Si los gobiernos pusieran en marcha las acciones climáticas clave o fundamentales que ya negociaron y acordaron en 2023 -como son triplicar las energías renovables, duplicar la eficiencia energética y reducir las emisiones de metano un 30% para 2030-, el calentamiento del planeta se vería muy atemperado. Podrían reducirse las emisiones globales en 18.000 millones de toneladas en 2035, en comparación con las proyecciones actuales. Así lo indica un nuevo análisis publicado por la organización Climate Action Tracker en la COP.
Si llevaran a cabo estas acciones, los gobiernos conducirían al mundo hacia una reducción del calentamiento proyectado para el siglo XXI de aproximadamente 0,9 °C, de manera que esa subida de temperatura proyectada pasaría de 2,6 °C a 1,7 °C. Esto supondría dar un paso de gigante para mantener el límite de 1,5 °C a la vista.
El análisis también concluye que, al implantarse estas medidas entre ahora y 2035, los gobiernos reducirían el ritmo de calentamiento en un tercio en estos diez años y hasta la mitad para 2040.
Beneficios muy significativos
Reducir el ritmo de calentamiento aportaría beneficios significativos para poder planificar la adaptación.
Sin embargo, “sería necesario comenzar ahora y continuar implementando medidas enérgicas mucho más allá de 2035”, recuerdan los autores de informe.
En la COP28 de Dubái, en 2023, como parte de la primera evaluación completa de la acción gubernamental desde el Acuerdo de París —el llamado primer Balance Mundial (GST)— los gobiernos acordaron un conjunto claro de objetivos energéticos para 2030 con el fin de limitar el calentamiento a 1,5 °C. Estos objetivos incluían triplicar la capacidad de energía renovable, duplicar el ritmo de las mejoras en la eficiencia energética y reducir las emisiones de metano-
“Se ralentizará drásticamente el ritmo de calentamiento del planeta
“Hace dos años, los gobiernos prometieron triplicar las energías renovables, duplicar la eficiencia y tomar medidas contra el metano. Nuestros resultados demuestran que si lo lograran para 2035, sería un punto de inflexión, se ralentizaría drásticamente el ritmo del calentamiento en la próxima década y reduciría el calentamiento global de este siglo desde los 2,6 °C a aproximadamente 1,7 °C”, afirmó Bill Hare, director ejecutivo y científico sénior de Climate Analytics, una organización asociada a CAT.
“Detener la deforestación también sería un paso fundamental. Pero los gobiernos deben empezar ya mismo. La verdadera cuestión es política: ¿podrán los gobiernos resistir la presión de la industria de los combustibles fósiles y estarán los países más ricos dispuestos a acelerar el apoyo financiero a aquellos países que lo necesitan?”, se interroga Hare.
Estos objetivos constituyen un componente central de la agenda de acción de la Presidencia de la C OP30 y representan la base de una vía factible para corregir el rumbo de esta década y acelerar la transición hacia energías renovables, se señala. Junto con los tres objetivos analizados, se encuentra la detención de la deforestación, que también tendría un impacto significativo.
«En los diez años transcurridos desde el Acuerdo de París, nuestras perspectivas de calentamiento para finales de siglo han mejorado en 1 °C, pero las emisiones hasta 2030 siguen siendo obstinadamente altas. Triplicar las energías renovables, duplicar la eficiencia y tomar medidas contra el metano reduciría significativamente las emisiones para 2030 y, de mantenerse, el calentamiento se mantendría por debajo de los 2 °C”, afirmó el profesor Niklas Höhne, del Instituto NewClimate, organización asociada a CAT.
«Este impulso a la transición conduciría a una reducción significativa de las emisiones en este siglo y, por lo tanto, a un aumento de la temperatura mucho menor». Si los gobiernos cumplieran sus promesas, podríamos evitar el caos climático y aliviar la enorme presión sobre la adaptación”, añade
El análisis evalúa los beneficios globales que comportaría la acción concertada de los gobiernos para alcanzar los objetivos en materia de energía y de metano de la COP28 para 2030 y 2035, tanto en términos de trayectorias de emisiones como de implicaciones para el calentamiento global. En concreto, el análisis examina en detalle qué pueden hacer los países del G20 para cada uno de estos objetivos, dado que el G20 representa alrededor del 80 % de las emisiones globales.
Triplicar la energía renovable en el G20 representaría aproximadamente el 40 % de la reducción total de emisiones. La expansión de las energías renovables es fundamental para la transición energética, ya que ofrece un doble beneficio: sustituir directamente los combustibles fósiles e impulsar la electrificación en todos los sectores, lo que a su vez fomenta una mayor eficiencia energética.
Duplicar la eficiencia energética contribuiría con otro 40 % de la reducción total del G20. La electrificación de la industria, los edificios y el transporte es clave para lograr este objetivo, y representa casi la mitad de las mejoras.
La mitigación del metano aportaría un 20% adicional, lo que proporciona beneficios rápidos a corto plazo. Estos porcentajes serían prácticamente los mismos para la extrapolación a nivel mundial.
Si bien las reducciones de metano representan solo el 20% de las reducciones totales de emisiones, el beneficio en la lucha contra el calentamiento global es mucho mayor, y contribuyen hasta con la mitad de la reducción de la tasa de calentamiento. Las reducciones de metano y CO₂ actúan conjuntamente para reducir rápidamente la tasa de calentamiento.
