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La atmósfera y el clima ya notan el impacto de los centros de datos y la IA

Crisis climática

Las emisiones de CO2 de la energía fósil siguen creciendo este año (un 1.1%), en parte por el aumento de la demanda para el suministro de estos servicios en Estados Unidos

El repunte del carbón en Estados Unidos (7%) y el transporte aéreo y marítimo mundial (3,7%) explican el aumento

Los centros de datos deberían obtener su fuente de suministro con fuentes de energía renovable para reducir su impacto en emisiones a la atmósfera

Marijan Murat/dpa / Europa Press

Las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero, producidas por la energía fósil (en la quema de carbón, petróleo y gas natural) seguirán creciendo este año. Las proyecciones indican que el año acabará con un aumento del 1% de estas emisiones, con lo que aún no alcanzan el pico máximo, necesario para iniciar la senda virtuosa para frenar el ascenso de temperaturas. El incremento de la demanda de energía en Estados Unidos (necesario para el consumo en los centros de datos donde opera la IA), el repunte del carbón tras una década en la que parecía languidecer y la reactivación del transporte aéreo y marítimo son tres factores que explican esta situación.

“No hemos hecho muchos avances. Continuamos arrojando gases sin llegar al pico máximo, a partir del cual debemos empezar a bajar”, señala Pep Canadell, director ejecutivo del proyecto Global Carbon Project (GCP), cuyos resultados se dan a conocer hoy. Canadell es investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia).

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Todas las fuentes de combustibles contribuyen

Todas las fuentes de combustibles están contribuyendo este año a este crecimiento de las emisiones, incluso el carbón (+0,8%), que en años anteriores no estaba creciendo y que ahora, aunque a velocidad pequeña sigue aumentando.

El petróleo sigue teniendo una subida destacada (1%), mientras que “el gas natural es lo que está preocupando ahora más, porque desde los años 60 sigue creciendo sin parar” (y llega este año al 1,3%). Además, el impulso que está teniendo el gas licuado y sus infraestructuras hacen prever que “tendremos gas para muchos años, lo que no es congruente con los objetivos de descarbonización”, comentó Canadell en un encuentro con la plataforma SMC España.

Térmica de Bergheim, en Alemania

SASCHA STEINBACH / EFE

El comportamiento de diversos países

El incremento de emisiones en Estados Unidos (+1,9%) se debe sobre todo “al crecimiento de la demanda de electricidad” y, en concreto, al mayor consumo de energía en los centros de datos y los servicios de IA, muy por encima de las tendencias recientes.

Grandes demandas de calefacción se cubrieron también con energía generada en térmicas de carbón (cuyas emisiones aumentan un 7,5%), puesto que el gas natural (destinado preferentemente a la exportación) se ha encarecido, lo cual hizo más competitivo los precios de la generación con carbón.

En China (que aporta un tercio de los gases arrojados a la atmósfera) las emisiones aumentan este año un 0,4%, pero hasta que no acabe el año no se sabrá a ciencia cierta su comportamiento final o hasta qué punto incide la ralentización de la economía. 

No se registran ni mucho menos las subidas de CO2 de otros años, pero está por confirmar en qué momento alcanzará su pico de emisiones.

En Europa, las emisiones han subido un 0,4% (por la menor producción de energía renovable en los países del Norte) y en India un 1,4%, favorecido por un mayo y junio benigno y gracias a la revolución de las energías renovables. Por su parte, el conjunto de transporte aéreo y marítimo (+3,7%) completan este panorama.

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Sumideros de carbono menos efectivos a causa del calentamiento

El estudio detecta también que las emisiones de CO2 procedentes de fuente naturales (degradación de los bosques, incendios, cambios en el uso del suelo…) continúan siendo altas, pero se han reducido desde el pico alcanzado en los años 90. Han totalizado 3,8 GtCO2 al año el último decenio, pero el crecimiento del bosque o la reforestación (sobre todo en China, en Estados Unidos y en la UE27) han compensado esta circunstancia (2 GtCO2).

Los sumideros naturales de CO2 se han reducido debido al cambio climático un 25% en el caso de los sumideros terrestres y el 7% en el caso del sumidero oceánico.

“Lo que estamos viendo ahora es que los sumideros en tierra [bosque que absorben y neutralizan el CO2) son una cuarta parte más pequeños de lo que podrían ser, debido a las sequías y las altas temperaturas [que matan la vegetación]. Todo ello hace que la absorción de CO2 en lugares como los trópicos, que ya son muy calurosos, sea menos eficiente”, añade Canadell.

En resumen, estos sumideros (bosques, mares…) siguen absorbiendo CO2 de la atmósfera, pero “son más pequeños de lo que deberían ser si no fuera por el cambio climático”.

Lo que se ha constatado ya en 2024 es, pues, “una demostración de lo sensible que pueden ser los sumideros a los incrementos de temperaturas y las sequías, circunstancias que, a medida que se acelere el cambio climático, ocurrirán más”, añade Canadell.

En España, las emisiones aumentaron un 2% en 2024, catapultadas sobre todo por el consumo de los derivados del petróleo.