Brasil presentó en la cumbre climática de Belém un segundo borrador de acuerdo que omite cualquier referencia a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, dada la fuerte resistencia de los países productores. El resultado es que esto tampoco va a contentar a los partidarios de fijar una hoja de ruta que conduzca al final de la energía fósil, responsable del calentamiento y las enfermedades asociadas a la polución.
El borrador de siete páginas, difundido por la presidencia brasileña de la COP30, instó a los países a activar la acción climática, incluso mediante un “Acelerador Global de Implementación” voluntario. Sin embargo, no ofreció una hoja de ruta para la transición que deje atrás la energía fósil y deje paso a las energías renovables, libres de petróleo, gas natural y carbón, una demanda clave de los cerca de 80 países presentes en la cumbre, celebrada en la ciudad amazónica de Belém.
Conocido como el “Mutirão Global”, término brasileño que significa esfuerzo conjunto, el borrador del acuerdo seguramente generará decepción, e incluso enojo, entre grupos como la Unión Europea y quienes trabajan directamente en la lucha contra el cambio climático. También podría provocar nuevas divisiones dentro del gobierno brasileño, dado que la ministra de Medio Ambiente y Clima, Marina Silva, es una de las principales defensoras de una hoja de ruta para la eliminación de los combustibles fósiles.
Las negociaciones de la COP30, que debían finalizar el viernes por la noche, probablemente se prolongarán hasta el sábado, especialmente tras el incendio que se produjo en la sede de la conferencia el jueves por la tarde, lo que obligó a su cierre durante varias horas.
El impulso para abandonar los combustibles fósiles ha sido durante mucho tiempo uno de los aspectos más controvertidos de las negociaciones climáticas anuales de la ONU. El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, ha afirmado que existe una “resistencia significativa” a un acuerdo que contemple los próximos pasos para alejarse de los combustibles fósiles, y países productores como Arabia Saudí han bloqueado con frecuencia cualquier referencia a su eliminación gradual.
El borrador de la decisión también insta a triplicar la financiación para la adaptación para 2030 con respecto a los niveles de 2025, cifra que suele estimarse en unos 120.000 millones de dólares.
Durante la cumbre, el impuesto sobre el carbono en frontera de la UE ha sido objeto de fuertes críticas por parte de los países en desarrollo. El borrador del acuerdo prevé tres diálogos en los próximos años, con la participación de la Organización Mundial del Comercio.
