La Mujer Biónica, el doctor Octopus de Spider-Man, el inspector Gadget... Todos hemos fantaseado alguna vez con tener complementos mecánicos que potencien nuestras capacidades naturales como humanos, aunque los referentes que tenemos (Neil Harbisson aparte) son productos de la ciencia ficción. Hasta ahora.
Investigadores de las universidades de Tokio y de Cambridge están desarrollando prototipos de extensiones corporales que darán una nueva dimensión a lo que puede hacer físicamente un ser humano. Sus aplicaciones ya son palpables, así que el periodista de Wired Amit Katwala ha viajado hasta Tokio para enfundarse en un chaleco de cuatro brazos y probar si es verdad que te otorga capacidades sobrehumanas.
El pulpo humano
Cada uno de los brazos que se ha probado se controla mediante una versión en miniatura del chaleco, como si fueran los palos que manejan una marioneta. Es decir, el usuario no tiene el control autónomo del aparato ni se prevé usar ningún chip implantado en el cerebro, sino que es otra persona que va comandando los movimientos.
La experiencia de Katwala, por tanto, no pasó de prometedora. El prototipo que le pusieron todavía demuestra una tecnología embrionaria, aunque supone los primeros pasos para llegar a conseguir extremidades biónicas totalmente funcionales. No obstante, puede que estas pesquisas se cambien pronto en el futuro.
Los brazos robóticos se controlan como una marioneta.
Periodista Seisdedos
No es la primera aplicación de este tipo que se lleva a cabo. Hace años, circulaba por los circos mediáticos la famosa Margarita Seisdedos, madre de Yurena/Tamara. Tenía un apellido se circunscribía a la fantasía, hasta que llegó la Universidad de Cambridge y diseñó una especie de muñequera que añade un dedo a la mano.
El dedo mecánico de la Universidad de Cambridge.
El tercer pulgar de Cambridge es una extensión de la mano impresa en 3D con un tendón de hilo de pescar, que se acompaña de un sensor y un motor sujetos al brazo. La forma de controlarlo es más curiosa de lo que podríamos imaginar. Pero no tan cool como esperaríamos.
¿Tenemos chip en el cerebro, aquí? Tampoco. El dedo extra se maneja con los dedos de los pies. Un pulgar lo mueve hacia dentro y hacia fuera, mientras que el pulgar del otro pie lo desplaza hacia los lados.
El periodista, sosteniendo cuatro pelotas gracias al dedo biónico.
Por muy rudimentarios que nos puedan parecer los inventos, está claro que abren la puerta a una nueva línea de mejoras para el cuerpo humano que nos podrían convertir, dentro de unas décadas, en auténticos superhombres.
