La búsqueda de soluciones para reducir el derroche de recursos públicos ha llevado a las autoridades chinas a adoptar medidas que, en otros países, podrían parecer insólitas. Desde hace años, el uso excesivo de productos básicos en espacios comunes se ha convertido en una preocupación recurrente, especialmente en parques, estaciones o aseos públicos.
El caso del papel higiénico ha sido uno de los más comentados, al punto de generar respuestas tecnológicas para frenar un comportamiento que mezcla costumbre, picaresca y escasez. Esa tendencia, que busca optimizar el consumo y controlar los abusos, ha desembocado en sistemas que sorprenden tanto por su eficacia como por la manera en que gestionan algo tan cotidiano.
Guardián del papel
Las autoridades chinas recurren a métodos insólitos para frenar el despilfarro
En algunos baños públicos de China ya no basta con tirar del dispensador. Los usuarios deben escanear un código QR con el móvil para obtener una pequeña cantidad de papel. El mecanismo ofrece dos opciones: ver un anuncio o pagar unos pocos céntimos.
En varios baños públicos del país, los usuarios deben escanear un código QR para obtener una pequeña cantidad de papel
Según el medio China Insider, que difundió el vídeo de una mujer utilizando este sistema, el objetivo es evitar el desperdicio de un bien que, según sus responsables, ha sido objeto de abusos.
En la publicación se explicaba que “este sistema está diseñado para reducir el despilfarro; algunas personas aprovechaban el papel gratuito antes”.
Primer control
Los parques turísticos fueron el primer campo de pruebas
El uso desmedido de productos públicos no es nuevo en el país. En 2017, el periódico The New York Times relató que varios parques turísticos habían visto cómo sus reservas de papel desaparecían con rapidez. Uno de los encargados reconocía que el problema no eran los visitantes, sino “los residentes locales que se beneficiaban del suministro gratuito”.
En el mismo reportaje, un trabajador del servicio de limpieza, He Zhiqiang, comentaba que “las personas que roban papel higiénico son codiciosas”. Y añadía una reflexión que resume el espíritu de estas medidas: “El papel higiénico es un recurso público. Hay que evitar el abuso”.
A esa realidad se suma otro factor práctico: en gran parte de los baños públicos chinos no se proporciona papel. Por eso, quienes lo instalan gratuitamente lo hacen sabiendo que se arriesgan a que desaparezca en pocas horas. Frente a ello, la tecnología ha ofrecido una solución singular: pagar o ver un anuncio para poder limpiarse.

