello, propone un conjunto de medidas urgentes para reducir la vulnerabilidad de las costas y adaptarse a los impactos que ya están en marcha.
Entre las soluciones planteadas, Greenpeace defiende una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero —lo que podría evitar el 40% del retroceso de las playas a nivel mundial— y la apuesta por energías renovables. También propone renaturalizar la costa, restaurar ecosistemas, utilizar herramientas cartográficas para anticipar riesgos y promover estrategias de adaptación con participación ciudadana y financiación suficiente.
Finalmente, la organización ecológica reclama poner freno al actual modelo turístico, reemplazando la lógica del crecimiento continuo por un enfoque cualitativo que respete los límites ecológicos y responda a las necesidades de la población.