La COP alcanza un preacuerdo decepcionante sobre el fin de los combustibles fósiles
Recta final
La resolución final no incorporaría la hoja de ruta que pedía Europa para señalar el camino de salida a la energía fósil, y esta pretensión se relega a un documento separado de rango secundario
El frente unido formado por las potencias emergentes y los productores de petróleo resultó infranqueable para los europeos, que se consuelan con haber salvado el multilateralismo
Manifestantes en la conferencia piden justicia climática y respeto a los derechos de las comunidades indígenas
Las negociaciones sobre cambio climático estaban a punto de concluir en Belém el sábado por la mañana tras haberse prolongado un día más de lo previsto, si bien todo indica que su resultado será decepcionante para muchos países (para la propia Europa) y para quienes abogan por medidas más contundentes y ambiciosas para reducir la dependencia mundial del carbón, el petróleo y el gas, cuya quema está calentando el planeta.
El frente unido formado por los países emergentes y los productores de petróleo resultó infranqueable: los europeos se resignaron a aceptar un acuerdo en la COP30 de Brasil que apenas aborda sus demandas sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Los europeos prefirieron este compromiso muy débil al fracaso del multilateralismo.
Tras dos semanas de negociaciones entre casi 200 países y una última noche de conversacionesm las naciones se preparan para adoptar un texto modesto, redactado por la presidencia brasileña de la cumbre.
El principio de acuerdo solo exige acelerar la acción climática de forma voluntaria y únicamente hace una referencia indirecta a la eliminación gradual de los combustibles fósiles, recordando el consenso en este punto alcanzado en la conferencia de Dubái en 2024 (COP28), aunque sin especificarlo explícitamente. Todo esto dista mucho del plan que en su día pidieron más de 80 países europeos, latinoamericanos e insulares.
Habrá que esperar aún
No obstante, el preacuerdo no se puede dar nada por hecho, pues algunas naciones podrían intentar sabotearlo en el plenario si prefieren no llegar a un acuerdo porque lo consideran demasiado débil. “El acuerdo informalmente existe, por lo que sabemos”, declaró el ex negociador filipino Jasper Inventor, ahora en Greenpeace Internacional. “Es un resultado débil”.
La hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles no se incorpora
Finalmente, la propuesta impulsada por la UE para elaborar una hoja de ruta para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles -que secundaron más de 80 países-no se incluirá en pacto.
En cambio, sí se incorpora un plan de transición para los combustibles fósiles como una resolución separada, pero que no tendrá el mismo peso o rango que un acuerdo oficial aceptado por las naciones en la conferencia de las Naciones Unidas.
La llamada 'Decisión Mutirão' (resolución final) plantea poner en marcha el “acelerador global de la implementación”, una iniciativa “cooperativa, facilitadora y voluntaria” para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5ºC respecto a la era preindustrial.
Además, también decide crear la “Misión de Belém al Objetivo 1,5ºC” para fomentar la ambición en los planes nacionales de adaptación y de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo es lograr que los países refuercen sus planes nacionales para reducir las emisiones que contribuyen al calentamiento (dada la brecha entre las contribuciones prometidas y la acción necesaria par evitar un calentamiento peligroso).
Algunos de los principales asuntos en los que han trabajado los negociadores incluyen la definición de cómo se distribuirán los 300.000 millones de dólares al año (para 2035: una suma acordada el año pasado, en la conferencia de Azerbaiyán) en ayuda financiera destinada a los países vulnerables más afectados por el cambio climático.
El texto de compromiso prevé triplicar la ayuda financiera específica para la adaptación en los países en desarrollo para 2035, en comparación con el objetivo actual de 40.000 millones de dólares anuales.
Además, en el futuro deberán continuar las conversaciones sobre las barreras comerciales o “aranceles verdes” donde entran en contradicción el libre comercio y la protección del clima.
El preacuerdo, pendiente de ratififcarse
Para la UE, el mal menor
El preacuerdo aún requiere la aprobación por consenso de las casi 200 naciones que asisten a la conferencia, pero la UE, una voz clave, ha decidido apoyarlo.
”Debemos apoyarlo [el preacuerdo] porque, al menos, nos lleva en la dirección correcta”, declaró Wopke Hoesktra, el comisario europeo, tras una noche de negociaciones y una reunión de coordinación con los 27 Estados miembros. “No ocultamos que hubiéramos preferido más, y mayor ambición en general”.
La ministra francesa, Monique Barbut, se sinceró y dijo que la UE27 prefirió aceptar este texto debido a “las críticas dirigidas a los europeos, que indicaban que una de las razones para oponerse a este texto era que no querían financiar a los países más pobres”.
Sara Aagesen, vicepresidenta del Gobierno
“Nos hubiese gustado un acuerdo muchísimo más ambicioso
“La UE no considera que sea el mejor texto posible, pero vamos a apoyarlo. Entendemos que la acción climática es fundamental, el multilateralismo, la solidaridad y tenemos que actuar unidos. Por lo tanto, vamos a apoyar el texto”, adelantó Sara Aagesen, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica.
La ministra dijo que “muchas partes” (es decir, países) han buscado “un claro retroceso” en Belém, pero la cumbre concluiría sin “dar pasos hacia atrás” y “anclados en la ciencia y en la necesidad de trabajar unidos”. Aagesen indicó que el texto definitivo no alude directamente al abandono progresivo de los combustibles fósiles, pero, gracias a la UE, “hay una mención explícita a todos los elementos que se han considerado a lo largo de las cumbres del clima” como respuesta al calentamiento global. Además, apuntó que la denominada 'Decisión Mutirão' alude a los países más vulnerables a los efectos climáticos y hay avances en adaptación (con 60 indicadores que la evalúan), financiación, transferencia de tecnología y transición justa.
“Europa querría más ambición, que la mitigación estuviera mucho más presente en este acuerdo. Entendemos que el Acuerdo de París sigue vivo, pero tenemos que ir muchísimo más rápido”, añadió. Y Aagesen concluyó: “No estamos contentos. Lo ha dicho el comisario, lo ha dicho la Presidencia danesa y lo comparto. Nos hubiese gustado un acuerdo muchísimo más ambicioso, más equilibrado, más balanceado, donde la mitigación tiene que tener un papel protagonista”.
En 2023 (COP28, en Dubái), los países se comprometieron a una transición justa, ordenada y equitativa hacia el abandono de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, por primera vez en la historia de las conferencias climáticas de la ONU.
Pero desde entonces, los países que producen o dependen de combustibles fósiles han rechazado todos los intentos de reiterar esta señal en el marco multilateral.
La ira de la UE
Durante la negociación, la presidencia de Brasil presentó un borrador de acuerdo en el cual no se hacía ninguna alusión a la necesidad de emprender la transición para dejar atrás los combustibles fósiles, una referencia que sí recogía el primer documento de trabajo.
Esta omisión desató las iras del comisario europeo de Clima, Wopke Hoekstra, quien afirmó que el acuerdo ofrecido era tan insuficiente que los países podrían abandonar la UE sin llegar a un acuerdo.
La omisión fue duramente también por los pequeños estados insulares y los países latinoamericanos, al considerarla demasiado débil.
“Lo que está sobre la mesa ahora es inaceptable”, declaró el viernes “Y dado que estamos tan lejos de donde deberíamos estar, lamentablemente, nos enfrentamos a un escenario sin acuerdo”.
Bas Eickhout, miembro de la delegación del Parlamento Europeo en la COP30, declaró: “Tal como está redactado, ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo. No alcanzar un acuerdo sobre una hoja de ruta para la transición hacia energías limpias no solo sería una gran victoria para los petroestados, sino también para Trump y sus aliados de extrema derecha”.
“Nadie puede esperar seriamente que ganemos la batalla contra la crisis climática si no abordamos el problema principal: la eliminación gradual de los combustibles fósiles”, añadió.
Pero, al final, la UE ha cedido.
¿De dónde viene la oposición a señalar el fin de los combustibles fósiles?
Diversos países, como Arabia Saudita, desde el primer momento, se opusieron a ese llamamiento a emprender la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
Tal medida resulta inaceptable para un grupo de más de 80 países, según hizo saber Corrêa do Lago, presidente de la conferencia. Este compacto bloque incluye a Arabia Saudita, Rusia y otros petroestados, así como a algunos países que dependen del uso de combustibles fósiles. Y, a petición de este grupo, se eliminaron las referencias a la energía fósil en el borrador publicado la madrugada del viernes, lo que constituyó un mal augurio en la recta final de la conferencia.
“Más de 80 países han dicho que es inaceptable [la hoja de ruta reclamada]. Mi presidente ha afirmado que es una prioridad. Pero ya veremos, ya que muchos países han dejado claro que no lo desean en este momento”, declaró Corrêa do Lago.
Sobre todo, el Grupo Árabe
En el Grupo Árabe, Arabia Saudita es el miembro más destacado pero Rusia, Bolivia, algunos países africanos y algunos países que son grandes consumidores de combustibles fósiles también han rechazado la propuesta.
“¿Quién se opone a los esfuerzos en materia de combustibles fósiles? India, Arabia Saudita y Rusia, junto con los países emergentes”, declaró Monique Barbut, ministra francesa de Transición Ecológica.
Tres fuentes afirmaron que el bloque negociador del Grupo Árabe, cuyos 22 miembros incluyen a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, declaró que sus industrias del petróleo y gas deben estar fuera del radar de las discusiones.
Arabia Saudita entregó un comunicado del Grupo Árabe a los negociadores, para advertir que atacar a sus industrias haría fracasar las negociaciones.
Delegados de varios países informaron que China no se encontraba entre los países que bloquean la hoja de ruta, mientras que India -en su línea habitual- adoptó una postura más firme centrada en reclamar que los países desarrollados deben asumir la responsabilidad de las emisiones de gases de efecto invernadero del pasado.
Algunos países en desarrollo con intereses en combustibles fósiles, como Nigeria y Sierra Leona, respaldaban la hoja de ruta.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, había anunciado inicialmente un plan más sólido para abandonar los combustibles fósiles, en sintonía con más de 80 países. Pero el borrador de acuerdo de viernes ni siquiera mencionaba la palabra “combustibles fósiles”.
Los acuerdos de la COP30 técnicamente deben aprobarse por consenso. Sin embargo, en el pasado, la presidencia en ocasiones ha ignorado las objeciones de cada país en su afán por cerrar el proceso.
Falta ver ahora qué ocurre en el plenario.