Miles de manifestantes por el clima marcharon el sábado por la ciudad brasileña de Belém en un despliegue ruidoso, diverso y pacífico para exigir más medidas que protejan el destino del planeta y descargar su ira contra los gobiernos y las industrias de combustibles fósiles.
A poca distancia, los negociadores llegaban al punto medio de la maratoniana cumbre climática COP30, que pretende convertir años de promesas en acciones para frenar el aumento de la temperatura global y prestar apoyo a los más afectados por un planeta más cálido.
Uno de los manifestantes
En las calles, indígenas, jóvenes activistas y grupos de la sociedad civil se reunieron a temperaturas sofocantes, cantando, tocando instrumentos musicales y ondeando pancartas.
“Este es un lugar para marchar y trazar una hoja de ruta sobre lo que hay que hacer en esta COP: una transición que abandone la deforestación y el uso de combustibles fósiles”, dijo la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, dirigiéndose a la multitud.
La manifestante indígena Cristiane Puyanawa se unió a la marcha para reclamar mayores derechos sobre la tierra. “Nuestra tierra y nuestros bosques no son mercancías. Respetad la naturaleza y a los pueblos que viven en los bosques”, afirmó.
La COP30 ya ha sido escenario de numerosas protestas, entre las que destacan un intento de forzar la entrada al recinto por parte de indígenas que se saldó con enfrentamientos con las fuerzas de seguridad el martes, y otra sentada pacífica que bloqueó el recinto el viernes por la mañana.
El sábado, designado como día de protesta en las dos semanas que dura la cumbre de la COP, hubo una enorme presencia de seguridad en torno al lugar de celebración, incluida policía militar con equipo antidisturbios, a pesar de que la ruta de la marcha no pasaba directamente por allí.
La COP pasa a la fase política
Dentro de las conversaciones, los negociadores que han pasado la semana intentando lograr avances informaban lo que habían conseguido, antes de traspasar su trabajo a los ministros, que intentarán superar los obstáculos políticos que queden.
“A medida que los negociadores se acercan a la segunda semana, deben recordar que la acción por el clima no consiste en cifras abstractas u objetivos lejanos. Se trata de las personas”, afirmó Katharine Hayhoe, científica jefe de la organización medioambiental sin ánimo de lucro The Nature Conservancy. “Cada elección que hacemos hoy determina el futuro que compartiremos mañana”.
Personas participan en la Marcha Global por el Clima en protesta por la defensa de los bosques, los derechos territoriales indígenas y la responsabilidad climática global, en Belém
El extenso orden del día de la cumbre abarca una enorme variedad de temas con la intención de seguir avanzando sobre la base de los progresos realizados en años anteriores, un proceso que a menudo ha ido avanzando poco a poco durante tres décadas y que ha conseguido algunos avances, pero no suficientes, para reducir el calentamiento global.
Sin embargo, aún no está claro qué saldrá de la cumbre, ya que algunas de las cuestiones más controvertidas se debatirán al margen del proceso formal, como el aumento de la financiación para el clima, el abandono de los combustibles fósiles y cómo abordar el déficit colectivo en los planes de reducción de emisiones.


