El otoño será cálido en Catalunya, con lo que seguirá la tónica de los últimos meses, y “relativamente lluvioso”, pues se esperan lluvias dentro de lo normal para esta época en la zona mediterránea. Así lo señala Ramón Pascual, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Catalunya. La predicción de la Aemet para septiembre, octubre y noviembre es que las temperaturas estén “por encima de lo normal” en el conjunto de los tres meses, mientras que las precipitaciones se situarán en los márgenes de lo habitual en otoño.
De hecho, el otoño es una de las épocas más lluviosas en muchas comarcas de Catalunya. La sequía ha desaparecido y las reservas de aguas en los embalses de las cuencas catalanes están al 73,5% de su capacidad máximo, un valor superior que la media de los últimos años.
Catalunya volvió a dar en verano nuevas muestras del proceso de calentamiento. Los pasados meses de junio, julio y agosto han registrado de media 23,3ºC, lo que supone que la temperatura ha sido 1,8ºC por encima de la media (para el período de referencia 1991-2020).
Por tercera vez en lo que va de siglo se han superado los 23ºC, un valor que se considera impensable en los veranos de las décadas anteriores.
Los 23,3ºC lo sitúan en la tercera posición del ranking de los más cálidos de la serie, que se inicia en 1940. Han sido 0,5ºC grados menos que en el año 2022, que fue el verano más cálido.
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Junio fue extremadamente cálido, con una temperatura media de 23,5ºC, lo que supone que rebasó 3,9ºC el valor de referencia. Incluso se da la circunstancia de que fue más alta que la de julio (22,7 grados), algo que es la primera vez que se produce en 85 años de registros. Julio rebasó la media en 0,3ºC. Y agosto fue mucho más cálido, el octavo más caluroso de la serie de este mes iniciada en 1940: y la temperatura media fue de 23,6 °C, superior en 1,2 °C al valor de referencia.
A nivel local, han destacado el observatorio del Ebro (28,5 °C) y el aeropuerto de Reus (26,7 °C) que han registrado el verano más cálido desde que iniciaron sus observaciones.
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El verano de 2025 ha estado marcado por olas de calor intenso y persistente, que han afectado a la Península Ibérica y a otras zonas del oeste y sur de Europa. En Cataluya, inmersos en periodos cálidos más prolongados, se dieron dos episodios de calor intenso muy persistentes e intensos, además de varios picos aislados.
Los episodios más intensos y prolongados se dieron entre el 27 de junio y el 2 de julio y entre el 9 y el 18 de agosto.
El verano ha sido húmedo, con una media de 164 litros por metro cuadrado, un 22% superior a la media. Hay que remontarse al verano del 2020 para encontrar un verano en el que las precipitaciones superen el rango de los valores normales.
En Nature Comunications
Un estudio señala la región mediterránea como punto crítico por el riesgo de sequías plurianuales
Mientras tanto, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications alerta de que el calentamiento mundial está acelerando el riesgo de que se produzcan sequías plurianuales que pueden provocar una escasez extrema de agua. El estudio identifica importantes puntos críticos en la región del Mediterráneo, el sur de África y partes de América del Norte. Se proyecta que la región mediterránea tendrá la mayor exposición urbana, mientras que el norte y el sur de África y partes de Asia enfrentan los impactos rurales más severos.
El documento -promovido por la Universidad Nacional de Pusan, en Corea- asegura que las próximas décadas -mucho antes de lo previsto- aumentará la frecuencia de los días de sequía extrema, períodos en los que la demanda local de agua superará el suministro procedente de las precipitaciones, los ríos y el agua almacenada en los embalses.
Ciudades como Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 2018 y Chennai (India) en 2019 ya han estado cerca de estas condiciones extremas.
Los modelos climáticos utilizados por los autores indican que a finales de este siglo, las condiciones de este tipo de sequía podrían amenazar a más de 750 millones de personas en todo el mundo, incluyendo 470 millones de residentes urbanos y 290 millones de personas en zonas rurales
