SpaceX, la compañía de Elon Musk conocida por lanzar cohetes al espacio —muchos de ellos sin éxito—, contaba con un escollo hasta ahora que no estaba permitiendo que tanto sus misiones como los satélites Starlink fueran del todo autónomos: no fabricaban sus propios chips.
Sin embargo, esto acaba de cambiar tras una iniciativa de Musk basada en crear sus propios chips en una fábrica nueva. Este paso se llevará a cabo en Bastrop, Texas (Estados Unidos), donde la empresa está construyendo una planta enorme que aspira a convertirse en la mayor instalación de PCBs y empaquetado avanzado de semiconductores de todo el mundo.

Sede de SpaceX.
El anuncio llega tras la concesión de una ayuda de 17,3 millones de dólares por parte del gobernador de Texas, Greg Abbott, a través del Texas Semiconductor Innovation Fund. La inversión total superará los 280 millones de dólares y generará más de 400 empleos cualificados. Pero el impacto va mucho más allá, puesto que permitirá que SpaceX se sume a la carrera global por el liderazgo tecnológico en plena guerra de chips.
Este salto es muy significativo en la carrera de SpaceX. Hasta ahora, dependía de empresas europeas y asiáticas como STMicroelectronics e Innolux para empaquetar sus chips. Sin embargo, con este movimiento Musk avanza hacia una integración vertical total de su red satelital Starlink, con la que ya proporciona internet de alta velocidad a más de cinco millones de usuarios en más de 120 países.
“Una iIncreíble innovación y fabricación de alta tecnología está ocurriendo en Texas como resultado directo del liderazgo del gobernador Abbott y de la iniciativa del Texas Semiconductor Innovation Fund”, explica la presidenta de SpaceX Gwynne Shotwell. “Amamos Texas. SpaceX está invirtiendo cientos de millones de dólares en nuestra instalación de Bastrop. Esta ayuda nos permitirá seguir ampliando la fabricación de Starlink para conectar a más personas en Texas y en todo el mundo con internet de alta velocidad y baja latencia”.
Sin embargo, SpaceX no está sola en esta ofensiva. TSMC, el gigante taiwanés que domina el 61% del mercado global de fundición de microchips, anunció una expansión de 42.000 millones de dólares para 2025. Intel también ha invertido 3.500 millones en su planta de Foveros 3D packaging en Nuevo México. Y GlobalFoundries va tras ellos con un plan de 16.000 millones para fortalecer su presencia en EEUU.

Busto de Elon Musk.
El propio gobernador Abbott ha sido claro con estos avances: “Texas conecta a la nación y al mundo con las tecnologías más avanzadas fabricadas aquí mismo, en nuestro gran estado. Esta expansión de SpaceX consolidará a Texas como líder en investigación y manufactura de semiconductores y fortalecerá nuestras cadenas de suministro nacionales”.
Como acaba de demostrar la empresa de Elon Musk, la conquista del espacio empieza en el silicio. Y SpaceX acaba de dar un golpe sobre la mesa.