A la primatóloga Jane Goodall le decían que era “good-all: buena en todo. Lo fue como científica y como activista. Pero uno de sus valores más destacados fue la capacidad de arrastre para implicar a otras mujeres en la protección de la Naturaleza. Fue única pero con una influencia decisiva sobre diversas disciplinas y generaciones.
Entre las décadas de 1950 y 1970, el paleontólogo Louis Leakey (1903-1972) encargó a tres mujeres, entonces inexpertas pero apasionadas por la Naturaleza, el estudio de grandes primates en la selva: los chimpancés, gorilas y orangutanes. Ellas eran Jane Goodall, Dian Fossey y Biruté Galdikas. Les llamaron Los Ángeles de Leakey. Y hoy son las autoras más reconocidas a escala mundial en el campo de la primatología.
Goodall (Grn Bretaña) descubrió que los chimpancés, al quitarles hojas a las ramitas, eran capaces de diseñar una herramienta con la que cazar en un nido de termitas. Hasta entonces, los científicos pensaban que el ser humano era la única especie que hacía y usaba herramientas.
Dian Fossey (San Francisco) marchó a Ruanda en 1963. Y allí murió asesinada a los 53 años, supuestamente por los cazadores furtivos contra los que ella luchaba. Antes nos dejó el relato de ‘Gorilas en la niebla’.
Y Biruté Galdikas (Alemania) emprendió el camino hacía Borneo (Indonesia) en 1971 para centrar su trabajo en los orangutanes en peligro de extinción, y hoy es una voz activa en las campañas internacionales para la protección de sus hábitats. Tras la muerte de Goodall y Fossey, ha tomado el relevo como gran referente.

La misma estela ha seguido en Uganda la veterinaria Glady Kalema-Zikusoka
La referencia de Rebeca Atencia
Uno de los mayores logros de Goodall ha sido poder dejar su semilla en África, en personas como Gladys Kalema-Zikusoka. Ésta veterinaria ugandesa es fundadora de Conservation Through Public Health, una organización dedicada a proteger a los gorilas y a otros animales salvajes del riesgo de enfermedades humanas y ganaderas en África.
En 2015, esta oenegé estableció un programa para incrementar los ingresos de la población en las cosechas de café Arábica para reducir las enfermedades y, por lo tanto, transferir menos enfermedad a los gorilas residentes. Ella fue la primera veterinaria de la vida silvestre de Uganda y la protagonista del documental de la BBC, Gladys the African Vet.
”Investigadoras en África que estudian el comportamiento de los chimpancés o centros de rescate hay muchísimos”, resalta Laia Dotras, codirectora del departamento de investigación en el Instituto Jane Goodall España.

Biruté Galdika es la única persona viva del grupo de ¡Los Ángeles de Leakey'.
Pero para muchas personas, unas de las herederas de Goodall es Rebeca Atencia (El Ferrol, en A Coruña, 1977), quien, tras terminar la licenciatura, con 27 años, se trasladó en 2004 a África para trabajar en Help-Congo, una organización especializada en la reintroducción de chimpancés en su medio natural.
En pocos meses, la pasión por su trabajo llamó la atención de la mismísima Goodall, que le propuso dirigir el centro de recuperación de Tchimpounga (del Instituto Jane Goodall en Congo), que transformó para lograr la reintroducción de los primates en la selva. Y allí se encarga de la rehabilitación y bienestar de más de 150 chimpancés rescatados (víctimas del tráfico ilegal y la caza furtiva) y de otros animales salvajes
Karmele Llano se fue a Borneo
Otras mujeres han seguido de una u otra manera la misma estela, como la veterinaria vasca Karmele Llano (Bilbao, 1978), quien, tras viajar como voluntaria a Borneo, hoy es la directora del programa de conservación de orangutanes de la fundación International Animal Rescue de Indonesia.
En el centro de rescate del Parque Nacional de Bukit Baka Bukit Rayal, los animales son preparados para ser liberados. “Los humanos no podemos enseñarles a convertirse en animales salvajes. Así es que tienen que aprender unos de otros. Y lo hacen en la escuela del bosque”, nos explicó un día Karmele Llano.

Karmele Llano
La deforestación (la expansión del cultivo de la palma aceitera, los incendios en suelos de turberas muy inflamables…) ahoga el espacio vital de los orangutanes que se quedan sin selva y buscan comida en los cultivos de fruta de los agricultores, con lo que provocan daños en las plantaciones y conflictos que desatan la ira contra ellos. Los cazadores furtivos matan a las madres para usar a las crías como mascotas, y estas son enjauladas y objeto de tráfico.
Dotras menciona también a Itsaso Vélez del Burgo, licenciada en Ciencias ambientales por la Universidad de Barcelona y master en primatología por el mismo centro universitario. Vélez del Burgo es la directora del Centro de rehabilitación de Primates de Lwiro, en la República Democrática del Congo.
Jane Goodall fue una fábrica de vocaciones. Está garantizado que tendremos buenas primatólogas; otra cosa es si tendrán la misma capacidad de convencimiento.
“Jane Goodall fue una fábrica de vocaciones. Está garantizado que tendremos buenas primatólogas; otra cosa es si tendrán la misma capacidad de convencimiento. Talento no falta, pero hoy la ciencia trabaja en equipo”, dice Jordi Serrallonga, profesor de Evolución Humana de la UOC, quien enumera una larga lista de expertas en etología animal: la primatóloga Magda Bermejo, la psicóloga Anna Albiach o Montserrat Colell, hasta ahora profesora de la UB.
Y hay quien ve en la norteamericana Lori Marino una émula de Goodall. Esta mujer ha demostrando que los cerebros de los delfines son tan complejos como los de los grandes simios. En 2001 escribió el primer estudio que demostraba que los delfines mulares son capaces de reconocer su imagen en un espejo.
Otra ‘heredera’ de Goodall es Paola Cavalieri, filósofa italiana, conocida principalmente por su activismo en favor de los simios. En este campo ha publicado ‘La questione animale’ (1999) y The Great Ape Project (1993), realizado conjuntamente con el filósofo australiano Peter Singer. Todo ello ha dado lugar al Proyecto Gran Simio. Cavalieri también dirige la revista internacional de filosofía Etica & Animali
Paula Casal, presidenta del Proyecto Gran Simio-España
“El mejor homenaje que podemos hacer a Goodall es que se apruebe la ley de Grandes Simios”
“El mejor homenaje que podemos hacer a Goodall es que se apruebe la Ley de Grandes Simios [gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes…], que ella pidió repetidamente en sus numerosas visitas a España”, dice Paula Casal, presidenta del Proyecto Gran Simio-España y profesora de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra, especializada en derecho de los grandes simios.¿Prioridades de la futura ley?: “que no los maten, porque cada vez que se escapan de los lugares donde estén recluidos la persecución acaba con la muerte del animal, tiroteados con pistola, en lugar de tener preparado un cartucho con material sedante”. Las enfermedades mentales ocasionadas por el cautiverio y la falta de una cultura social (al quedar sin raíces, encerrados) son algunos de los mayores impactos que causa el encierro. “Los animales van ‘empastillados’, hacen gestos repetitivos. Las madres no saben proteger a sus crías de los machos, no saben ni siquiera amamantarlas y deben enseñarle una persona humana porque si no el bebé llora y la madre se pone nerviosa”, dice Casal, quien recuerda el caso de Natalia, la chimpancé de Bioparc en Valencia que estuvo siete meses abrazada al cadáver, sin el apoyo anímico que una madre obtiene de sus congéneres cuando está en la Naturaleza.
Influencia en las últimas generaciones
“Yo leía todos sus libros, veía todos sus documentales. Goodall siempre decía que todos los animales son individuos merecedores de una vida, y que muchos tienen personalidad” señala Carlota Bruna, una influencer de contenidos medioambientales y de alimentación vegana en las redes. Por Goodall estudió Nutrición y Dietética. “Goodall nos enseñó que cada acto cotidiano cuenta, y para mí el acto de comer es una de las armas más poderosas para proteger el medio ambiente: comer de manera racional sirve para proteger la biodiversidad, reducir el consumo de agua, su contaminación, el uso de la tierra, y podemos ayudar a los animales”
“Lloré cuando supe su muerte. Su capacidad de transmitir amor por la Naturaleza, su investigación pionera y el poder para comunicar esa emoción me impresionaron”, dice Natacha Aguilar, bióloga marina, investigadora de Instituto Español de Oceanografía (CSIC) en Tenerife.