Da igual lo que muchos puedan pensar: Sam Altman, CEO de OpenAI, dice que cree que ChatGPT está en camino de tener más conversaciones por día que todos los seres humanos juntos. ChatGPT salió en noviembre de 2022, y rápidamente se convirtió en el producto tecnológico de más rápido crecimiento en la historia.
Ahora, Sam Altman está metido de lleno en el proyecto Sora, su nueva aplicación de vídeos cortos con IA que promete revolucionar el mundo audiovisual del universo 3.0. Una herramienta que te permite dar rienda suelta a tu imaginación, con cualquier personaje en escenarios de todo tipo; pero también para afectar a un colectivo: los creadores de contenido humanos.
Sam Altman, CEO de OpenAI, predice el fin de 'youtubers' e 'influencers' tal como los conoces: “A la gente no le importa si es humano o IA”.
Las innovaciones de la aplicación son notables, pero también sus infinitas posibilidades, que ponen en aprietos a los influencers y youtubers actuales. Así lo ha dado a entender el propio Altman durante una entrevista junto a Bill Peebles, responsable del proyecto Sora, declarando que “a la gente no le importa si el contenido está generado por un humano o por una inteligencia artificial”, siempre que sea original y de calidad.
Según el director de OpenAI, lo que verdaderamente buscan los espectadores es un “contenido bueno, original, reflexivo, nuevo y útil”, sin importar su procedencia. En su intervención en el programa digital TBPN, Altman explicó que el futuro de la comunicación visual pasará por la colaboración entre humanos y tecnología, irremediablemente.
Altman argumentó que muchos trabajos que son “técnicamente escritos, dibujados o filmados por humanos” pueden resultar menos originales que aquellos producidos por sistemas de inteligencia artificial.
“Si el contenido es bueno, no creo que al usuario le importe mucho si está generado completamente por una IA o por un humano”, afirmó Altman.
Es más, el director ejecutivo de OpenAI tiene una visión concreta hacia un modelo de producción híbrido donde la creatividad humana se complemente con la eficiencia de la inteligencia artificial. Altman considera que muchos trabajos “técnicamente escritos, dibujados o grabados por humanos” resultan menos originales que los producidos por IA.
Los creadores de contenido humanos se van a ver obligados a reinvertarse y a aprender a integrar estas nuevas herramientas tecnológicas
Altman sugiere que Sora podría marcar el comienzo de una “explosión” de creatividad para el arte y el entretenimiento, pero que también podría contribuir a que “todos nos veamos absorbidos” por contenidos no tan útiles; no hay que olvidar que Sora se construye, como las redes sociales, en lo que ve el usuario.
Muchos creerán que Sora representa una nueva era en las redes sociales, pero solo reaviva la actual. Lo social ya no trata del contenido multimedia en sí, sino de la visión del usuario. Ahora bien, Sora llega con el problema añadido de dar la capacidad de crear más “engaños elaborados” a través de medios audiovisuales.
