“Hay gatitos en uno de los maceteros”. El mensaje circuló este verano por los móviles de todos los propietarios de una urbanización de San Sebastián de los Reyes, en la Comunidad de Madrid. Las dudas sobre qué hacer con los animales se incrementaron con el correr de las horas. Sara, una de las vecinas, propuso llevarlos a una protectora. Cogió el teléfono y llamó al refugio más cercano. “Imposible. Estamos saturados, no tenemos lugar para más animales”, lamentó la encargada del refugio. Finalmente, tras varios días de incertidumbre y angustia, las crías fueron adoptadas por distintos residentes del barrio.
La respuesta que recibió la vecina de esta localidad madrileña se repite por toda España. Algunas protectoras ni siquiera atienden los llamados. Otras avisan en sus redes sociales de que no pueden acoger más animales. “Estamos todas en la misma situación, con una saturación crónica, sin espacio físico, con pocos voluntarios, con escasos recursos económicos y con una demanda siempre alta”, resume Carmen de los Santos, presidenta de la protectora Siempre Contigo, de Rota, Cádiz.
Esto es un no parar. Muy a nuestro pesar, no podemos más. Las casas que nos ayudan están más que saturadas y nadie se digna a acoger
Fotografía de archivo de una protectora de animales de Mataró
Las razones de este colapso generalizado son muchas, coinciden todas las organizaciones consultadas por La Vanguardia. La lista incluye la escasez de protectoras municipales: sólo un 15% de los 1.590 establecimientos registrados en España son de titularidad pública. Pero la causa principal, responden quienes están al frente de las protectoras, es la alta tasa de abandono de perros y gatos que tiene España, muy por encima de la media europea. ¿Por qué la gente se quiere deshacer de los animales domésticos? El coste económico de alimentarlos y sanarlos -un gasto promedio anual de 400 euros- y los cambios de viviendas -alquileres que no aceptan mascotas-, aparecen entre los principales motivos.
“Es preocupante la cantidad de abandono que hay. Las mascotas no son un sofá o un mueble que pongo dentro de una casa y descarto cuando ya no lo quiero. Las cifras de abandono son siempre elevadas, con picos en determinadas fechas como los veranos. Lo cierto es que no hay manera de absorber este flujo constante”, explica Nieves, voluntaria de la Asociación La Voz Animal, ubicada en Parla, Madrid. En la actualidad, esta protectora tiene un total de 200 animales, 100 perros y 100 gatos, muy por encima de su capacidad. “El problema añadido es que el abandono siempre supera a la adopción”, agrega la voluntaria.
Una cifra estable en la última década
Cerca de 300.000 animales abandonados o perdidos cada año
Affinity abandono animales
La percepción de Carmen y Nieves coincide con las estadísticas de la Fundación Affinity, una entidad privada sin ánimo de lucro que busca promover el papel fundamental de los animales de compañía en la sociedad. En 2023, las protectoras que hay en España recogieron 286.681 perros y gatos. Es decir, 785 animales por día, 33 cada hora.
Al repasar los números de años anteriores, se advierte que se trata de una cifra estable, que oscila en la última década entre 280.000 y 310.000. “Es un dato preocupante y que constata que el abandono sigue siendo un problema estructural que precisa una mayor intervención y cooperación de todos los agentes implicados para lograr disminuir esta cifra y asegurar el bienestar de los animales de compañía en nuestra sociedad”, lamenta la fundación.
Del total de animales recogidos, 170.712 fueron y 115.970, gatos. El abandono o la pérdida afectó en 2023 al 2.6% de los 6.510.000 de perros y al 2.4% de los 4.783.000 gatos que se estima viven en España. En el caso de los perros, el 45% fue adoptado, el 21% devuelto, el 19% alojado en las protectoras, el 6% en casas de acogida y el 5% fallecieron. En los gatos, los porcentajes fueron 49% (adopciones), 17% (casa de acogidas), 12% (refugios) 11% (fallecidos) y (5% devueltos).
Los motivos
Pérdida de interés por el animal, motivos de salud y/o económicos
Affinity abandono animales
¿Qué esgrimen las familias que entregan sus mascotas a las protectoras? Según esta fundación, las razones más comunes son: una camada no deseadas (14.9%), la pérdida del interés por el animal (13.3%), el comportamiento del animal (11.8%), el fin de la temporada de caza (11.4%), los factores económicos (9.6%) y los cambios de vivienda (9.1%).
La cifra de animales abandonados en España es bastante más alta que la de países vecinos como Francia o Reino Unido, donde las recogidas de las protectoras no superan las 200.000. “Tenemos una tasa de abandono alarmante. Hay que hacer mucha pedagogía social. No puede ser que se adopte por el capricho de un hijo o como regalo de Navidad y que luego se mande al animal a la calle porque muerda un mueble o arañe un sofá”, se queja Carmen, quien lleva 19 años al frente de una protectora.
En su refugio, el 90% de los animales llegan sin microchip -obligatorio para su identificación-, que permite poder contactar a los amos y devolverlos en caso de tratarse de un extravío. Según las estadísticas de la Fundación Affinity, ocho de cada diez perros llegan a las protectoras sin esta tecnología. El porcentaje es más bajo en los gatos, menos del 5%.
Esto es un no parar. Muy a nuestro pesar, no podemos más. Las casas que nos ayudan están más que saturadas y nadie se digna a acoger
Covadonga Díaz, abogada de la Comisión de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Oviedo, explica que “la ley no deja lugar a dudas” respecto a que son las administraciones las que deben encargarse de un animal en situación de abandono. La Ley de Protección de los Derechos y de Bienestar Animal -aprobada en 2023-, establece un marco legal para, justamente, garantizar la protección adecuada de los animales contra el abuso y la negligencia.
Sin embargo, la “evasión” del cumplimiento de la ley por parte de los ayuntamientos se traduce en la “delegación indebida de responsabilidades en los ciudadanos”. En la mayoría de los casos, son los propios vecinos quienes asumen la carga de recogerlos y cuidarlos. Así nacen las protectoras, que a base de mucho esfuerzo físico y de recursos económicos limitados -donaciones, membresías, sorteos- evitan el desamparo de los animales.
Carmen relata que el “desgaste físico y psicológico” de hacerse cargo de cientos de perros y gatos es muy grande, más cuando los voluntarios tienen que sacar dinero de sus bolsillos para, por ejemplo, pagar un tratamiento u una operación. También es frustrante responder “ahora no podemos” cuando alguien se acerca a dejar a un animal. “Las casas de acogida son de gran ayuda, pero también están saturadas”, explica.
Antes de que empiece el verano, la Associació Animal per Cullera (Valencia) avisó en sus redes sociales el cierre de la entrada de animales. “Muy a nuestro pesar, no podemos más. Esto es un no parar”, afirmaron en el comunicado, dejando entrever el nivel de agotamiento físico y emocional que estaban experimentando. “Las casas que nos ayudan están más que saturadas y nadie se digna a acoger”, explicaron.
En Andalucía, la Protectora de Animales de Málaga, una de las más antiguas de España, cumplirá 150 años en 2026, también se enfrenta a una situación límite: alberga más de 600 animales, cuando su capacidad legal está fijada en 260. La cifra triplica el aforo permitido. La media de entradas se sitúa en 3 o 4 animales al día. “Por suerte son muchas las familias que adoptan en España, el problema es que el abandono es tan alto que las protectoras no damos abasto”, lamenta Carmen.

