La Brigada Espartana de Ucrania ha adoptado a Kulia (“bala” en ucraniano), un pequeño patito que se une a los soldados en los tiempos muertos y de entrenamiento para mejorar la resiliencia mental de los mismos.
Los reclutas lo adoran y lo alzan con cuidado siempre que se pasea por delante de ellos y todavía más cuando están en plena charla sobre los peligros por trauma y las neurosis que pueden derivar de la guerra.
Los animales también juegan un papel en la guerra porque tienen un gran poder calmante”
El jefe del escuadrón de apoyo psicológico de la unidad, Maxim, destaca la importancia de las conexiones sociales, incluso con los animales. Para él, las clases que ofrecen los instructores son “como una medida preventiva”.
El artillero Volodymyr coincide y añade: “Los animales también juegan un papel en la guerra porque tienen un gran poder calmante”. El hombre, de 30 años, sonríe radiante mientras muestra vídeos del patito de su unidad —un patito diferente a Kulia— que encontraron abandonado bajo un cañón.
Los animales les permiten sentirse más humanos, admite Volodymyr. «He visto a un montón de tipos que parecían Rambo, asesinos a sangre fría, que en realidad no son así», comenta el artillero tras ver la ternura que despierta un pequeño patito en las carnes de los soldados.
«Ojalá pudiera derribar drones», ríe Volodymyr y explica que el patito vive en su posición y que ahora ha aprendido a esconderse de los drones. «Entiende y ve que nos escondemos del sonido del dron, así que hace lo mismo. No es broma».
Los soldados, que transitan por un lugar no revelado de la región ucraniana de Dnipropetrovsk, están realizando un ejercicio que combina resiliencia mental y entrenamiento de combate para militares.
El acompañamiento de Kulia les da una lección muy importante según Maxim: “Cuando una persona ayuda a alguien más pequeño, lo alimenta y lo cuida, también se siente importante y más ligero incluso en situaciones traumáticas”.