A las puertas de unas fechas en las que decenas de millones de personas planifican viajes navideños, un estudio científico asegura que las emisiones de gases que genera el turismo aumentan al doble de velocidad que la del resto de la economía global. Según los cálculos científicos, roza ya el 9% del total de emisiones de CO2. “Si no se toman medidas urgentes, como reducir los viajes, el sector turístico mundial duplicará su impacto climático cada 20 años. Esto incumple con el Acuerdo de París, que obliga a que rebajar sus emisiones más de un 10% cada año”, señala la investigadora Ya-Yen Sun, de la Universidad australiana de Queesland, primera autora del artículo que publica la revista Nature Communications.
Ya-Yen Sun y sus colegas han descubierto, con datos de 175 países, que las emisiones de gases asociados al turismo han aumentado un 3,5% cada año (más del doble que la media de toda la economía, situada en el 1,5%) en la década entre 2009 y 2020. Esto supone el 8,8% del total de CO2. La causa: las mejoras en la eficiencia y las tecnologías en las que el sector se ha centrado apenas han servido para avanzar un 0,3%. Pero no se nota, porque el número de turistas crece (salvo en 2020 por la pandemia de COVID-19) casi un 4% anualmente, y no tiene visos de frenarse. De hecho, apuntan que en 2024 se pueden superar los 20.000 millones de viajes para una humanidad de 8.000 millones, complicando mucho la ruta hacia un mundo con emisiones cero.
Estados Unidos, China y la India, los viajeros con más emisiones; España, 19º

El transporte aéreo genera ya el 8,8% del total de emisiones a la atmósfera
Este aumento de gases con efecto invernadero que causan el cambio climático se debe en un 52% a los viajes en avión, un 34% a servicios públicos relacionados y el 18% al transporte por carretera. Según este trabajo, solo 20 países son responsables de tres cuartas partes a la huella de carbono turística, con Estados Unidos, China y la India a la cabeza. Y de ellos, destaca el caso de los turistas americanos, a la cabeza en el nivel de emisiones per cápita. Aunque los que más aumentan en número son los viajeros chinos, hasta 160 millones en 2019. España figura en el puesto 19 en cuanto a las emisiones generadas por los turistas, en torno al 1% del cómputo mundial de CO2. En global, las 5,4 gigatoneladas de CO2 que genera viajar por ocio al año son equivalentes a todo lo que emite Latinoamérica y el Caribe en el mismo periodo.
El estudio, en el que han participado investigadores de varias universidades australianas y de Suecia, incide en que las disparidades económicas entre unos países y otros deben tenerse en cuenta al diseñar políticas para bajar las emisiones. Consideran que deben considerarse las emisiones turísticas históricas, no solo las actuales, así como las capacidades financieras de cada estado. Si la veintena de países con más emisiones hubiera rebajado solo un 1% su cifra de turistas, los gases del sector hubieran disminuido hasta un 7%, señalan.
Entre las medidas que podrían adoptarse, Sun y su equipo mencionan el aumento de vehículos eléctricos movidos por energías limpias. Pero para el agujero negro de los viajes en avión, además de acciones urgentes como las tasas al carbono o cuotas obligatorias de combustibles menos contaminantes, creen fundamental que haya menos viajes: "Reducir los vuelos de larga distancia, sobre todo en los 20 países con un turismo más contaminante, es una de las recomendaciones que hemos presentado para ayudar a la industria a rebajar sus emisiones, tal como se indica en los compromisos adoptados”, señala Sun.
El turismo, motor y víctima del cambio climático

Algunas playas del litoral español se están quedando sin arena por el impacto del cambio climático
Por si hubiera dudas, recuerdan algo que ya preocupa en España: aumentar las emisiones daña la viabilidad del propio turismo. En concreto, mencionan el turismo que precisa de una nieve que cae cada vez menos, pero también el riesgo de incendios, las olas de calor insoportables, las inundaciones o la desaparición de playas. “En general -aseguran- las emisiones de CO2 del turismo, impulsadas por los países de altos ingresos, contribuyen a suprimir demanda turística de destinos en regiones que son más pobres y vulnerables”.
Y entre los territorios vulnerables están islas como las de los dos archipiélagos españoles. Precisamente ayer, en Canarias se presentó una herramienta para calcular y reducir la huella de carbono de un turismo que llega por avión. Esta herramienta será obligatoria para todos los agentes turísticos de estas islas.
Para el científico Javier Benayas, que investiga sobre impactos del turismo a nivel global, la posibilidad de reducir los vuelos como plantean los autores “no es realista” visto como crece el sector. Benayas señala que la UE tiene normas que en el caso de los viajes aéreos pretenden reducir el impacto, si bien no se están poniendo en marcha de forma generalizada porque requiere cambiar motores de los aviones para usar nuevos combustibles.
No es realista reducir vuelos, pero tampoco se entiende que las compañías no paguen tasas por generar CO2 como hacemos al poner gasolina en el coche
“Lo que no se entiende es que las compañías no paguen una tasa por generar CO2 como si lo hacemos al cargar el depósito del coche”, denuncia. Como soluciones para frenar los impactos climáticos de viajar, Benayas plantea la implantación de tasas turísticas “que no bajan el número de visitantes pero si permiten tener recursos para dedicarlos a sostenibilidad”, así como fomentar los viajes de cercanía.
“Es verdad que poner tasas perjudica a quienes menos tienen, pero los costes ambientales deben incorporarse; tampoco se debería promover ese turismo que requiere de vuelos para muy pocos días. Sin embargo, lo que hacemos es ampliar aeropuertos y puertos. Menos en un país como el nuestro donde los impactos del cambio climático son ya tremendos, incluso en las zonas turísticas, donde cada año de destrozan paseos marítimos. Pero no hay una solución fácil”, reconoce el experto, catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid.