Elon Musk lleva tiempo insistiendo en que Tesla ya no debe entenderse solo como una marca de coches eléctricos, sino como una compañía volcada en inteligencia artificial y robótica. Esa idea, repetida en numerosas ocasiones, ha terminado marcando el rumbo del cuarto Master Plan, un documento que la empresa presentó con la ambición de situarse a la cabeza en el desarrollo de robots humanoides y en la expansión global de la energía sostenible.
A diferencia de lo que ocurrió con planes anteriores, esta vez el texto no llegó acompañado de cifras, plazos ni objetivos concretos. El propio Musk lo admitió en una de sus escasas publicaciones posteriores al lanzamiento, donde señaló: “Es justo criticar la falta de detalles y añadiremos más”. De momento, sin embargo, el plan se limita a proclamar metas amplias que resultan difíciles de evaluar.
Grandes diferencias
El nuevo plan llega sin cifras ni plazos y Musk reconoce las críticas
Esa vaguedad contrasta con lo que Tesla planteó en el pasado. El segundo plan, publicado en 2016, fue muy específico: prometía un producto solar con batería “hermoso e integrado” y su despliegue mundial. Lo cierto es que el techo solar de Tesla existe, aunque arrastra fallos, rediseños y un alcance muy limitado.
En el terreno de los vehículos, Musk anunció un SUV compacto, un camión, una furgoneta pick-up y un autobús eléctrico. Solo el Model Y cumplió con lo previsto, mientras que el Tesla Semi sigue en desarrollo, la Cybertruck no alcanza sus objetivos de ventas y el autobús nunca llegó.

De las primesas de Musk se han cumplido unas pocas
Otro de los puntos clave de aquel plan era lograr coches completamente autónomos y conectarlos en una red compartida de usuarios. Tesla lanzó en Austin un servicio de robotaxis restringido e incluso con supervisores en el asiento delantero, lo que deja claro que la autonomía total sigue sin materializarse. La compañía, además, ha cambiado varias veces de hardware, lo que ha dejado fuera a una gran cantidad de vehículos que ya circulan.
En 2023, el tercer plan se presentó con un documento de 41 páginas que intentaba demostrar que una economía sostenible era posible. Musk acompañó aquel lanzamiento con largas intervenciones públicas junto a directivos. Ahora, en cambio, el nuevo plan se difundió en un día festivo en Estados Unidos y sin explicaciones de fondo.
El resultado es un texto cargado de frases grandilocuentes, como una que proclama: “La marca de la meritocracia es crear oportunidades que permitan a cada persona usar sus habilidades para lograr lo que imagina”. Una formulación que resume bien el tono general del documento, tan expansivo como difícil de aterrizar en hechos concretos.