España logra nota alta en el ranking que valora la respuesta de los países a la crisis climática

COP30

España escala cinco puestos y alcanza la posición 11º en un ranking de 64 países analizados por el Índice de Desempeño frente al Cambio Climático

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Planta solar termoeléctrica de Andasol, en Aldeira, en Granada

LV

¿Qué países son los que muestran un mejor comportamiento y una actitud más activa en la lucha contra el cambio climático?, ¿Cuáles son los que pueden mostrar una mejor carta de presentación en este campo? A estas preguntas dan una respuesta cada año el Índice de Desempeño ante el Cambio Climático, que elaborado la organización GermanWatch, en colaboración con otras prestigiosas entidades (CAN y New Climate Institute).

En el documento presentado se evalúa el desempeño de un total de 64 países, lo que permite elaborar un ranking que fluctúa anualmente.

Este año, el ranking lo encabeza Dinamarca, seguida de Gran Bretaña y Marruecos, que obtienen una calificación “alta”. En cambio, ninguno de estos países obtiene la máxima calificación (“muy alta”) de manera que las tres primeras posiciones permanecen vacantes.

A la cabeza

Otros lugares destacados son para Chile (4º), Luxemburgo (5º) y Lituania (6º), mientras que las últimas posiciones son para Rusia, Estados Unidos (que baja ocho posiciones), Irán y Arabia Saudita. Uno de los datos que más llama la atención es que España ocupa la posición 11 de los 64 países analizados, con lo que ha escalado cinco puestos respecto a los datos del año pasado.

El estudio elabora esta clasificación a partir del examen de cuatro indicadores: nivel de reducción en gases invernadero, impulso de las energías renovables, contención del consumo de la energía y políticas climáticas.

Dinamarca se encaraba a la cima de la tabla, catapultada por el extraordinario desarrollo de las energías renovables y su ambicioso plan para reducir las emisiones de gases invernadero, pues además está en camino de recortarlas un 70% en 2030 respecto a 1990. Este país ejecuta un ambicioso para instalar aerogeneradores en el Mar del Norte y en el Mar Báltico e impulsa un profundo cambio hacia el coche eléctrico.

Gran Bretaña (segundo en la tabla) ha reducido a la mitad sus emisiones de gases desde 1990 y planea recortarlas un 81% para 2035. De Marruecos se destaca su apoyo  a las instalaciones de la energía solar fotovoltaica y el hecho de que el país no participa activamente en la extracción de combustibles fósiles (tiene reservas de gas sin explotar) y efectúa importantes inversiones en transporte público y ferrocarriles, lo que favorece una movilidad baja en carbono.

El salto de España: las renovables al alza

 España avanza cinco posiciones, hasta situarse en el 11º puesto, y obtiene una clasificación “alta”, al recibir buenas calificaciones por la elevada integración de las renovables en la red (colectivamente aportan el 56% de la electricidad), entre otros factores. “Las tasas de crecimiento de la solar y de la eólica alcanzaron el año pasado de nuevo un récord”, se señala.

Sin embargo, se resalta que, dado el retraso en los esfuerzos de electrificación en sectores como el transporte, esta transición energética “aún no puede alcanzar su máximo potencial para la reducción continuada de las emisiones”.

España ha bajado sus emisiones de gases los últimos años al integrar las leyes europeas en sus políticas, aunque los expertos que la han evaluado echan en falta “un compromiso aún más firme del Gobierno con la eliminación gradual de los combustibles fósiles”. No obstante, se reconocen que la ley de Cambio Climático de 2021 fue diseñada para “reducir la producción y demanda de los combustibles fósiles”, y ahora la extracción de energía fósil solo aporta el 0,2% de la demanda.

Se esperaba que la generación de energía con carbón se detuviera, como así ha sido, en 2025, en paralelo a la rápida expansión de las energías renovables.

Pacto climático y el debate sobre la mejora de la red

El informe también destaca, en la referencia a España, la promesa del presidente Pedro Sánchez de redoblar la respuesta en la adaptación y resiliencia para adecuar la respuesta ante los fuegos, las inundaciones y otros fenómenos extremos, o el proceso para acordar un Pacto Estatal sobre la Emergencia Climática. Y se resalta su papel en la cuarta conferencia internacional para la financiación del desarrollo celebrada en Sevilla, observa como “un compromiso en la negociación multilateral” sobre cambio climático.

Se destaca también que en el debate sobre la transición energética, la modernización y la resiliencia de la red eléctrica está cobrando cada vez mayor importancia. Mientras tanto, se señala que el gran apagón de abril ha sido utilizado por algunos sectores para justificar que continúen las centrales eléctricas de gas y nucleares.

Sectores donde no avanza la electrificación

En cambio, según uno de los expertos, se echa en falta un mayor apoyo a los proyectos comunitarios de autoconsumo en el ámbito local y un despliegue más completo de la directiva de Energías Renovables, para que los consumidores pueden sacar provecho a todas sus ventajas.

También es bienvenido el real decreto que amplía la obligación de efectuar un cálculo de la huella de carbono y elaborar un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a un conjunto de empresas, así como de todas las instituciones de la Administración del Estado.

El punto negro es la electrificación en sectores que no son la producción de energía. Los sectores del transporte, el turismo, la agricultura y la industria “aún no han alcanzado el ritmo marcado por las energías renovables y exigen acciones concretas y una cooperación reforzada con el ámbito local”

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