La recogida selectiva se estanca y obliga a rediseñar la gestión de los residuos municipales

La crisis de los desechos

El Área Metropolitana de Barcelona redefine los sistemas de tratamientos con una apuesta por reconvertir los ecoparques en 'fábricas' de fertilizantes y abonos

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Planta de selección de envases de Gavà

ACN

La recogida selectiva de los residuos municipales en el área de Barcelona sigue estancada, lo que unido a las nuevas exigencias legales para recuperar los materiales está obligando a la Administración metropolitana a rediseñar los sistemas de tratamiento de desechos. La previsión es invertir 673 millones de euros a finales de 2035 en la construcción de una decena de nuevas plantas de tratamiento y la remodelación de los ecoparques actuales. Potenciar la reutilización y apostar por el mayor aprovechamiento de la materia orgánica son dos de los objetivos estratégicos.

La necesidad de este giro en el manejo de los residuos municipales nace de la constatación de que las tasas de recogida selectiva no alcanzan los niveles exigidos.

La recogida separada sigue estabilizada en torno al 40% desde hace años -39% en 2024-, lejos de los objetivos europeos (un 50% para 2020 y un 55% para 2025). Solo 11 municipios y dos barrios de Barcelona aprueban el examen. Un 70% de los 36 municipios metropolitanos no cumple con lo que establece la ley de Residuos estatal y la directiva comunitaria. “Se hace necesario un cambio de modelo”, sentencia Frederic Ximeno, director del área de Acción Climática de la AMB.

Nuevos objetivos

Revertir la situación exige implantar nuevos sistemas de recogida eficiente (puerta a puerta, contenedores inteligentes, adaptación de las tasas...), ya que los sistemas de contenedores abiertos en las calles “han llegado al máximo de su efectividad”.

Los cambios que se están esbozando están marcados por la necesidad de dar respuesta a los nuevos objetivos comunitarios que comportan, entre otras metas, la obligación de reducir un 10% la generación de residuos (respecto al 2010), alcanzar un reciclaje del 65% y mejorar la calidad de la materia orgánica recogida. Además, para 2035, solo el 10% como máximo de los desechos podrán ir a vertedero.

Centros de intercambio y reparación

La AMB se plantea, en primer lugar, dar un gran impulso a la reutilización de materiales y “aumentar, por lo tanto, la escala” de las  actuales iniciativas en este campo. Se deberán construir dos grandes centros (en la zona de Besòs y el Llobregat) para fomentar el intercambio y la reparación objetos y artícilos reaprovechables (muebles, electrodomésticos y demás...).

Estos centros “tendrán una dimensión suficiente para que tengan una verdadera impacto positivo sobre la reducción de residuos”, resalta Ximeno. Además, se van a rediseñar las deixalleries (puntos verdes) para que sean centros de aprovechamiento de recursos, como promueve la Generalitat, de manera que ya no solo sean lugares donde se dejan materiales, sino que también sirvan para reparar y reutilizar.

También se ha programado una planta para recuperación de materiales inertes y otra para gestionar los excedentes alimentarios y evitar los desperdicios culinarios, en línea del centro de la Fundació Espigoladors de El Prat.

Los cuatro ecoparques se volcarán en la orgánica

La nueva estrategia esbozada incorpora, entre los elementos destacados, una redefinición de los cuatro grandes ecoparques del área metropolitana (Sant Adrià del esòs, Zona Franca, Montcada y Hostalets de Pierola) donde ahora se trata la basura orgánica separada selectivamente, así como la fracción resto (que aportan respectivamente los contenedores marrón y gris). El Área Metropolitana de Barcelona los va a rediseñar para reconvertirlos en plantas volcadas en el tratamiento de la fracción orgánica, con la finalidad de transformarlas en 'fabricas' de abono y fertilizante.

Ahora en las instalaciones de tratamiento de la materia orgánica -hay dos más: en Torrelles de Llobregat y Sant Cugat) se produce compost para la agricultura (no siempre de una calidad ideal) mientras que el biogás de la basura se transforma en energía eléctrica.

La intención es convertir estos ecoparques en instalacioes para la producción de fertilizantes y abonos de calidad (y productos fabricados “a la carta”, según su utilidad), mientras diversas técnicas de enriquecimiento permitirían transformar el biogás en biometano. “Podríamos producir un gas 100% renovables asimilable al gas natural, y que, por lo tanto, se podría inyectar en la red de gas natural y,por lo tanto, reducir su consumo de la fuente fósil”, recalca Ximeno.

La fracción resto se debe reducir

Se espera que el conjunto de estrategias permitirían reducir el volumen de los desechos de la fracción resto. Las plantas de selección y recuperación, así como las nuevas responsabilidadas ampliadas otorgada por ley a los productores y fabricantes (que deben asumir sistemas propios de gestión en materia de envases de bebidas, textil y demás) deberá reducir el volumen de los productos valorizables de la fracción resto.

 “Creemos que se puede reducir un 50% los residuos de rechazo”, añade Ximeno. Por eso, para abordar esta segunda oportunidad de aprovechamiento de materiales de la fracción resto, se construirá una nueva planta de triaje y recuperación, aunque sin ubicación decidida.

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