Álvaro Luzón, divulgador y experto en Inteligencia Artificial, lo dice sin rodeos: “parece un videojuego, pero no lo es”. Se refiere a una nueva tecnología que está empezando a transformar la forma en que el público consume deporte.
Un giro en la experiencia del espectador
Desarrollada por la empresa Artucurus, esta innovación permite crear reproducciones digitales hiperrealistas de partidos deportivos gracias a un entramado de cámaras colocadas en todo el estadio. Y sí, aunque suene a ciencia ficción, permite al espectador moverse por el campo, controlar el ángulo de visión e incluso “entrar” en la jugada, como si estuviera jugando al FIFA, pero en un partido real.
De momento, sólo se aplica a repeticiones, pero Luzón asegura que en uno o dos años podría implementarse en tiempo real. Lo que parecía exclusivo de los videojuegos, como ver una pelea de UFC desde el punto de vista del luchador, está más cerca de la realidad de lo que pensamos. Esta tecnología podría poner patas arriba la narrativa audiovisual del deporte. Ya no todos veremos el mismo partido, sino una experiencia personalizada, creada por y para cada espectador.
Para Luzón, este avance abre una puerta más grande: la creatividad en el relato deportivo. Con imágenes personalizables y datos específicos en tiempo real, los creadores de contenido, los medios e incluso los fans podrán generar sus propias versiones del partido. En otras palabras, la IA no sólo mejora el cómo vemos el deporte, también cómo lo contamos. Y aquí entra en juego otro aspecto menos técnico, pero igual de relevante: el vínculo emocional con el espectador. Poder elegir cómo ver una jugada, desde qué ángulo o con qué énfasis, transforma el partido en una experiencia inmersiva, casi cinematográfica.
Una tecnología que va más allá del espectáculo
IA.
El impacto de la IA en el deporte no se limita a la experiencia visual. Según Founderz, plataforma especializada en formación tecnológica, esta tecnología también está redefiniendo el rendimiento físico y la estrategia de entrenadores y atletas. Mediante algoritmos avanzados y análisis de big data, la IA puede procesar millones de puntos de información en tiempo real: frecuencia cardíaca, movimientos musculares, nivel de fatiga o incluso predisposición a lesiones. Todo esto se traduce en entrenamientos más personalizados, estrategias más efectivas y decisiones médicas más rápidas y seguras.
Además, la IA permite ajustar cada plan de entrenamiento al estado real del deportista, no a un estándar genérico. Esto no sólo mejora el rendimiento, sino que minimiza el riesgo de sobrecargas y lesiones. Un cambio de paradigma, como apunta el blog de Founderz.
Lo que queda claro es que esta tecnología no está pensada sólo para profesionales del deporte. El objetivo es democratizar la experiencia, hacer que cualquier persona, desde cualquier rincón del mundo, pueda sentirse dentro del estadio.


