Existen varias hipótesis sobre el origen del virus de la peste porcina africana que sufren los jabalíes de Collserola, pero necesariamente en todos los casos el vector que ha propiciado esta situación es la intervención o intermediación del hombre, concretamente de sus actividades.
“El virus no siempre viaja con el jabalí, sino que interviene el hombre”, dice Carme Rosell, bióloga experta en gestión de fauna salvaje de Minuartia.
Algunos focos o brotes de la peste porcina, como los de Italia o Bélgica, están desconectados de los de otras zonas de Europa, como Alemania o Rumania, donde también se ha declarado la enfermedad. Esto demuestra que el virus no ha sido transportado por el jabalí, sino que hay un agente “mediador”. “El virus es transportado por vectores humanos”, recalca esta experta.
Una posibilidad es que el virus haya viajado en la rueda de un coche o que proceda de carne infectada de algún lugar de Europa y consumida aquí, y cuyos desperdicios se han dejado en un contenedor o una papelera a la que se hayan acercado los jabalíes desde el bosque, algo muy frecuente en el entorno de Collserola.
“Podría ser que una persona que hubiera viajado a una zona infectada pudiera haber traído un producto cárnico infectado”, dice Rosell.
O podría tratarse de un vehículo, que pisara barro y que hubiera viajado a estas zonas infectadas. “Es decir, lo más probable es que haya llegado transportado por algún vector humano”, añade.
También desde el Ministerio de Agricultura se sugirió el viernes que cabría la posibilidad de que un jabalí hubiera ido a comer en un contenedor con restos de comida infectada, pues se apuntó sin más detalles que el foco podría estar “en una carretera”. El hecho es que cabe pensar que tras la ingestión, al cabo de unas semanas, empezaron a producirse las muertes y a infectarse a otros jabalíes.
“Hasta ahora hay dos casos de peste porcina africana que hemos detectado [en jabalíes], pero habrá más casos”, declaró el viernes por la tarde Rosell a este diario antes de conocerse otros cuatro casos sospechosos conocidos este sábado. Los seis jabalíes han aparecido en las inmediaciones del campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), en el municipio de Cerdanyola del Vallès, dentro de la sierra de Collserola.
Rosell considera por otra parte que la mayor o menor densidad de jabalíes en la zona no tiene nada que ver con el origen del primer contagio, y resalta que no hay ninguna intencionalidad en lo que se ha visto.
Jabalíes ingiriendo restos de comida junto a unos contenedores de basura
“La preocupación por esta enfermedad es grande porque causa una mortalidad muy elevada y no tiene ahora mismo una vacuna que nos permita prevenirla”, señala Carme Rosell, bióloga experta en gestión de fauna. Esta especialista se muestra, pese a todo, optimista pensando que se puede controlar el brote para que no pase a la cabaña porcina. “Sabemos que esto es posible porque hay dos casos cercanos de brotes de peste porcina en jabalíes en Bélgica y en Roma que se han podido controlar y erradicar sin afectar a la cabaña porcina”, añade Rosell.
Para frenar la expansión de la enfermedad es clave una acción rápida, con un plan de contingencia como el que se está aplicando en Catalunya: recoger las carcasas para no dejar restos, extremar las condiciones de bioseguridad en las granjas, reducir la posibilidad de movimientos de los jabalíes y contar con la colaboración ciudadana para que no se entre en las zonas infectadas, ya que “el virus lo podemos transportar en la suela de nuestro zapato”.
Un jabalí se encarama en un contenedor de basura en Vallvidrera en busca de comida
El sindicato Unió de Pagesos confía en que la enfermedad quede acotada al ámbito de los jabalíes y no traspase a las granjas de cerdos. Si fuera así habría que proceder al sacrificio de animales. “Si se mantienen las medidas de vigilancia, no tiene por qué afectar a las granjas”, añade Rossend Saltiveri, de UP. El conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, ha asegurado que las granjas catalanas son “de las más seguras y modernas”.



