Vivimos en un planeta que no deja de ser un oasis en medio de la inmensidad del universo. Un planeta maravilloso que conocemos mucho —sin duda, el que más—, pero que todavía puede sorprendernos.
Un planeta para admirar, y no solo desde la superficie, también desde el espacio, desde donde a veces aparecen fenómenos sorprendentes. Como una enorme mancha oscura que puede verse en medio del desierto del Sáhara, en Libia.
Secretos desde el espacio
Una misteriosa mancha oscura
Desde que la humanidad tuvo acceso a ver la Tierra desde el espacio, tomamos una nueva conciencia del lugar en el que vivimos. Hoy en día estamos muy acostumbrados a ello, y las imágenes, por ejemplo, del satélite Meteosat —que nos permite ver las nubes desde 36.000 kilómetros de altura— llevan años apareciendo en nuestras casas a la hora de comer o cenar. Y desde hace unos años, también las tenemos al alcance de la mano cuando nos apetece.
Tenemos muchísimos satélites en órbita alrededor de la Tierra, y algunos todavía nos muestran imágenes sorprendentes, como paisajes que son antiguas cicatrices dejadas por la actividad volcánica del pasado. Pero hay un fenómeno geológico en particular que ha captado la atención de muchos observadores: una gran mancha oscura que parece absorber la luz, situada en el corazón del Sáhara.

Sahara. REUTERS/Darrin Zammit Lupi
No es un agujero negro
Un paisaje que parece un agujero negro en la Tierra
Esa mancha oscura, salpicada de pequeños fragmentos dorados que brillan bajo la luz del sol, es un antiguo paisaje volcánico en el centro de Libia llamado Haruj. Con una extensión de entre 42.000 y 45.000 km² (Cataluña tiene una superficie aproximada de 32.000 km²), es una de las regiones volcánicas más grandes de África.
Aunque muchos paisajes volcánicos presentan una forma uniforme, Haruj es diferente: aunque parece llano, las erupciones han dejado restos de roca que sobresalen como pequeños conos y ventiladeros volcánicos de más de 100 metros de altura, incluyendo volcanes de forma clásica y volcanes en escudo.
El color oscuro de Haruj proviene de la lava petrificada que salió del subsuelo y de la arena atrapada en sus fisuras, la cual refleja la luz solar y crea un efecto brillante. Este territorio alberga unos 150 volcanes extinguidos de distintos tamaños.
Las formaciones más antiguas tienen unos seis millones de años, mientras que las más jóvenes datan de hace solo unos pocos miles de años. Así que, de llano, nada. De hecho, el punto más alto alcanza los 1.200 metros de altitud.
¿De qué se trata?
Un enigma geológico
El contraste entre el tono dorado de la arena y el negro de la lava petrificada crea un efecto visual muy impresionante. Este campo volcánico es distinto de otros porque no se encuentra en una zona de fallas de la Tierra, sino que se formó por un fenómeno conocido como “penacho del manto” (una corriente de roca fundida que asciende desde las profundidades de la Tierra).
En definitiva, la misteriosa mancha oscura que se ve desde el espacio en Libia es un campo volcánico de lava petrificada: una auténtica ventana al pasado geológico de la Tierra, que muestra la época en la que los volcanes moldeaban el paisaje.